En Guerande, Francia, los productores de sal convierten el agua del mar en oro blanco, utilizando técnicas y herramientas tradicionales. El proceso consiste en extraer el agua del mar y depositarla al interior de terrazas hasta que se evapore. Una vez solidificada, adquiere otros minerales naturales, que provocan una textura y sabor distintivo.
Pablo Gándara
12 jul 2019 03:10 PM