El ahora Presidente electo obtuvo más de 365 mil votos de diferencia con su rival y casi 3,8 millones de sufragios. El futuro mandatario, en su discurso frente al país, apuntó a la unidad y los acuerdos, mientras el candidato derrotado fue autocrítico y pidió a su sector reflexionar y buscar nuevos caminos.
El holgado triunfo obtenido por Sebastián Piñera en segunda vuelta, estribado además por un notorio aumento de la participación electoral, abre la puerta a que el nuevo Presidente tenga una fuerza no calculada previamente para impulsar su agenda en el Congreso.
Las últimas cifras de actividad apuntan a una recuperación, pero todavía resta esperar que se concrete y que los brotes verdes terminen de florecer. Esto, porque si bien se prevé que el próximo año el país duplique su nivel de crecimiento, existen riesgos latentes que en caso de materializarse le complicarán el panorama al próximo mandatario.
El ex candidato oficialista reconoció rápidamente su derrota y le aseguró al Presidente electo que será parte de una oposición "constructiva". Además, pidió a su sector salir a defender las reformas que impulsó el actual Gobierno de Michelle Bachelet.
El candidato consiguió llegar por segunda vez a La Moneda. Con un resultado sorpresivo, logró ser el tercer mandatario más votado. A pesar de lograr un gran respaldo, desde el bloque adelantaron que necesitarán llegar a grandes acuerdos políticos.
Por Juan Ignacio Eyzaguirre. "En este nuevo contexto global, en donde la competencia por capital, empleos y talento se ha hecho increíblemente intensa, en particular para países pequeños como el nuestro, Sebastián Piñera debe abrir su gobierno con un agresivo programa tributario".
Desde la noche del 19 de noviembre la Presidenta tomó un rol activo en una campaña que muchas veces la erigió como la principal contendora del candidato opositor, a quien no tardó en llamar para darle sus felicitaciones. Ahora, la misión del Gobierno será la aprobación de proyectos clave y la defensa de su legado. ¿Su futuro? Por ahora sigue siendo incierto.
En el conglomerado recriminan a quienes los culparon por el triunfo de Piñera, afirmando que su electorado sí voto, pese a que la candidatura oficialista fue "débil" y no ofreció propuestas realmente transformadoras. Pero ahora, a la coalición le preocupa otro dilema: cómo ser oposición junto a los partidos de Bachelet sin desperfilarse en los próximos cuatro años.
