María Isabel Aranda, Presidenta de la Red de Mujeres en Alta Dirección
3 mar 2020 02:24 PM
La firma está en búsqueda de un nuevo cargo en la industria.
En este lapso se ha desplegado no solo una agenda de políticas públicas y de cambios legislativos, sino también transformaciones positivas en un buen número de planteles de educación superior, en la forma en que los medios están abordando estos temas, una mayor toma de conciencia en las conversaciones cotidianas e incluso una mayor preocupación por las temáticas de género en el mundo empresarial y las esferas de poder.
La polémica encendida en el Instituto Nacional me trae a la memoria, casi como un mantra, un famoso eslogan de la campaña presidencial estadounidense del año 92, que terminó dándole el triunfo a Bill Clinton. Pero esta vez no para decir que es la economía lo que importa, sino para insistir hasta el cansancio que "es la educación, estúpido, la educación", lo que tenemos que priorizar y mejorar sustancialmente en este país, si queremos legarles una sociedad más justa, equitativa y desarrollada a las nuevas generaciones.
El Ministerio Público encargó un estudio en que se detectó que las fiscales ganan un 10% menos que sus colegas hombres, casos de acoso a practicantes y chistes sexistas.
En el acuerdo, consensuado en el consejo asesor de la ministra Marcela Cubillos, los planteles se comprometerán a que el 40% de los cargos directivos sean ocupados por mujeres en tres años.
Pero ellas están haciendo un punto: hay una trama detrás de la vida "oficial" de cada una que no puede obviarse. No se puede dar por hecho que detrás de cada persona que trabaja fuera del hogar habrá alguien que le "facilite la vida", subvencionándolo con su tiempo, para que pueda hacerlo. Cuando lo hay, ese alguien normalmente es una mujer. Y, aunque también trabaje, ella carga -por defecto- con la responsabilidad de la esfera privada.
Secretaria de Estado adelantó que publicarán un registro público de 100 mujeres que pueden integrar directorios de empresas privadas.
El presidente y la única directora de la plaza remarcaron que la diversidad, incluida la de género, ayuda a tener negocios más sustentables.
Se trata de un reclamo transversal por más justicia social, una educación no sexista, autonomía, oportunidades económicas, igualdad en los salarios, acceder a posiciones de poder y toma de decisión, recibir protección efectiva contra la violencia y los abusos, corresponsabilidad en el reparto de roles y pensiones que no las empobrezcan aún más. Y eso, los 365 días del año. No solo un día conmemorativo.
Adapta el nuevo fondo BAPP a una sentencia en Reino Unido en la que la demandada era Lloyds Bank.
Para abordar las discrepancias salariales significativas estadísticamente dentro de los grupos de trabajo, Google hizo ajustes salariales por US$9,7 millones el año pasado a un total de 10.677 empleados.
"Tenemos la convicción que entre todos podemos construir espacios más inclusivos y tolerantes", señaló la estatal sobre el hashtag en Twitter #NoMásIGEnElMetro.
Tras varias décadas de debate teórico y mediático en torno al feminismo y a lo que algunos llaman la "desigualdad sexualizada", ya hay varios intelectuales preocupados del siguiente paso: repensar la masculinidad y las formas en que esta se inculca a los niños. Es hora de que los hombres entren a la conversación.
"Las mujeres, en las categorías de responsables en la toma de grandes decisiones empresariales están ausentes, lo cual impide a las empresas contar con las cualidades del sexo femenino de las que los hombres carecemos: la consideración de los detalles. Las implicancias humanas y políticas de las decisiones", señala César Barros.