La suspendida directora del Darío Salas tiene un diagnóstico desolador sobre la educación pública. Habla de establecimientos infiltrados por anarcos y, peor aún, de padres y apoderados que utilizan políticamente a los alumnos. Mientras sus críticas apuntan a Irací Hassler y su entorno, sus soluciones pasan por un concepto: aplicar las normativas.
Gianluca Parrini C.
5 jun 2022 12:07 AM