Es la única hermana del ex Presidente Aylwin. Optó por una vida sencilla y un trabajo silencioso. Tiene 90 años, reside en una casa humilde en San Bernardo y, desde joven, decidió dedicar su vida a combatir la pobreza desde el mundo laico. Hasta hace unos años recorría su comuna en bicicleta buscando gente necesitada, que ahora se arrodilla ante ella cuando se la encuentran por la calle. Ella no los puede ver: la "Negrita", como la llaman en su familia, hace poco quedó ciega.
Rocío Montes Rojas
3 nov 2013 12:00 AM