En enero de 1980, Rush editó el álbum que los catapultó a su década de mayor éxito. El camino no fue otro que abrir los oídos para meter tijera y humanidad a las canciones.
6 ene 2020 08:54 AM
En enero de 1980, Rush editó el álbum que los catapultó a su década de mayor éxito. El camino no fue otro que abrir los oídos para meter tijera y humanidad a las canciones.
En estos días de visitas históricas como King Crimson y los intensos regresos de Muse y Iron Maiden, la gente evoca y comenta los mejores conciertos de su vida. Por mi oficio he visto miles pero de mis shows favoritos jamás escribí reseñas. No se trataba de trabajo sino mis gustos. No hay primer puesto. Solo las mejores experiencias.
Los críticos de música de Culto, Marcelo Contreras y Alejandro Tapia, enfrentan sus lecturas del que aseguran es el mejor disco de los canadienses. Mientras uno aplaude Permanent waves, el otro elogia Moving pictures.
En 2015 el trío canadiense dio su último show. En diciembre Geddy Lee publicará un libro sobre sus bajos y después de eso, según ha reconocido Alex Lifeson, podrían trabajar en algún proyecto. Pero sin Neil Peart.
En el verano boreal de 1978 Rush grabó el álbum que marcaría el adiós a las piezas conceptuales, los excesos instrumentales y la autoindulgencia. La gira posterior, la más agotadora de su historial, casi los revienta. Esta es la historia de Hemispheres, la última batalla épica en la discografía del legendario trío canadiense.
Luis Jara se pasa de las baladas al reggaetón pero hay conversiones estilísticas más atrevidas. La historia de la música popular es generosa en discos y canciones que probaron volteretas desconcertantes. Algunos cayeron parados. Otros pasaron directo al olvido.
Hace dos años, en el Forum de Los Ángeles, el grupo canadiense selló sus 40 años de historia.