A cinco meses del inicio de la pandemia en Chile, los comedores de las casas se han transformado en oficinas coworking a pequeña escala. Para quienes tienen hijos es complejo, pues ellos deben estar en clases mientras los padres trabajan en la misma mesa, que constantemente tiene un computador, café, cuadernos, comida, cables, lápices de colores y audífonos sobre ella. Aunque según las encuestas de la subsecretaría de Telecomunicaciones hasta 2017 el acceso a internet en Chile era de 87,4 por ciento, no en todos los hogares hay un computador por persona. Que los niños pierdan clases porque sus papás no pueden faltar a una reunión o que tengan que conformarse con ver a sus profesores a través del celular no es lo óptimo. Pero muchas veces es la única opción. Al igual que a todos los estudiantes de Chile, a los cuatro hijos de Claudio Lerma les suspendieron las clases presenciales en marzo. Tres de ellos están en el colegio, y la mayor, en la universidad. Tanto él como su esposa trabajan desde la casa. Los primeros días fueron como vacaciones, porque los profesores recién se adaptaban a las clases online. Pero a la semana empezaron a mandarles tareas. En ese momento, Lerma se dio cuenta de que los dos computadores que había en la casa no eran suficientes. Debía pasarles el de él a sus hijos, pero eso significaba dejar de trabajar.

Una carrera dedicada a la computación

Lerma se define como un computín, pues desde niño ha estado vinculado con la tecnología. "Soy de los raros nativos digitales mayores de 40 años", dice. Es chileno, pero habla con un marcado acento mexicano debido a que vivió y estudió allá. Su colegio en México tenía un laboratorio de informática desde 1980, cuando él tenía ocho años. Desde entonces, no se ha despegado de los computadores y, aunque es ingeniero comercial, ha dedicado su carrera a la informática. Su cercanía a la tecnología fue clave en 2007. Su hija mayor fue víctima de grooming, un engaño pederasta a través de internet, cuando ella usaba Messenger. Tras comentar la situación en una reunión de apoderados, una de las mamás del curso preguntó quién les podía enseñar a prevenir que sus hijos fueran vulnerados en internet. Lerma dijo que él sabía cómo y se ofreció a dar una charla a los papás del curso para que aprendieran a resguardar información en la web y a activar el control parental. Partió con su curso, pero luego le pidieron que diera otra charla frente a todo el colegio. La voz se corrió tanto, que lo comenzaron a llamar de otros establecimientos para que fuera a exponer. El ingeniero, junto a un equipo de profesionales, terminó por fundar la Fundación Tecnología Responsable en 2012, dedicada a concientizar sobre el uso de distintas plataformas digitales en beneficio de niños y adolescentes. Sin embargo, tras la suspensión de actividades, ferias y eventos en colegios desde octubre del año pasado debido al estallido social y a la pandemia, Lerma no tenía mucho que hacer. Con sus niños en la casa, ha dedicado parte de su tiempo a hacer pitutos, como clases de informática básica a través de videoconferencias. Al ver que sus hijos debían turnarse para usar el computador en sus clases online, se le ocurrió revisar los cachureos de la casa. Entre ellos, había computadores que en poco tiempo cumplirán una década. Fueron dados de baja porque estaban viejos y lentos. Sin embargo, se las ingenió para instalarles un sistema operativo liviano, capaz de soportar una conexión a internet que pueda ser compartida incluso con un celular, para así acceder a aplicaciones de trabajo o estudio. Les instaló el sistema operativo Chromium de Google, que cumple sin problemas con dar acceso a correo electrónico, generar planillas de cálculo o documentos de Word, presentaciones y videoconferencias como Google Meet o Zoom, lo que sus hijos necesitaban para poder cumplir con sus clases online. Ellos tenían el problema solucionado, pero muchos de sus compañeros de clases no. "Nos dimos cuenta de que había varios alumnos del colegio que no tenían computador, que estaban haciendo todo o en el celular o no hacían nada porque no tenían cómo hacerlo", cuenta el ingeniero.

Entregar computadores en medio de la pandemia

Comenzó a difundir en el colegio que él podía hacer funcionar un computador antiguo si tenían uno. Su hija mayor, que actualmente trabaja en Tecnología Responsable, sugirió darle una vuelta e iniciaron una nueva campaña en la fundación: Dona tu notebook. El proyecto que comenzó en marzo de este año busca darle un segundo ciclo de vida a computadores en desuso, con el objetivo de que sean destinados a familias vulnerables que no pueden costear uno, con un sistema operativo distinto y renovado.

La idea de la campaña es que empresas y personas particulares donen sus equipos en desuso, esos que están llenos de polvo en el último de los cajones. Si son computadores que funcionan, tienen cargador, teclado y no tienen rotos los conectores o las pantallas, Lerma les puede instalar el sistema operativo y los entrega a través de municipalidades y centros de padres a las familias de escasos recursos que los necesiten. Con la ayuda de un técnico en computación, lograron sistematizar la instalación de los sistemas operativos. Ellos reciben las donaciones y por 25 mil pesos pueden recuperar un computador en aproximadamente cuatro horas. Como no reciben financiamiento, solicitan a los beneficiarios que paguen el monto de la recuperación. Hasta el momento, han conseguido recibir 44 computadores. Cuatro no servían y fueron desarmados. Se quedaron con 40 y han logrado enviar 15. Sin embargo, menos de la mitad de los beneficiarios ha pagado los 25 mil pesos de la reparación. "Uno entiende que la situación está como está. Entonces, ¿qué le puedo decir? No es fácil", admite Lerma. En el Instituto Presidente Errázuriz, en Las Condes, como en casi todos los colegios de Chile, las clases de este año han sido a través de videollamadas. A medida que el primer semestre avanzaba, María Eliana Tortello, quien es parte de la directiva de curso del colegio, comenzó a notar que había alumnos del colegio que tenían dificultades para meterse a clases. Muchos de ellos se conectaban a través del celular de sus papás, porque no había otro modo, pero su aprendizaje se veía interrumpido, porque los apoderados también necesitaban trabajar a través del aparato. Tortello se contactó con el Mineduc para ver qué se podía hacer. Le dieron el número de Claudio Lerma, conversaron por teléfono y el ingeniero le dijo que contara con su apoyo. Estuvieron dos semanas trabajando en las entregas, para definir para quiénes serían, y encontraron cinco familias, con niños de kínder, tercero básico y primero medio. Lograron hacer la entrega la semana pasada y hoy los alumnos pueden conectarse sin problemas. "Tengo contacto con las cinco familias y sé que los chicos están metiéndose a clases desde la semana pasada. Es un cambio radical en el aprendizaje. Obviamente un computador es mucho más amigable para un niño", dice la apoderaba, quien además es profesora. La fundación Tecnología Responsable incluso ha podido enviar equipos fuera de Santiago. A través del Ministerio Educación, en el Fondo de Solidaridad e Inversión Social se enteraron de la iniciativa y se contactaron con Lerma, porque había una empresa que interesada en donar unos equipos. Lograron enviar ocho equipos a Teodoro Schmidt, en la región de la Araucanía, a una escuela rural de una profesora y ocho estudiantes. Ella les llevaba las tareas y las actividades a sus casas dos veces por semana en papel, pero ahora lo hace a través de un pendrive, pues los niños aún no tienen conexión a internet. En este

puedes ver el catálogo completo de los emprendedores destacados por la convocatoria “COVID-Colaboración y Vida”, impulsada por la Fundación Chile, con el apoyo de Empresas CMPC, Entel y Microsoft.