A mis padres no los veía, a mis hermanas tampoco. Me dejaba empolvar y colorear el rostro para salir en todas las televisiones dispuestas a exhibir mi locuaz impudicia. Viajaba todos los meses a una isla caribeña donde hacía televisión y ganaba fortunas. Viajaba además todos los días porque fumar hierbas y aspirar polvos eran formas de viajar, de elevarme sobre las miserias de mi vida, de evadir la áspera, contrariada realidad. Nunca viajé tanto como en aquellos años de polvos y hierbas, de dólares en efectivo y hoteles de paso.
16 jul 2023 01:05 AM