La guerra comercial declarada por Trump ha tenido mucho de acero y tornillos, pero su horizonte de largo plazo es la tecnología, sobre todo la disruptiva, la que puede poner el mundo al revés en el soplo de unos años. El control de la transferencia de datos y el procesamiento de altas velocidades sería el principal instrumento de poder de ese nuevo mundo. El trumpismo no puede impedir que China mantenga una enorme zona de influencia -Asia-, pero está tratando de evitar que se extienda y entre en su propia casa. El asedio a Huawei y a otras empresas tecnológicas es la punta de lanza de esa iniciativa. Y el cable del Pacífico, el Muro.
Ascanio Cavallo
14 sep 2019 10:42 PM