Después del terremoto del martes 1, Iquique se transformó en un lugar que sobrevive sin conciliar el sueño. Tras 48 horas sin agua y sin luz en buena parte de la ciudad, la zona costera parece un pueblo fantasma comparada con la saturación de las calles de la zona segura. Vivimos la réplica de 7,6 en los cerros y registramos los dos días de desorientación tras el terremoto. Aquí, la crónica.
Ignacio Bazán, enviado especial a Iquique
4 abr 2014 11:00 PM