Esta humilde mujer estadounidense murió de cáncer en 1951 sin saber que paradojalmente tenía una condición única: sus células eran inmortales y gracias a ella se han realizado avances muy importantes en la medicina. Pero su historia, que ahora se convertirá en una película protagonizada por Oprah Winfrey, es un caso emblemático en el debate sobre el consentimiento y privacidad de los datos de los pacientes.
Marcelo Córdova
3 jun 2016 09:58 PM