Lucas Villalobos (23) y Bastián Medina (24) están por terminar sus carreras en la Universidad de Concepción (UdeC). Ambos estudian Ingeniería Civil, uno mecánica y el otro electrónica, respectivamente, y hasta hace 15 semanas jamás se toparon por el extenso campus de la capital penquista, ni tampoco coincidieron en un ramo base. Pero el destino los reuniría tras postular por separado al Desafío Conexión CMPC, programa de innovación exclusivo para estudiantes de pre y posgrado de la UdeC, abierto a mediados de año, que busca contribuir en la modificación de la matriz productiva del país, invitando a los seleccionados a elegir entre 12 desafíos y problemáticas que la empresa patrocinadora ha levantado en su actividad productiva. Fue en la virtualidad que los jóvenes -junto a otros dos estudiantes- tuvieron que formar una alianza para enfrentar su primera experiencia laboral. “Vi una oportunidad de aplicar conocimientos teóricos que aprendí por años. Fue un desafío más allá de los ramos, dedicar tiempo extra y organizarnos”, cuenta Bastián. El desafío que les tocó jamás lo habían visto en sus clases: un sistema automático para elevar y abatir atriles de carros en camiones de trozos que recorren la región del Biobío. En palabras simples, el fin era encontrar un sistema automatizado que permitiera bajar las estacas de los camiones madereros, que aún se levantan de manera manual. [caption id="attachment_1016626" align="alignleft" width="6720"]

Bastián Medina y Lucas Villalobos están por terminar la carrera de Ingeniería Civil, uno en mecánica y el otro en electrónica, en la Universidad de Concepción.[/caption] Ambos coinciden en que era una tema complicado, y el más cercano a esta experiencia era Lucas, que en su infancia vivió en Yumbel, donde acostumbraba a ver esos camiones por la comuna. Más allá de eso, tuvieron que partir de cero. “Lo de nosotros era muy específico, conocer medidas y aprender bien cómo funcionaba el sistema”, relata Lucas, quien recuerda que junto a su compañero pasó las primeras semanas trabajando en base a videos que encontraban en Internet, más la mentoría de sus sponsors, profesionales que trabajan en la industria y que les iban enseñando desde la experiencia, para así generar una solución. Tras dos meses, el equipo recién se conoció en persona, luego que consiguieran la posibilidad de viajar a Los Ángeles para analizar una flota de camiones de trozo. Ese día tomaron las medidas para finalizar el proyecto con un prototipo a construir. Lucas extraña jugar basketball, y Bastián salir con sus amigos. Frente a un año atípico, donde todos hemos perdido cierta libertad, para estos jóvenes el ser parte del proyecto les ha significado encontrar una forma de invertir su tiempo. Ante esto, Villalobos comenta: “El desafío ha sido importante para mí. Todos esos tiempos libres que uno tiene y que, a veces uno no sabe qué hacer, yo se los dediqué al desarrollo del proyecto. No lo miro como un ramo más o un trabajo que tengo que hacer, sino que como algo que me apasiona. Me ha ayudado mucho a despejarme de mis responsabilidades”. Tras cumplirse las 15 semanas de investigación, su proyecto ha dado frutos. Los estudiantes testearon todas las piezas mecánicas computacionalmente, y ahora solo falta manufacturar estas y comprar otros elementos para ensamblar el sistema. El equipo ya cuenta con financiamiento para realizar el prototipo diseñado y, según ellos, existen altas posibilidades de que se implemente su trabajo durante el 2021.

Primera experiencia laboral

Catalina Bello (25) está feliz. Hace solo un par de semanas recibió su título de Ingeniería Civil Metalúrgica de la Universidad de Concepción. Quizás no fue en las condiciones que ella imaginó, pero el recibir el diploma en sus manos la hace pensar en cómo superó el complejo 2020. Antes de inscribirse en el Desafío Conexión CMPC, Catalina recién estaba comenzando a escribir su memoria de título. Ella pensaba hacerla en una planta piloto en la universidad, con una remuneración de por medio. Pero la planta cerró en abril por la contingencia y tuvo que empezar de cero. [caption id="attachment_1016624" align="alignleft" width="6720"]

