El gobierno federal está avanzando en el “encapsulamiento” de ocho reactores de producción de plutonio en Hanford, estado de Washington, lo cual consiste en almacenarlos a largo plazo para permitir que la radiación en su interior se disipe durante décadas, hasta que puedan ser desmantelados y enterrados. Si bien la Segunda Guerra Mundial terminó en 1945 y la Guerra Fría en 1989, Estados Unidos sigue pagando un alto precio al año para eliminar los residuos nucleares producidos por las armas atómicas que desempeñaron un papel importante para poner fin a esos conflictos. El mayor gasto corresponde a la eliminación de un enorme volumen de remanentes líquidos procedentes de la producción de plutonio, componente clave de las armas nucleares.