En tiempos analógicos, un single radial era un producto con dos almas contrapuestas. Por un lado, altanera y confiada, la cara A, el tema de promoción. Por el otro, el lado B, más noble que una lechuga y con un escudo de corazón. Así, detrás de la apuesta comercial más visible, se escondieron piezas formidables que gente como The Smiths, Nirvana u Oasis compilaron en álbumes ya clásicos.
Jorge Acevedo
14 oct 2019 08:07 AM