Tiene 73 años y ha pasado la mayor parte de su vida presa. Traficó cocaína en Chile, Argentina y Europa y ahora se arrepiente. La vorágine de su "trabajo" le pasó más de una cuenta: una de sus hijas murió de cáncer, un hijo de VIH y otro baleado. Ahora habla poco con sus vecinos y no tiene amigos. Algunos creen que se redimió y le dicen "la abuela símbolo".
Tamy Palma Silva
12 ene 2017 01:20 PM