2025: Gabriel Boric ante su año final

Gabriel Boric ante su año final. MARIO TELLEZ / LA TERCERA

A un año del término del gobierno y ante la estrechez de los plazos legislativos, en el entorno del Presidente Boric se considera clave la aprobación de la reforma de pensiones, que este mes rinde su prueba de fuego. Un legado que unen a otro menos visible: el haber logrado la proyección política de una nueva generación, que lo podría llevar a ceñirse en 2030 de nuevo la banda presidencial.


“Tengo la convicción de que el sistema previsional y la reforma que estamos empujando tienen que hacerse cargo de quienes hoy viven con pensiones de miseria”.

El Presidente Gabriel Boric, quien llegó a La Moneda en 2022 junto a una nueva generación de izquierda y a un ambicioso proyecto político de transformación, inició su último año de mandato. Y, con ello, la cuenta regresiva para instalar un elemento clave de su emblemático legado: la reforma previsional.

MARTIN BERNETTI / AFP)

De ahí que su último mensaje al país -con motivo de la llegada del 2025- estuviera enfocado en ese proyecto, el de mayor magnitud, con el que pretende ser recordado.

Sus partidarios advierten -sin embargo- que está dejando otro legado. Uno menos visible. La proyección política de una generación que pasó desde las movilizaciones estudiantiles al Congreso, al Ejecutivo y a los municipios; que a pesar de sus errores -dicen- ha sido capaz de enmendar rumbos y gobernar. Y que lo tiene a él como figura para un posible retorno a la Presidencia en 2030. Aunque ese logro -donde pueden salirle al paso un Claudio Orrego (indep.) o un Tomás Vodanovic (FA)- no es por defecto, sino que requiere de obras que exhibir, tal como lo hicieron en su momento Michelle Bachelet y Sebastián Piñera. De ahí que la reforma previsional sea clave para la actual administración.

En La Moneda hay confianza de que el texto -que este enero enfrenta su prueba de fuego en el Congreso- terminará siendo aprobado.

Pero el asunto no se ve nada fácil. Aparte de la resistencia de una parte de la derecha, el rumbo que tomaron las negociaciones entre el gobierno y Chile Vamos en el Senado no es bien visto por algunos sectores del oficialismo, que observan molestos cómo se ha ido desdibujando la propuesta original que buscaba, al alero del eslogan No+AFP, separar la industria para dar paso a un modelo de seguridad social basado en un sistema mixto, donde las aseguradoras quedaran relegadas a la inversión de los recursos mientras una nueva entidad asumía la administración y el pago de las jubilaciones.

Los primeros en expresar sus reparos, hace dos semanas, fueron parlamentarios del Frente Amplio. “El FA no va a aprobar ninguna reforma previsional que no incluya expresamente una separación de la industria”, dijo el diputado Andrés Giordano. Pero esta semana fueron el exalcalde de Recoleta Daniel Jadue y parlamentarios del Partido Comunista quienes llamaron derechamente a retirar el proyecto, a quienes siguieron voces del Socialismo Democrático.

“Este gobierno ha renunciado a modificar el mercado de las AFP, aceptando las pequeñas concesiones que la derecha ha entregado, con el objetivo de decir ‘en mi gobierno se hizo una reforma de pensiones’. Eso lo encuentro inaceptable y mi voto no va a estar disponible para poder entregarles esta condena a los jubilados de nuestro país”, advirtió esta semana el diputado Marcos Ilabaca (PS).

“Lo sucedido en estos días es un aviso de lo que va a pasar cuando el proyecto llegue a la Cámara de Diputados”, dice con preocupación una fuente del Socialismo Democrático, partidario de la enmienda.

Javier Torres/Aton Chile

De ahí que en Palacio aseguren que todos los esfuerzos de enero van a estar concentrados en esta reforma, que reanuda su discusión este miércoles en la Comisión de Trabajo del Senado. Por eso, un día antes, el martes, la ministra Jeannette Jara se reunirá con la bancada PS, para intentar alinear posiciones. Y también con alcaldes de la Región Metropolitana, en Maipú, con el mismo propósito.

Síndrome del “pato cojo”

En La Moneda no se oculta que este 2025 se avizora complejo en materia de consensos, por los tironeos que plantea un año electoral. Más aún si la competencia es a nivel presidencial y parlamentario, y se mezcla con una contingencia que no ha dado tregua, con la crisis de seguridad y con casos graves, como el de las fundaciones y del ex subsecretario Manuel Monsalve, acusado de abuso sexual y de violación. Y que en este inicio de año ya partió con una polémica. La compra de la casa del ex Presidente Salvador Allende por $933 millones de pesos, propiedad -entre otros- de la ministra de Defensa, Maya Fernández, situación por la que -ante los instantáneos cuestionamientos- el Ejecutivo debió echar marcha atrás.

