El hombre ejecutado, identificado como Tajmir, de la provincia de Herat, fue condenado por asesinar a otro hombre hace cinco años y robarle la motocicleta y el celular.
7 dic 2022 11:42 AM
El hombre ejecutado, identificado como Tajmir, de la provincia de Herat, fue condenado por asesinar a otro hombre hace cinco años y robarle la motocicleta y el celular.
La declaración de los expertos designados por el Consejo de DD.HH. de Naciones Unidas se publicó después que los talibanes confirmaron que tres mujeres estaban entre las 12 personas azotadas el miércoles frente a cientos de espectadores en un estadio provincial. Fue una indicación de que el régimen Talibán reanudó una forma brutal de castigo, sello distintivo de su gobierno en la década de 1990.
El mulá Haibatullah Akhundzada les recordó a los jueces que deben aplicar los castigos recogidos en la “sharia” para quienes cometen delitos que van desde el robo, el secuestro o la sedición.
Según un portavoz del grupo insurgente, la decisión fue tomada debido a que las personas estaban ignorando las normativas de segregación de género.
La explosión ocurrió en el vecindario Dashti Barchi de Kabul, en donde la mayoría de los residentes son de la comunidad chiita.
El hecho ocurrió por una bomba que fue instalada en la carretera de la ciudad de Faizabad. Hasta el momento, ninguna organización se ha reivindicado el atentado.
El ingeniero estadounidense Mark Frerichs fue secuestrado a finales de enero de 2020 cuando trabajaba como contratista de construcción en Afganistán.
En el ataque perpetrado en Herat, durante el rezo del mediodía, falleció el destacado clérigo Mujib-ul Rahman Ansari, considerado próximo al movimiento talibán.
Algunos eruditos religiosos habían predicho durante mucho tiempo que los talibanes terminarían prohibiendo las criptomonedas porque se consideraban “haram” o prohibidas para los musulmanes, ya que tiene elementos de apuestas e incertidumbre.
La presencia del líder de Al Qaeda en Kabul generó preocupaciones en Occidente sobre el resurgimiento del terrorismo global en el país gobernado por los talibanes.
Cuando el grupo fundamentalista irrumpió en Kabul, la capital afgana, en agosto de 2021, realizaron una serie de declaraciones que daban cuenta de una cierta moderación. Sin embargo, hasta ahora, han repetido las mismas prácticas de su primer régimen: restricciones a la libertad de las mujeres, niñas que no pueden ir a colegios de enseñanza media y castigos a opositores.
A un año de la vuelta de los fundamentalistas al poder, el director del Centro de Terrorismo, Extremismo y Contraterrorismo del Instituto de Estudios Internacionales de Middlebury en Monterey cree que “siguen siendo políticamente débiles, ya que son incapaces de proporcionar los servicios y la ayuda que el pueblo afgano merece”. Sin embargo, Blazakis dice a La Tercera que la comunidad internacional “ya no tiene la voluntad de intervenir” en el país. Por ello, considera que “los talibanes están aquí para quedarse”.
José Mas Campos explica a La Tercera que una serie de factores han deteriorado el estándar de vida de los afganos, como la sequía, la falta de liquidez, el desempleo y las enfermedades.
Tras la toma del poder por los talibanes en agosto de 2021, se ordenó a miles de niñas de educación secundaria que se quedaran en casa, revirtiendo años de progreso para la igualdad de género, motivo de decepción y depresión entre las menores, que se sienten desesperanzadas por su futuro. La ONG Save the Children sostiene que la solución no se puede encontrar solo en Afganistán, sino que “es fundamental el compromiso de la comunidad internacional”.
Con meses de preparación y confirmación, así como con la petición directa del Presidente Joe Biden de no causar víctimas civiles, las fuerzas norteamericanas realizaron su primera intervención en Afganistán tras su salida apresurada en agosto de 2021, con la llegada de los talibanes. El presunto ideólogo de los atentados del 11-S en EE.UU. se habría mantenido oculto en Kabul con la venia del régimen fundamentalista.