Patricia Beltrán (50) fue una religiosa que se paseó por los prostíbulos de Santiago y Valparaíso hablándoles de Dios a las chicas de minifalda, mientras, detrás de la barra, los clientes se persignaban. Hoy, dejó el hábito y recibe a esas mujeres en Betania Acoge, la fundación que creó para ayudarlas a cambiar de vida. Esta es la historia de una monja que ya no es monja y de unas trabajadoras sexuales que, gracias a ella, dejaron de serlo.
mjhirane
11 feb 2015 12:48 PM