Una nueva generación de diseñadores le está dando renovado impulso a la artesanía nacional. Rescatando los antiguos oficios con una estética moderna y privilegiando un estilo de producción a pequeña escala, deliberadamente alejado del retail, desarrollan piezas bellas, únicas y nobles que se instalan en el perfecto espacio entre el arte y el objeto utilitario. La factura local tiene un correlato global, pues venden sus creaciones online en el mundo entero y participan activamente del bullente movimiento handmade que, como gesto contracultural, hoy brota en los cinco continentes. Aquí, tres dignas representantes.