Un par de minutos en nuestras manos pero cerca de mil años en desaparecer de la tierra. El impacto de las botellas plásticas en el medio ambiente marcó el camino de Leonardo Prieto (34), un hombre nacido en Buin que vio en los efectos de esta problemática global una oportunidad para construir un proyecto de economía circular. Su historia creando escobas en base a materiales reciclables parte en las playas de Brasil. Con la inquietud de viajar desde niño, Prieto, quien es técnico agrícola, decidió armar maletas para salir de Chile, viviendo de distintas profesiones lugares como Andorra o Argentina, hasta que en ese país encontró la inspiración para el proyecto que esperar desarrollar “toda una vida”. En sus palabras, “el viaje a Brasil fue con la intención de aprender a surfear, los deportes de tabla, los deportes extremos, pero en medio de ese aprendizaje apareció esta idea. Allá fui a conocer el trabajo de las escobas ecológicas en las calles, me entusiasmé mucho y empecé a buscar la opción de reproducirlo acá”. Tras regresar a Chile, él mismo cuenta que decidió no forzar la idea de inmediato, pasando un largo tiempo en “serias conversaciones” con sus padres y familiares en busca de apoyo: “Todos en un inicio creyeron que estaba medio loco. ¿Cómo iba a hacer una escoba con botellas plásticas?”, recuerda. En 2018, mientras mezclaba su trabajo como guía turístico en una conocida viña, Prieto dio el primer paso en la creación de “Eco-billones”, escobas hechas con plástico y madera reutilizada. Para dar forma al utensilio tan importante en los hogares, se dedicó a crear un mecanismo que le permitiese un modelo único de fabricación; un espacio artesanal con la maquinaria necesaria para enganchar las botellas y realizar el corte perfecto que transforma el plástico en un grueso “hilo”, similar a las fibras del cepillo. En números, para construir una “eco-billón” se necesitan 7 botellas en promedio y 15 para el modelo más grande, el municipal. Antes de conseguir el producto final, Prieto se dedicó durante un largo período a recolectar plástico cerca de su casa, al lado de la ribera del río Maipo. Una tarea relevante pero tediosa, que según él parece no tener fin. “La ribera del río Maipo es una vergüenza, tú vas a limpiar y al otro día ya está lleno de escombros”, cuenta. “Las personas tienen cero criterio de limpieza en ese lugar, ahí el trabajo es duro con relación al equilibrio medioambiental de la comuna”. Y agrega: “El tema ecológico en Buin es un tema difícil, se está tratando de impulsar y nosotros somos los principales actores en proteger el ambiente”. Pese al panorama, Eco-billones ha logrado una buena respuesta de la comunidad, ya que fueron los mismos vecinos en Buin los que decidieron aportar reciclando sus botellas en la casa de Prieto, habilitando un punto verde con tres containers que acopian actualmente unas mil botellas.
Reciclaje e inclusión social
Tras superar el primer paso de recolección, Prieto separa las botellas de plástico, las corta en su taller, para luego ingresar el hilo por un tratamiento de calor, entregando la dureza necesaria para que, cuando el plástico tenga forma de cepillo, pueda barrer cualquier tipo de superficie. Las varillas dan como resultado la materia prima que será martillada en bases hechas de madera de despunte, siendo finalmente unido a un colihue que funciona como palo de escoba. "La resistencia es increíble. El arrastre y la limpieza son detalles que estamos intentando dar a conocer para que confíen en el producto", afirma. Para la fabricación, Prieto no está solo. Desde que comenzó el proyecto trabaja en fortalecer la inserción social colaborando con la fundación buinense "Súmate por la inclusión”. “Cuando estamos en proceso de fabricación del producto incorporamos a tres muchachos en las tareas. Cuando tenemos un stock de 400 botellas, 800 botellas, podemos llegar hasta los 50 escobillones dependiendo de la cantidad de botellas y lo que podamos reunir”, explica. Frente a las personas que trabajan con Prieto, muchas de ellas sufren problemas de alcoholismo y viven en la calle, siendo el trabajo de las escobas el sustento para el diario vivir. “La esperanza de echar a andar este proyecto de forma continua nos da la esperanza de que esas personas tengan un trabajo digno para que no caigan en esos detalles que para ellos son tan grandes y para otros tan simples”. Junto con el trabajo social de Ecobillones, la gestión de residuos también es parte de sus objetivos, llevando a Prieto a moverse por comunas como Pichilemu o Puerto Natales realizando capacitaciones en temas de reciclaje. En su Buin natal, creó programas educativos en colegios y talleres ecológicos en juntas de vecinos, capacitando a 400 personas en el proceso de reutilización. Frente al trabajo realizado con la comunidad, Prieto reconoce que no es suficiente: “Como cara visible de un cambio, necesitamos que más personas participen activamente. El trabajo es duro, constante, no consiste solo en entregar un taller de fabricación y cambiarle la vida a una persona. Se necesita el apoyo de instituciones, municipalidades o el gobierno, y que entreguen espacios para que la gente separe los residuos. Así podríamos realizar muchas más cosas en torno a la reutilización”.
Próximos pasos
Según sus estimaciones, Ecobillones ha cortado y reutilizado aproximadamente unas 20 mil botellas. Con dos modelos disponibles, las escobas ecológicas son distribuidas en tiendas de Pichilemu, Vitacura, Maipú o Buin y también se comercializan a través de la cuenta oficial de Instagram. Prieto busca que este 2020 su emprendimiento pueda crecer y ser comercializado en más puntos del país. “Estamos buscando que la gente crea en nuestro producto y cambiarle la mentalidad de los consumidores de escoba, quienes optan por el típico producto de supermercado”, dice. “Para seguir echando adelante este proyecto medioambiental y de inclusión social, hay que invitar a que la gente lo compre y así hacernos cargo de más botellas plásticas a nivel país y seguir dando trabajo a personas marginadas de la sociedad”. Pese a que hasta el momento Ecobillones ha evolucionado sin el apoyo de fondos públicos, Prieto busca levantar dineros que le permitan adquirir un taller de maquinaria de fabricación, entregando trabajo a más personas y mejorando la línea de producción y calidad del producto. Frente al panorama del coronavirus, Prieto explica que se ha limitado a vender en Buin, trabajando por su cuenta y con todas las medidas de seguridad para recolectar 50 botellas diarias. “Incluso hemos vendido más que en otros tiempos. Por ahora esperamos el llamado de un pedido grande para salir de Buin, pero acá nos ha ido bien estas semanas. Acá hay pocos casos”, explica y afirma que la creación de la cuenta de
ha visibilizado sus creaciones entre los habitantes del sector. Sin embargo, el motor central del emprendimiento sigue siendo combatir la contaminación global: “Queremos hacer desaparecer las botellas plásticas, sería ideal pensar en parar la creación del plástico, es algo que nos está matando, estamos encontrando plástico al interior de peces y es un problema que va mucho más allá. Necesitamos una buena gestión de residuos. Aún estamos en pañales porque la verdad es que la gente sigue tirando los papeles a la calle desde las ventanas de los autos”