Su vida normal, con esposa y dos hijos, además de dueño de un estudio de arquitectura en Manhattan, contrastan con la acusación de ser “un demonio”, en uno de los casos seriales más importantes de la historia de Long Island. Sospechoso de tres crímenes –más un posible cuarto–, se declaró inocente pese a ser vinculado a las víctimas gracias a pruebas de ADN.
José Ignacio Araya
19 jul 2023 08:29 PM