Concluida la primera fase de la Copa, el gobierno brasileño saca cuentas alegres gracias a las buenas cifras de visitantes y de ingresos y la caída de las protestas. Sin embargo, la administración de Dilma Rousseff, quien busca la reelección y va primera en las encuestas, aún enfrenta el reto de la economía y una posible reacción negativa si Brasil no gana el Mundial.
Fernando Fuentes
26 jun 2014 11:48 PM