La apuesta en Palacio es lograr la unidad del oficialismo -que aún no tiene un presidenciable- ante una derecha que aparece, de acuerdo a todos los sondeos, con el camino algo más despejado para ceñirse la banda en 2026.

La evaluación transversal es que a partir de abril, cuando empiecen a definirse los candidatos que participarán en las primarias de junio, la administración Boric empezará a sufrir los efectos del síndrome del “pato cojo” o la pérdida de poder en la última etapa de gobierno.

De ahí que la decisión interna -según plantean en La Moneda- es acelerar la gestión. Y también el “corte de cintas”, como cierre de etapas y procesos.

“Se viene un año obviamente complejo, donde se van a poner todas las energías para terminar de cumplir lo comprometido. La gestión se va a intensificar”, dice una fuente del gobierno.

Pero las expectativas de sacar adelante la agenda legislativa del gobierno en el tramo final de este mandato no son suficientes para ordenar por sí solas a los partidos y supeditar sus intereses particulares a los objetivos del Ejecutivo. Algo de lo que ya se está hablando en el Socialismo Democrático, bloque que ha sido hasta ahora clave para dar gobernabilidad a la administración Boric.

En el PS, parte de la directiva, que encabeza la senadora Paulina Vodanovic, ha planteado puertas adentro que llegó el momento de concentrarse en “salvar la estantería” y marcar diferencias tanto con el Ejecutivo como con los partidos de Apruebo Dignidad (FA-PC) para asegurar un mejor resultado en las próximas elecciones parlamentarias. Lo que hace prever un discolaje.

Dragomir Yankovic/Aton Chile

Algo que es compartido por sus socios del PPD. En la tienda que lidera el senador Jaime Quintana hay preocupación por lo que pueda ocurrir en marzo, fecha en la que empujan la salida de la ministra Carolina Tohá del gabinete para lanzar su carrera presidencial. “Ella ha sido no sólo el nexo del partido con el gobierno, sino también el principal dique de contención del PPD”, señala un miembro de la directiva. Con Tohá fuera de La Moneda, aseveran fuentes del Socialismo Democrático, los ánimos por diferenciarse del gobierno se agudizarán.

La jefa del gabinete es contraria a que el Socialismo Democrático se aleje de Boric y entre en conflicto con el Frente Amplio y el PC, por lo que ya se anticipa un posible choque de la ministra -con quienes están en esa postura- en las dos tiendas que podrían sostener su eventual carrera presidencial.

La designación de Álvaro Elizalde (PS) en Interior en reemplazo de Tohá es una de las cartas que evalúa La Moneda precisamente para evitar el desmarque del Socialismo Democrático.

“Una de las grandes interrogantes de los próximos meses es si en el último año del gobierno, que es electoral, va a imponerse el ánimo de unidad y de búsqueda de soluciones a las demandas pendientes, como anhela el Presidente, o si en los partidos del oficialismo se va a imponer la lógica individualista y diferenciadora”, afirma un orejero del Mandatario.

Por ahora, añaden en el oficialismo, ambas alternativas tienen iguales posibilidades.

“En lo electoral, las posibilidades de la centroizquierda van a depender de si se tiene una estrategia inteligente o una estrategia que solo aglutine al gobierno. Si tienen una estrategia que solo aglutine al gobierno, el resultado va a ser de todas maneras perder el gobierno frente a la derecha. Si la estrategia es inteligente y busca ampliar la mirada y las bases de apoyo, se puede tener una opción. Por eso es que nosotros hemos planteado que compitamos con dos candidaturas presidenciales y con dos listas parlamentarias en primera vuelta y que nos apoyemos en la segunda”, sostiene el presidente de la Democracia Cristiana, Alberto Undurraga.

Cercanos al Jefe de Estado aseguran que él tiene claro que su prioridad para este último tiempo es intentar ordenar la coalición y que eso le permita sacar adelante lo que queda de su agenda. Pero, al mismo tiempo, es consciente de que, en este último año, los partidos ya no tienen como prioridad la defensa de los intereses del gobierno, sino que los de cada cual.

En la medida en que los partidos vayan distanciándose del gobierno, sostiene el periodista y académico Patricio Fernández, quien es cercano a Boric, “podría terminar convirtiéndose en un aliciente para que el Mandatario actúe con una mayor independencia de los partidos del oficialismo. Eso puede terminar convirtiéndose en un empujón para que el gobierno y, en particular, Boric busquen alianzas impensadas y complicidades con otros actores, y no esperar sólo el apoyo del oficialismo”.

