Para compartir y convivir hay que cultivar la escucha: necesitamos reflexiones serenas y cuidadosas, esas voces discretas que, ante el griterío, pueden terminar por guardar silencio, tímidas e intimidadas, con un nudo en la garganta. En un clima de susceptibilidad y hostilidad, hablar en público puede ser un ejercicio aterrador. Los psicólogos le dan un nombre griego: glosofobia.
Irene Vallejo
8 feb 2025 08:58 PM