La autoridades de ocho comunas, la mayoría de Santiago, decidieron que la manera más adecuada para disminuir la ingesta alcohólica de muchachos y muchachas menores de edad era estableciendo toques de queda. Una idea de aspecto anticonstitucional, que disfrazada de plebiscito luce muy democrática. Como la consulta pública de 1978, aquella convocada para desprestigiar a los organismos internacionales durante los años dorados de las restricciones a las libertades individuales en Chile. El referéndum municipal se llevó a cabo. Votó menos del nueve por ciento del padrón habilitado, pero ganó el Sí, que es lo que importa.