Harry G. Barnes fue uno de los misteriosos protagonistas del 5 de octubre de 1988. El embajador fue la cara de la estrategia política y diplomática de Estados Unidos en Chile cuando el gobierno de Ronald Reagan decidió dejar de apoyar a Pinochet. Por su postura y defensa de los derechos humanos siempre incomodó al general, quien se refería a él como "Dirty Harry" o "Harry, el sucio".
Carla Pía Ruiz Pereira
30 sep 2018 12:43 AM