“En cuanto al abogado de Inversiones VIMAT SpA, no podemos sino concluir que presentó la escritura con plena conciencia de que era falsa. En efecto, él es el abogado de confianza de dicha empresa”.

Así de categórica es la querella que Yieninson Yapur Cortez presentó el 17 de octubre de 2018 en contra de seis personas, entre ellas Carlos Albornoz Pardo, primo de Arturo Vidal, y Claudio Cortés Espinoza, ex abogado de las empresas del futbolista. Ambos deberán enfrentar un juicio oral simplificado por el delito de estafa el próximo 9 de septiembre ante el Segundo Juzgado de Garantía de Santiago.

Los últimos años han sido tiempos agitados para Albornoz. A la imputación por estafa de Yapur, en abril pasado se sumó el quiebre absoluto con Vidal, quien lo acusó ante la justicia de los delitos de administración desleal, contrato simulado, negociación incompatible y obtención fraudulenta de créditos. Todo, en el marco del rol de administrador y representante legal que Carlos Albornoz cumplía en algunos de los negocios del “Rey” en Chile.

Su escenario judicial se volvió más crítico con la reservada causa en la que la Fiscalía de Coquimbo investiga un presunto lavado de dinero en la compra y el fallido desarrollo de un proyecto habitacional en un terreno propiedad de Vidal, hecho revelado por la Unidad de Investigación y Datos de La Tercera.

La querella presentada por Yieninson Yapur en octubre de 2018 estaba fuera del radar público y, nuevamente, involucra la compra de un bien raíz para las empresas de Arturo Vidal. Esta vez, el Lote N° 6 El Peumo, en el sector Mirasol de Algarrobo es el epicentro del conflicto.

Todo se remonta a septiembre de 2011. Ese año, Yapur le vendió el terreno a su entonces secretaria Ana María Zapata por $30 millones. La fórmula de pago era $5 millones al contado y el resto en 50 cuotas de $500 mil cada una.

En enero de 2014 la secretaria, que meses antes había renunciado a su trabajo con Yapur, tomó la decisión de vender el predio. La oferta llegó a oídos de asesores del futbolista. En ese momento, el seleccionado chileno tenía un contrato por casi US$18 millones anuales con la Juventus de Italia y estaba comprando varios bienes raíces como inversión a largo plazo.

Y este lote costero cumplía con las expectativas de Carlos Albornoz y los ejecutivos que administraban “Inversiones Matus, Vidal y Albornoz Limitada”, hoy llamada “Inversiones Vimat Spa”. En esa línea, la compra se ejecutó mediante un crédito hipotecario el 8 de enero de 2014 por $98 millones. Pero Yieninson Yapur, antiguo dueño del paño, se enteró de la operación y reclamó judicialmente la nulidad de la venta, ya que su ex secretaria no le había pagado ninguna de las cuotas acordadas en 2011.

En concreto, los querellantes acusan que la compra por parte de Inversiones Vimat fue fraudulenta. Aseguran que tanto el administrador de la sociedad, Carlos Albornoz, como el asesor legal, Claudio Cortés, tenían conocimiento que existían documentos ilegales en la operación.

Es por esto que Yapur denunció que falsificaron su firma y su huella en un documento, para hacer parecer que la deuda de $25 millones de su ex secretaria estaba saldada. Este papel, denominado “Cancelación de Precio” es clave para este tipo de traspasos inmobiliarios.


“Está acreditado que la supuesta firma de mi cliente es falsa y no se inscribió. Eso es aún más raro considerando que la empresa Vimat operó con un crédito hipotecario y los bancos son muy quisquillosos en estas cosas”, comentó a La Tercera, el abogado querellante, Rodrigo González.

Esta línea investigativa fue confirmada por el Ministerio Público. En la audiencia de preparación de juicio oral realizada el 6 de junio pasado, se acreditó que “Ana María Zapata hizo uso malicioso de una escritura pública falsificada en cuanto a la supuesta firma y huella dactilar de la víctima”. Y según el mismo relato del fiscal, Carlos Albornoz y el abogado a cargo del negocio por parte de la sociedad de Arturo Vidal, Claudio Cortés, estaban en conocimiento de estos antecedentes.

“La referida escritura de cancelación de precio no fue anotada al margen de la escritura de compraventa, con la única intención dolosa de ocultar el hecho ilícito de la falsificación. Bajo este ardid, los imputados causaron un perjuicio patrimonial a la víctima ascendente a la suma de $25 millones”, informó el Ministerio Público a la jueza Elizabeth Melero, del 2º Juzgado de Garantía de Santiago.

