Tras las sencillas formas de los conserveros de cerámica, hechos en enormes tamaños y diferentes matices de café, crudo y blanco, existe un arte que hoy es muy difícil de encontrar.
María Edwards / fotografía Rodrigo Cisterna
19 jul 2019 04:53 PM
Tras las sencillas formas de los conserveros de cerámica, hechos en enormes tamaños y diferentes matices de café, crudo y blanco, existe un arte que hoy es muy difícil de encontrar.
Las edificaciones antiguas permiten jugar con los pequeños detalles: cornisas, guardapolvos, interruptores, manillas, molduras... hay mucho que hacer a la pinta de uno.
Siempre los marcos están definidos en función de las imágenes que van a delimitar. ¿Qué hacer cuando encontramos piezas valiosas sin el contenido original?
Me gusta la imagen de los animales y he ido juntando figuras de bronce y porcelana que me parezcan especiales y que tengan alguna funcionalidad: apoyalibros, ceniceros, figuras de aves de a pares o pisapapeles.
Aunque el 'sofá Matta' es una de sus creaciones más icónicas, también es posible encontrar otras piezas de mobiliario con su inconfundible sello.
Debajo de enchapados o revestimientos es posible encontrar estructuras de base que a veces son hasta más bellas que la terminación final del mueble.
En la decoración la creatividad es clave. Un artefacto que fue creado para cumplir una función específica, puede jugar un rol totalmente diferente. Los ejemplos abundan, sólo es cuestión de atreverse.
Los muebles usados para equipar antiguas embarcaciones debían cumplir con la hoy valorada condición de guardar numerosos objetos en poco espacio.
Durante siglos la industria tabacalera impulsó el desarrollo de objetos en torno al hábito de fumar. Los ceniceros son uno de ellos y, aunque hoy estén en desuso, aún existen numerosas piezas que se pueden reutilizar como accesorios decorativos.
Al parecer, los sibaritas de antaño quisieron desarrollar vajilla especializada solo para alimentos de lujo o de consumo excepcional.
Para incorporar el reciclaje en el día a día es cuestión de ver más allá de la vida de los objetos y prolongar su utilidad. Cajas, bolsas, botellas y todo tipo de 'cachureos' pueden convertirse en preciados elementos reutilizados.
La gracia de las colecciones es que tienen sello propio y que aun cuando seamos muchos los que escojamos un mismo objeto, nunca un conjunto será igual a otro.
Los niños crecen en espacios que nosotros armamos para ellos. Les mostramos el mundo a través de nuestros objetos, los colores que escogemos, la luz, las plantas y todo lo que decidimos atesorar.
Los coleccionistas de discos suelen tener un tornamesa vintage y miles de vinilos amontonados que no saben dónde ni cómo guardar. Este tipo de mueble es capaz de contener esos tesoros de las maneras más sorprendentes.
Como todas, hoy la moda es una industria moderna y de fabricación masiva. Pero hubo un tiempo en que cada prenda se confeccionaba a medida en talleres especializados.