Hasta ahora, Boric no ha explicitado cuál cree que será su principal legado. Pero, en su círculo más íntimo son muchos los que le han dicho que un mandatario que deja el cargo con menos de 40 años de edad no tiene la urgencia que tuvieron sus antecesores en el sillón de O’Higgins por asentar un legado que los proyectara en la historia.

Más que las reformas que no logró sacar adelante, debe enfocarse en mostrar que con él entró una nueva generación al poder y que fue capaz de transformar a esa generación desde sus posiciones de una izquierda radical a otra con visiones más pragmáticas y socialdemócratas, afirman en el entorno del Jefe de Estado.

En ese sentido, analistas como Eugenio Tironi destacan como un logro de Boric el haber sacado adelante en su administración el acuerdo para la explotación de litio entre SQM-Codelco o el haber logrado avanzar, aunque sea en una “microrreforma” al sistema de pensiones, entre otras medidas de carácter socialdemócrata, con el respaldo de una izquierda más radical, que hasta 2021, cuando llegaron a La Moneda, seguía cuestionando con dureza la llamada política de los acuerdos desarrollada durante los 30 años de la ex Concertación.

Haber dejado atrás el fantasma del octubrismo y proyectar una coalición de gobierno que permita avanzar con continuidad, señalan cercanos al Presidente, puede terminar siendo el principal legado de la gestión de Boric.

“Un buen término del gobierno es fundamental para pensar en la proyección del gobierno y de la coalición”, señala Constanza Martínez, timonel del Frente Amplio, el partido del Presidente.

Martínez destaca que el gobierno de Boric ha sentado las bases de un camino para sacar adelante las transformaciones que requiere Chile. “Este es un gobierno que no ha claudicado en su espíritu transformador. Falta aún un cuarto del mandato de Boric, por lo tanto, hay mucho en marcha aún”, remarca.

En el FA -en cuyas filas hay frustración por el rumbo de sus principales reformas- se destaca el copago cero en Fonasa, la ley de las 40 horas, el aumento del salario mínimo, el sistema nacional de cuidados y la Ley Karin, junto al Ministerio de Seguridad y la aprobación de más de 50 leyes en esta materia.

“Siempre se dice que el último año, acompañado de ciclos electorales, es bien complejo y se pueden sacar pocas cosas adelante. Pero yo creo que hay una batería de proyectos que ya se han presentado y otros que se han comprometido a presentar que me parecen muy relevantes y van a marcar bastante la discusión político-legislativa de este último año”, aseguró el senador frenteamplista Juan Ignacio Latorre.

Desde Hacienda, aparte de la reforma previsional, plantean que el foco estará puesto en el crecimiento, en el impuesto a la renta y la consolidación fiscal, que tiene entre sus prioridades la reducción del gasto. Y, desde Interior, la meta estará puesta en la implementación del Ministerio de Seguridad, junto al despacho de la agenda legislativa que queda en esta área.

La crítica postura de la oposición

Para la derecha, el gobierno de Boric -en rigor- ya terminó y solo le resta administrar su salida en los 15 meses que le quedan. Un punto en el que paradójicamente convergen. Pues al primero le interesa salir bien y a los segundos, recibir un país con ciertos temas complejos resueltos -como la reforma previsional-, para que no les reboten si es que llegan a ser gobierno con Evelyn Matthei.

“La oposición lo que tiene que hacer es, por un lado, contener iniciativas que deterioren aún más la situación económica, que está mal, y llegar a acuerdos en aquellas que signifiquen una mejora”, sostiene Gloria Hutt, presidenta de Evópoli, al afirmar que no están por negar la sal y el agua.

La evaluación de lo realizado por La Moneda -en todo caso- es crítica. En la lista de falencias mencionan la crisis en seguridad, el bajo crecimiento económico -que puede terminar siendo uno de los peores desde el regreso a la democracia-, el desempleo y la estrechez fiscal. Todos temas que serán, según admiten, banderas de campaña.

Foto: Aton Chile.

“Por lo menos, el gran legado de este gobierno es que afortunadamente no pudo cumplir con sus promesas refundacionales”, dice un parlamentario UDI.

En la oposición, sin embargo, también hay conciencia de que si bien tienen la primera opción para llegar a La Moneda, la carrera no está ganada. Y, por tanto, el desafío que tienen es entregar propuestas concretas para ser una real alternativa a la actual administración, especialmente ante un gobierno que desplegará sus últimos esfuerzos para dejar un legado.

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