“La operación fue muy extraña y todo indica que el equipo de Carlos Albornoz sabía que algo estaba mal con los títulos de la propiedad y por ende, que la firma de mi cliente en la escritura que supuestamente daba cuenta del pago del precio, era falsa”, indicó el abogado González. Un peritaje de la PDI confirmó la falsificación.


Tal como con la querella de Arturo Vidal en su contra y como en la investigación por lavado de activos de Coquimbo, en este nuevo caso Carlos Albornoz asegura que es totalmente inocente. Señala que la tesis del fiscal está errada, que el documento falsificado fue entregado por la vendedora del terreno y que su única intervención fue firmar la compraventa luego del estudio legal que realizó el banco que otorgó el crédito.

Al mismo tiempo, el psicólogo hace hincapié en los antecedentes de Yieninson Yapur, entre los que se encuentran una condena de cinco años y un día -en revisión en la Corte Suprema- por lavado de dinero al denominado “Clan Mazza”, organización blanqueaba mediante casas de cambio fondos provenientes del narcotráfico colombiano. Además, Yapur ejerció durante años como abogado haciendo uso de un título falso adquirido en Perú, hasta que fue descubierto en 2011.

“Yapur es un estafador. No hay ninguna posibilidad de que yo resulte condenado por estafa. Ese día voy a tener sobreseimiento completo, eso va a pasar”, advirtió el psicólogo.

La ruta de las propiedades

La controversial compra del terreno de Algarrobo era parte de los cerca de 20 bienes raíces que conformaban el portafolio inmobiliario que a fines de 2014 Arturo Vidal había logrado construir en Chile, de acuerdo a los balances de sus empresas, a los que accedió la Unidad de Investigación y Datos de La Tercera. En total, eran alrededor de $3.000 millones en compras, en su mayoría a crédito.


Como es de esperar para una estrella mundial del fútbol como Arturo Vidal, sus operaciones inmobiliarias en Chile son numerosas y cuantiosas. Y muchas veces sorpresivas, hasta para sus propios cercanos. Así al menos ha descrito Carlos Albornoz su tiempo como administrador y representante de algunas de las sociedades del futbolista, a quien califica hoy como “un inversionista con poca experiencia que quiso cerrar”.

De esa manera, lo que en marzo de 2015 se lucía a todo Chile en la portada de la revista Capital como “El otro reino de Vidal”, en alusión a sus grandes planes de inversión y negocios liderados por Albornoz, al poco tiempo se comenzaría a desarmar.

Prueba de ello fue la decisión que el 9 de febrero de 2016 tomaron Vidal, su ex esposa, María Teresa Matus; y el propio Albornoz, todos accionistas de Inversiones Vimat SpA. Ese día se acordó enajenar todos los bienes raíces de la sociedad, entre los que se encontraban departamentos, terrenos y locales comerciales en Santiago, Ñuñoa, Viña del Mar, Algarrobo y Coquimbo.


Las razones de ese giro no están claras y sólo las conoce el propio Vidal. Desde su entorno, afirman que se debió a un cambio para hacer “sus propios negocios” como la crianza y venta de caballos de carrera. Pero el primo del futbolista, ha insistido en que también tenía motivos económicos.

“No había capital, no se cumplieron las promesas de inversión (de parte de Vidal). Inversiones Vimat se funda con 200 millones y nunca se ingresa a la sociedad más dinero que ese”, afirma hoy un desilusionado Albornoz. De parte de ello, da cuenta un correo electrónico al que tuvo acceso La Tercera.

El 2 de febrero de 2017, Carlos Aliaga, amigo de infancia y administrador del haras del mediocampista, le escribió a Carlos Albornoz bajo el título “Problemas de Pago”. En el texto, Aliaga pide “aclarar situaciones de pagos asociados a la cuenta corriente de Arturo”, tales como las “líneas de crédito” y los “sueldos de la familia”, que estaban impagos y que debían ser cubiertos por las empresas de Vidal, que eran administradas por Albornoz.

Ese mismo día, Albornoz respondió. “Yo me he hecho cargo lo más que puedo de las cuentas de Arturo, pero se me acabó la plata para cubrir cosas que no se consideran mes a mes (...) Me doy cuenta que no puedo seguir operando así porque Arturo define el sólo cuánto debe y paga lo que quiere”, contestó el administrador de Vimat.

