El modelo colaborativo que irrumpe en la formación online
La iniciativa de preuniversitario Egg Educación partió en Chile el año pasado. Ha apoyado a 1.150 estudiantes durante la pandemia y sumará otros 900 en el segundo semestre. Eliminando las brechas sociales y por zonas, motiva a los alumnos a un aprendizaje grupal.
El año pasado, Mical Soto (18) tuvo solo tres jornadas escolares hábiles. En 2020 era estudiante del Liceo Javiera Carrera, en Santiago Centro, pero cuenta que no tuvo clases más allá de los primeros días de marzo y todo el aprendizaje de 4º medio y preparación para la prueba de transición universitaria (PTU) se resumía a guías y contenido que le enviaban desde su liceo. Pero a mediados del primer semestre, Egg Educación ofreció becas de preuniversitario para los alumnos de último año escolar y obtuvo una de ellas. "Comenzaron las movilizaciones, se completó la semana y después llegó la pandemia. Las del preuniversitario fueron las únicas clases que tuve en el año", dice. El método de Egg –una iniciativa argentina que nació en 2019 y llegó a Chile un año después– consiste en un modelo de aprendizaje colaborativo en el que cada una de las partes aporta en el proceso. Antes de cada lección en su preuniversitario digital, los alumnos tienen una instancia de relajación con un coach de unos 30 minutos. Los más de 100 alumnos en cada una de las jornadas conocen así a sus pares y luego son separados en "mesas" conformadas por seis integrantes. Cada una de esas mesas ve la clase –el año pasado fue de Matemática y Lenguaje– y comentan entre ellos las dudas que tengan. El encargado de solucionar las incertidumbres, en primera instancia, es el "facilitador", elegido por los demás miembros y que está pendiente de si alguien tiene una duda y ayuda. Si no puede aclarar los puntos, la mesa intentará encontrar en conjunto la solución. En caso de no hacerlo, se consulta al profesor, para así fomentar el el aprendizaje a través de la interacción del equipo. Al finalizar las clases, eligen quién fue el que más aportó y se va construyendo por algoritmo un equipo en base a su compatibilidad. Luego viene una etapa de pruebas a través del sistema de Puntaje Nacional, que no necesariamente deben terminar la misma jornada. Si bien Mical Soto estudió en el preuniversitario de Egg con beca durante 2020, decidió no entrar a la universidad este año, porque su cierre escolar fue complicado y prefirió dedicar estos meses para prepararse mejor. La estudiante, que quiere ingresar en 2022 a Pedagogía en Matemáticas en la Universidad de Santiago, obtuvo en la PTU 702 puntos en Lenguaje, 650 en Matemáticas y 540 en Ciencias. Cuando les comentó a sus padres que quería volver a Egg, no fue buena la reacción.
"Tuve problemas, porque yo insistía. Como no tuve Ciencias en el preuniversitario, decían que me metiera a las opciones digitales de los preu más conocidos, porque estaban desconfiados", afirma la joven de la comuna de Independencia.
Además, dice que la modalidad le favoreció porque, al querer estudiar Pedagogía, le interesa interactuar con el resto de sus compañeros, para así poder prepararse para enseñar a otros. Este año Egg incluyó los electivos de Ciencia e Historia a las lecciones de Matemáticas y Lenguaje. Como las clases son lunes, martes y jueves, cada una de las asignaturas se divide por día.
"Aunque sea a través de internet y con unas 115 personas en mi clase, impresiona que la coach y los profesores siempre te recuerden, sepan quién eres y no te traten como un número", comenta Soto.
Formato 100 por ciento en línea
Sofía Codocedo (17) llegó a Egg a través de Instagram y publicidad en las redes sociales. La estudiante del Colegio Santa María de La Providencia, en Renca, estaba en búsqueda de un preuniversitario para prepararse para la PTU, pero la pandemia la hizo cotizar distintas instituciones. Primero le dio una mirada a los preuniversitarios más tradicionales, porque quería clases presenciales, pero estaba la incertidumbre de no poder concretarlas dada la situación sanitaria por la pandemia.
"El modelo, que era una de las cosas que más promocionaban, era lo que más me atraía y lo único que me hacía cuestionar la opción de Egg era el formato 100% en línea", cuenta ella.
El alto costo de las otras alternativas y que ni siquiera aseguraban tener clases presenciales, o incluso la devolución de parte del dinero en caso de tener lecciones en línea, la hizo optar por el modelo colaborativo. En otras instituciones le cobraban cerca de $2 millones, mientras que en Egg tuvo la chance de postular a una beca y, además, obtener descuentos por los
que promocionan el formato en sus redes. Además, destaca que tener profesores y un coach, en el caso de tener problemas personales, es algo que otras instituciones no disponen. Estos psicólogos están presentes durante todas las clases y hacen un seguimiento, cosa que en otras instituciones no hay, dice la estudiante de Renca, que quiere postular el próximo año a Enfermería en la Universidad Austral de Valdivia. La joven plantea que, a diferencia de un preuniversitario físico, en el que la ubicación es importante para la creación del entorno social, eso no se ve en el “aula digital”.
"Hay gente de todo Chile, y da risa notar lo distintos que somos, pero ya no se ven las diferencias como algo distante, porque acá estamos todos juntos, somos iguales y no importa si vives acá o allá y, como nos obligan a hablar, nos enteramos de la realidad de los demás", añade.
Previo a la pandemia, el preuniversitario tenía clases presenciales, pero que portaron al modelo digital dada la contingencia. A futuro, comentan, está la idea de mantener lecciones híbridas, porque los vínculos establecidos entre alumnos de las distintas partes de Chile es algo que no quieren perder. En Chile durante 2020 tuvieron mil alumnos, y para este año llevan 150, para sumar otros 900 becados el segundo semestre. Además cuentan con cursos de programación y marketing digital. Distintas universidades e instituciones han lanzado iniciativas en línea, algunas gratuitas y otras no. La Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad Andrés Bello, Universidad de Viña del Mar, entre otras, son algunas de las casas de estudio superior que han impulsado estos proyectos. Puntaje Nacional, que colabora con Egg Educación, es quizás una de las más antiguas en Chile, gratuita y que también tiene presencia en México, Colombia y este año se expandirá a Brasil. Otra alternativa es
, levantado por estudiantes de la Universidad de Chile y que dispone de contenido y que están traduciendo al francés para la comunidad haitiana en el país.
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