Fumaron, comieron y la cháchara devino en varias anécdotas ahora reveladas por uno de los músicos penquistas. Además, coincidieron en lo que muchos críticos apuntan como el mejor show del dinosaurio argentino en suelo chileno.
22 nov 2022 04:04 PM
Fumaron, comieron y la cháchara devino en varias anécdotas ahora reveladas por uno de los músicos penquistas. Además, coincidieron en lo que muchos críticos apuntan como el mejor show del dinosaurio argentino en suelo chileno.
El periodista y escritor Sergio Marchi parece ser el metro con el que se mide a los grandes nombres del rock argentino. Autor de la biografía definitiva de Charly García —No digas nada (1997)—, la de Pappo —El hombre suburbano (2011)— e incluso de dos tomos con la historia de los británicos The Beatles —Desde el comienzo (2017) y En el final (2019)— y otro sobre Roger Waters —Paredes y puentes (2012)—, ahora acaba de lanzar Spinetta: ruido de magia (Planeta, 2019) donde escarba —a modo de biografía oficial y en más de cuarenta capítulos y casi 700 páginas— en la vida y obra del Flaco.
Buenos Aires, ciudad frenética, cuna de grandes estrellas del rock latinoamericano. Sus exponentes han sabido leer sus calles y recovecos. La ciudad de noches que no se apagan, hábitat de generaciones combativas, de madres con brazos vacíos. Cerati la llamó Ciudad de la furia, pero Charly la absorbió: se convirtió en el eje entre el caos, la soledad y la ternura de una zona geográfica que le pertenece. Formuló un método para explicarlo, lo logró gracias a su oído absoluto. Quiso desafiar todos los límites: venció. Aprendió a ser revolucionario, controvertido, se convirtió en dinosaurio, en superhéroe, en superstar.
Fabián "Zorrito" Quintiero es el único músico de la actual banda del argentino que ha perdurado desde sus días de gloria. "Es un honor", dice.
El músico argentino se presentó por primera y última vez en 2003. Acompañado de la fallecida María Gabriela Epumer y un trío de músicos chilenos, García disparó contra la orquesta que se tapó los oídos mientras interpretaba "Fanky". El dúo con Pedro Aznar fue lo más alto de su show.
Es el verano de 1994 y Charly García prepara La hija de la lágrima, una ópera rock parida en noches demasiado largas, tal vez su último gran disco solista antes de que sus canciones importantes desaparecieran en fade como "Total interferencia".
Si las cartas románticas tienen la obligación de ser cursis, corre lo inverso con las canciones de amor. Componer una realmente buena, no es tarea fácil. Esta es una selección de notables artistas que lo han logrado, según melómanos.