A punto de cumplir dos meses en un cargo para el que se había preparado por años, el Canciller llegó demarcando autonomía para no repetir la experiencia de su antecesor, Roberto Ampuero, quien vivió horquillado entre el Presidente y asesores suyos como Benjamín Salas. Ribera llevó su gente, pactó sus condiciones con el gobernante, con el Segundo Piso y coordinó un nuevo trato con el consejero presidencial. Pero le falta convencer a sus predecesores en la oposición.
M. Fernández, P. Catena y S. Minay
6 ago 2019 01:36 PM