Catalina Bello acaba de titularse de ingeniera civil metalúrgica de la Universidad de Concepción.[/caption] “Me costó iniciarla, porque los profesores no estaban disponibles. Mientras buscaba ideas, vi que tenía tiempo para participar en el Desafío”, recuerda. Pese a que su carrera no está para nada relacionada con el área forestal, se dio cuenta que en los requisitos aceptaban a ingenierías civiles o carreras afines, por lo que convenció a otras dos compañeras de clase, con quienes hizo sus trabajos durante toda la universidad para ingresar. “Cuando una es estudiante cuesta encontrar estas instancias. Había que aprovechar la oportunidad”, dice. Hasta antes de postular, nunca había trabajado con una empresa. En su caso, le tocó hacerse cargo del diseño del índice de serviciabilidad en caminos no pavimentados. En palabras de la egresada, los caminos no pavimentados por donde transitan los camiones de CMPC pueden presentar ciertas irregularidades, como baches o erosiones, las cuales perjudican principalmente a las comunidades aledañas que hacen uso de estos caminos. Ubilla -junto a su equipo- tuvo que crear indicadores para parametrizar el estado de esos caminos no pavimentados, incluyendo un sistema de gestión que permita controlar su cumplimiento, de manera de tomar acción en caso de que los indicadores muestren que el estado del camino no es el óptimo. Si bien tuvo dificultades como cualquier otro participante, Catalina pudo lograr el objetivo. Su participación en el Desafío fue una experiencia que viene a marcar su partida como ingeniera titulada. Ante esto, agrega: “Uno cree que no va a poder con todo, pero se aprende muchísimo. Es un clima laboral diferente, estás con personas egresadas de las que aprendes mucho. Para uno que recién empieza, cuesta mucho partir y esta ha sido una excelente oportunidad”.

De Colombia a Concepción

Laura Echeverría (36) vive hace un poco más de un año en Chiguayante. Ella es colombiana y, lo que partió como un proyecto familiar, tras terminar un MBA en Duitama, su ciudad natal, ubicada en el centro oriente de su país, seguía con la intención de perfeccionarse en su rol de diseñadora industrial. [caption id="attachment_1016625" align="alignleft" width="6323"]

Laura Echeverría, diseñadora industrial, llegó este año desde Colombia para cursar un doctorado en la Universidad de Concepción.[/caption] Laura ya había vivido en España tras cursar estudios en marketing digital, pero Concepción apareció en la mira por el desarrollo tecnológico e investigación que encontró en la UdeC. Fue así como a fines de 2019 viajó 6.860 kilómetros hasta la región del Biobío para inscribirse en el doctorado en Ingeniería Industrial de la UdeC en la línea de investigación. Pero al par de meses de su arribo, la pandemia le impidió conocer a sus compañeros y sentirse parte de la universidad. Esas fueron sus razones para inscribirse en el programa. “Al ser nueva en Chile, no tenía redes de contacto. El desafío como tal fue crear una plataforma para conocer más gente de la universidad y a una empresa que trasciende a la región”, explica. Analizando su primer año en el doctorado, Echeverría piensa que fue la mejor decisión que pudo tomar. Hoy, sus planes son quedarse en Chile para emprender, formando puentes para desarrollar un futuro proyecto cuando termine sus estudios. El Desafío Conexión CMPC, además de impactar entre sus participantes, marca un hito en la colaboración entre la empresa y la UdC. Para Pablo Catalán, Director de Desarrollo e Innovación de la casa de estudios superiores, “la importancia del trabajo mancomunado entre empresas y academias se debe a la conjugación del conocimiento que nace en ambas partes, en función de sus propias realidades y capacidades. La academia aporta conocimiento científico-tecnológico de alto estándar, mientras que la empresa aporta conocimiento que surge de la práctica, de su rutina diaria”. A su turno, Felipe Alcalde, gerente de Innovación de CMPC, dijo que “buscábamos crear valor y creo que lo hemos logrado. Esta ha sido la primera versión del Desafío Conexión CMPC, y oalá en un tiempo más vemos las historias de éxito de estas iniciativas, que pasen a ser parte del quehacer de nuestra empresa y para los estudiantes quizás un emprendimiento”.