Nunca un lonco abre su intimidad. Pero pudimos conocer a sus hijos. Que tiemblan al hablar. Son desconfiados. Resentidos. Dibujan peleas. Pero ruegan al cerro y piden permiso al río. Son los mapuches sub 16 que va dejando el conflicto: niños heridos, herméticos, volcados hacia su propio mundo mágico y guerrero. Alejándose de Chile.
slehuede
22 oct 2010 05:12 PM