Hace exactamente un año, Mario Vargas Llosa recibió la noticia de que había obtenido el Nobel de Literatura. Lo pilló de sorpresa. Y de paso, le alteró todos sus planes. En estos meses ha debido sumar más viajes, más lanzamientos, más traducciones, más premios. Una agenda agotadora. "La presión es demasiada", reconoce sin pudores en esta larga conversación en su departamento madrileño.
Santiago Roncagliolo, desde Madrid
2 oct 2011 05:41 AM