En paralelo y lejos de los supuestos problemas de liquidez que ha esbozado su primo, el “Rey Arturo” efectivamente estaba haciendo sus propios negocios, fuera de la tutela de los Albornoz Pardo. Sin ir más lejos, sólo en Santiago entre los años 2016 a 2018 el futbolista compró 34 propiedades, en su mayoría departamentos, por un total de $1.200 millones pagados en dinero en efectivo.

Como sea, en ese clima de aparente desorden financiero, Albornoz salió a vender y traspasar las propiedades de Vimat. Buena parte de ellas fueron a dar a su ex esposa, María Teresa Matus, a familiares, a amigos o se vendieron a terceros. Así ocurrió, por ejemplo, con dos locales comerciales en la galería Dos Caracoles de Providencia, tres departamentos del proyecto “Laguna Bahía” en la comuna de Algarrobo, un departamento en Reñaca y una casa de $1.300 millones en Peñalolén.

Pero una investigación realizada por la Unidad de Investigación y Datos de La Tercera descubrió que entre los “beneficiados” con la liquidación de bienes raíces están dos de las mismas personas que ya han sido acusadas en medio del huracán judicial que desató el Rey.

M.P., el otro primo acusado

Era casi un mensaje en clave. Una de las stories que el futbolista subió a su cuenta de Instagram en marzo pasado mostraba las siglas V.P, C.P. y M.P., cada una de ellas acompañadas del emoticón de un ratón y musicalizado con el melodramático tema “Rata de dos patas”, de la cantautora mexicana Paquita la del Barrio.

El significado de las primeras dos siglas se pudo descifrar con la querella presentada por Vidal en abril: V.P. apuntaba a su primo Víctor Hugo Albornoz Pardo y C.P. iba dirigido a su otro primo, Carlos Albornoz Pardo. Ambos, emparentados con el “Rey” a través de su madre, Jacqueline Pardo, habían caído en desgracia.

¿Pero quién era M.P.? Con la ampliación de la querella ingresada en mayo, no quedaron dudas. Se trataba de Marcelo Henríquez Pardo, ingeniero comercial de 45 años, primo y socio comercial de los hermanos Albornoz. Directamente, Vidal acusó a Marcelo Henríquez de obtener desde una de sus empresas “una suma desproporcionada” de $31 millones como honorarios por gestionar los créditos bancarios que el mismo futbolista hoy denuncia “no se utilizaron para las finalidades por las cuales se solicitaron”.

Es precisamente el nombre de Marcelo Henríquez Pardo el que se repite en cinco operaciones inmobiliarias descubiertas por La Tercera, gestionadas mientras Carlos Albornoz representaba los intereses de Arturo Vidal en sus sociedades de inversión.

La primera de ellas sucedió en Reñaca, sector turístico por excelencia de Viña del Mar y da cuenta de lo que parece ser un modelo de negocios que involucra y cruza casi inevitablemente a los familiares del mediocampista. Se trataba de una casa ubicada en calle Litorina de esa ciudad.

“Nos llega la oferta de parte del dueño que era en ese momento Marcelo Henriquez, llega la oferta que estaba la posibilidad de evaluar, lo miramos ese terreno... evaluamos que tenía 600 metros cuadrados de terreno y que estaba en el valor de tasación”, confirma el primo de Vidal.

De esa forma, el 26 de julio de 2013, Inversiones Matus, Vidal y Albornoz (hoy Inversiones Vimat) le compró a Marcelo Henríquez Pardo la vivienda por $135 millones. Para ese lugar, existían grandes planes. La idea era construir en el lugar un edificio, para lo que incluso se firmó un contrato con un arquitecto y se gestionaron los permisos respectivos.

Pero las prioridades cambiaron y según Albornoz, el proyecto “no pudimos hacerlo porque no había capital, no se cumplieron las promesas de inversión”. Por un tiempo, la casa se arrendó, hasta que en 2016 se decidió vender, gestión que en palabras del psicólogo quedó en manos de Ambar Vidal, la hermana del deportista.

“No se vendió en los precios que esperábamos.. se publicó en $155 millones, se bajó $150 millones, a $145 millones. Se le entregó al equipo de Arturo para que se deshiciera de ese activo y al ver que no se vendió.. se acercó otro comprador y se vendió”, recuerda el primo del futbolista.

Lo cierto, es que de todos los posibles compradores que podrían existir en el mercado, fue su otro primo, Victor Hugo Albornoz, quien se quedó con la casa. “Arturo me da la instrucción que venda esa propiedad a Victor”, refuta el ex administrador de los bienes de Vidal. El 8 de junio de 2018 se firmó la compraventa por $215 millones mediante un hipotecario. Así, la propiedad que venía de un familiar, pasó a otro familiar.

