Dicen que la intención del obispo de Osorno de dejar la diócesis es irrevocable y que, incluso, el Papa Francisco tiene por tercera vez su carta de renuncia sobre la mesa. Pero Juan Barros no está solo en este escenario. Después de la visita del arzobispo de Malta a Chile para evaluar su situación, el Vaticano también tendría en la mira a los otros obispos del círculo más íntimo de Karadima. Aunque la decisión final es del Papa, ellos, junto a Barros, podrían ser los protagonistas de un terremoto sin precedentes en la Iglesia chilena.