Universidad Católica: Cómo serán las clases en 2021

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Foto: Agencia Uno

A ocho meses desde el inicio de las clases online, y con algunos estudiantes de vuelta en las salas, Ignacio Sánchez, rector de la Universidad Católica, explica cómo se ha logrado cerrar un semestre académico sin que los estudiantes tengan que ir a los campus y proyecta cómo serán las clases del futuro.


El sábado 14 de marzo, cuando había 61 casos confirmados de coronavirus en todo el país, se comenzó a diseminar entre los alumnos de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) el rumor de que la institución suspendería las clases ante el avance del virus. Los estudiantes apenas alcanzaron a tener cinco días de clases tras las vacaciones de verano, por lo que el comunicado que llegó a las 20 horas de ese día los tomó por sorpresa: la universidad anunció la suspensión indefinida de sus clases desde el lunes 16. Fue la primera institución de educación superior chilena en hacerlo. De sábado a lunes, se cambió la modalidad en que las clases se impartirían hasta el día de hoy. Salir de clases y sentarse con un grupo de amigos en el pasto del campus, hacer una fila antes de entrar al casino o buscar un asiento desocupado en una sala con otros 80 alumnos ahora son recuerdos para los estudiantes, pues la pandemia ha impedido la asistencia a clases desde hace ocho meses. El médico cirujano y pediatra Ignacio Sánchez, rector de la universidad desde 2010, afirma que estaban preparados para una nueva modalidad de clases. El año pasado, a raíz del movimiento social que impidió la asistencia durante los últimos meses de 2019, comenzaron a preparar plataformas tecnológicas, como Canvas, Zoom y Meet, que permitieran tener clases a distancia. Aunque el desafío del trabajo remoto no ha sido fácil para nadie, el rector valora el profesionalismo y el compromiso de todo el cuerpo académico, que fue clave para adaptarse y permitir realizar entre 2.500 y 2.700 sesiones virtuales al día.

La experiencia de las clases online

Debido a las complejidades propias del trabajo y el estudio desde la casa, la PUC implementó semanas de receso en medio del semestre, en que se suspende todo tipo de actividades académicas, profesionales y administrativas. “Avanzado el semestre, nos dimos cuenta de que había mucho agobio a nivel de los profesionales, de los administrativos”, cuenta Sánchez. Él piensa que estos recesos se mantendrán por lo menos durante el primer semestre de 2021, porque, mientras no exista una vacuna, las clases serán atípicas y similares a cómo terminarán este año. Desde un comienzo, la universidad gestionó apoyos con computadores e internet para los alumnos que tuvieran problemas para conectarse por sus propios medios, y así asegurar que todos puedan participar. A seis meses de iniciadas las clases online, el rector estima que la asistencia de los estudiantes ha sido de aproximadamente el 90 por ciento. La cifra es incluso mayor que la de los alumnos que asistían a clases presenciales, pues esta bordeaba entre el 75 y el 80 por ciento. Durante lo que va del año, se ha podido aprender sobre la marcha cómo mejorar y aprovechar las clases online. La experiencia ha generado que se considere la opción de cambiar las formas de evaluación. “Estamos apelando a la integridad académica de los estudiantes y a que la evaluación es un proceso que también incluye el aprendizaje activo. Nosotros no podemos entrar en una desconfianza total hacia los estudiantes, pero también tenemos que apelar al sentido de responsabilidad, porque los contenidos con evaluaciones desde la casa se pueden transgredir más fácilmente”, explica la autoridad de la Universidad Católica. Otro de los cambios, que representará un gran desafío para los profesores, será integrar el currículum académico de los ramos y priorizar algunos contenidos por sobre otros. El rector señala que han aprendido a hacerlo durante este año, pero que deberá hacerse nuevamente en 2021: “Se va a tener que integrar contenidos, tratar de hacer el esfuerzo máximo por ir hacia lo fundamental”. Además, el rector menciona que probablemente va a haber contenidos que no se alcancen a ver este año y que se retomarán tras las vacaciones de verano.

Volver a la universidad en medio de la pandemia

Como de costumbre, el segundo semestre académico comenzó en agosto, tras las vacaciones de invierno. Al igual que durante la primera mitad del año, hasta septiembre todo se hizo de forma distante. Sin embargo, desde hace siete semanas en la universidad se ha permitido un retorno flexible y una marcha blanca. Las facultades han definido el número de asistentes que pueden recibir según la capacidad de sus instalaciones y han abierto sus puertas a quienes requieran ir. Para que el retorno de estos estudiantes sea seguro, un equipo llamado Grupo Covid UC se reúne cada semana para examinar cómo avanza la pandemia. En las reuniones del grupo se ha avanzado en determinar los aforos máximos de los espacios comunes, como salas, bibliotecas y baños, el flujo al interior del campus y qué pasa con la alimentación dentro de la universidad.

La universidad en el futuro

El rector señala que abordarán 2021 de dos formas: por un lado deben determinar cuántos de los cambios que han hecho durante este año van a trascender. “Mucho de lo que hemos avanzado en términos de docencia, de distancia va a quedar. Hasta que no tengamos vacuna, vamos a tener que utilizar la docencia a distancia para todo lo que sea clase masiva. Sabemos que es muy difícil volver a tener un número importante de estudiantes en una sala”, afirma. Por otro lado, el rector apunta a que la comunidad estudiantil se tendrá que acostumbrar a un modelo híbrido. Para eso, la docencia masiva se mantendrá a distancia y se dejará así probablemente durante, al menos, todo el primer semestre de 2021. En cuanto a la docencia práctica, se establecerán criterios de seguridad del número máximo de estudiantes por actividad, que es en lo que actualmente el Grupo Covid UC trabaja. Una vez que exista una vacuna que facilite la asistencia a clases, el desafío será coordinar la presencialidad con las clases virtuales. El rector señala que en los próximos dos años, o quizás más, se deberá definir a nivel de la docencia cuáles son los nexos e integraciones entre ambas modalidades. “Creo que un profesor ahora es más estimulador del diálogo, un estimulador de comunicación permanente, que un profesor que dicta contenidos desde el púlpito a los estudiantes. Esta relación entre lo virtual y lo presencial, estimulando el trabajo de los estudiantes, yo creo que va a ser el camino”, plantea el rector de la Universidad Católica.

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