¿Qué hace una chilena embarazada de 41 semanas –cuya guagua no se anima a nacer–, en un país donde la cesárea es el último recurso? Aquí, una periodista de Paula cuenta su experiencia de un trabajo de parto de 40 horas, incluida una propuesta para usar fórceps y un espejo de cuerpo entero, para ver los avances.
Cada vez hay más cesáreas porque el bebé es demasiado grande para nacer por parto natural. Antes, en un caso así, ambos morían. Como ahora sobreviven, los genes que determinan una pelvis estrecha pasan de madre a hija.
En fallo unánime, el máximo tribunal acogió el recurso de amparo presentado por la defensa de Lorenza Cayuhán.
En fallo unánime, el máximo tribunal acogió el recurso de amparo presentado por la defensa de Lorenza Cayuhán.
La presidenta del gremio criticó el excesivo celo en la seguridad de Lorenza Cayuhan, llamando al gobierno a que atiendan este tipo de situaciones.
Al igual que muchas parturientas en el pasado, la diseñadora Alejandra Apablaza tuvo a su segunda hija en su casa, de forma muy natural, supervisada por una matrona y una doula. Fue una decisión consciente y planificada, que tomó después de que su primer parto en una clínica, con anestesia y fórceps, le dejara un gusto amargo. Este es su relato de esa experiencia.
En foros de internet, en las oficinas de reclamo de las clínicas y hospitales e incluso en los juzgados, las chilenas están expresando su molestia por lo que consideran un maltrato durante el parto: inducciones innecesarias, excesivos tactos vaginales, que les presionen el vientre para que la guagua salga o que las reten por no saber pujar. El tema ya llegó a la Cámara de Diputados, donde hace poco ingresó un proyecto de ley que busca sancionar lo que las mujeres recién se están atreviendo a denunciar como violencia obstétrica.