El nombre de Marcelo Henríquez Pardo se repetiría en otras operaciones inmobiliarias. Si en Reñaca fue vendedor, en Santiago sería comprador en años posteriores.

El 18 de agosto de 2013 Inversiones Matus, Vidal y Albornoz adquirió cuatro departamentos del edificio Europlaza Santa Isabel II, ubicado en Santiago, cada uno de ellos con una bodega y un estacionamiento. Con créditos hipotecarios, se pagó 1.197 UF por cada unidad. En total, unos $108 millones de la época por las cuatro unidades. Pero la inversión no sería a largo plazo y tres años más tarde, saldrían al mercado nuevamente.

Otra vez, todo quedó en familia. El 29 de febrero de 2016, en nombre de Arturo Vidal, Carlos Albornoz los vendió a su primo y socio, Marcelo Henríquez Pardo, por $152 millones. ¿Por qué Henríquez y no otra persona fue el comprador? ¿Estaba Vidal al tanto de que una de las personas a las que hoy acusa de provocarle perjuicios, sería el comprador?

“Todo era: ‘tío venda todo, todo’. Y todas las semanas era: ‘tío, ¿vendió todo? ¿Se vendieron los departamentos? Páseme el dinero’”, asevera Albornoz sobre los mensajes que recibía de Arturo Vidal en esa época. “Se tenía que vender a los precios que se tenía con los bancos.. todo estaba con deuda y en eso Marcelo dice yo estoy dispuesto a comprar, se fija el precio y Arturo lo único que te preguntaba era, ‘¿cuánto va a quedar para mi?’”, afirma el ex hombre de confianza del seleccionado nacional.

En Ñuñoa, también había planes de inversión a largo plazo. Se trata de una casa ubicada en la intersección de Dublé Almeyda con José Pedro Alessandri y que fue comprada por Inversiones Vimat en septiembre de 2013 en casi $83 millones. La propiedad fue remodelada y según los permisos municipales, se invirtieron otros $54 millones para convertirla en un local comercial en el que hoy funciona una clínica veterinaria.

Pese a que se proyectó como un local comercial que quedaría para la familia de Vidal, la instrucción fue venderla. Y así sucedió el 6 de marzo de 2017. Ese día Carlos Albornoz representó a Arturo Vidal y vendió el local comercial al Banco de Crédito e Inversiones por $320 millones, de los cuales, $43 millones se fueron directamente a pagar deudas de Vidal con el banco. En los números y comparando el precio de compra sin intereses, los gastos de remodelación, lo adeudado al banco y el precio de venta, se habría obtenido una ganancia de alrededor de $140 millones.

Pero la venta tenía una condición inalterable. El local debía ser entregado en arriendo con opción de compra a Manufacturas de Productos de Aluminios (MPAL), empresa de Víctor Hugo Albornoz, hermano de Carlos y también primo del mediocampista. MPAL también ha sido protagonista de la contienda en tribunales al ser acusada por Vidal de obtener irregularmente dineros de créditos pedidos a su nombre.


¿Estaba Vidal en conocimiento de que la propiedad sería transferida mediante un leasing y que en 2033 terminaría en manos de MPAL? ¿Fue la venta a un precio de mercado?

Carlos Albornoz defiende que la operación con su hermano fue un buen negocio. “Arturo se compromete que enviará dinero y eso no ocurre. Vimat estaba con problemas de caja importante y salgo a vender la propiedad a distintos actores. Víctor hizo una oferta que no fue una mala oferta y se le vende”, asegura.

La Tercera consultó tanto a Susana Bortzuzky como a Fernando Felicevich, abogada y representante de Vidal respectivamente, sobre los antecedentes expuestos en este reportaje, pero no entregaron una respuesta. Desde el entorno del futbolista se limitaron a señalar que “no se tiene idea” de las operaciones, ya que “en ese tiempo (la sociedad) estaba administrada por Albornoz”.

Mientras tanto, Albornoz se muestra seguro de que llegará a un acuerdo extrajudicial con Vidal, el que según él incluirá hasta el pago de los honorarios de Juan Domingo Acosta, el abogado que contrató para su defensa. “Las propiedades de Arturo se las van a rematar, la de sus hermanos y Coquimbo se las van a rematar. Le van a rematar la casa a sus hermanos, ¿cachai? Y ahí yo no tengo nada que ver”, concluye.