La semana pasada, al esgrimir razones de agenda para no conmemorar este tratado, al presidente Boric le faltaron ambas visiones: de Estado y de Historia. Cegado, otra vez, por una cierta arrogancia intelectual, Gabriel Boric se equivoca porque prefiere anteponer sus opiniones a sus deberes de jefe de Estado.
Nicolás Monckeberg
Hace 5 horas