Alzas en tarifas eléctricas dejan a Chile entre los países más caros de la región

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El nuevo ajuste tarifario de enero marcará el cierre del proceso de descongelamiento de la tarifa, pero, además, modificará la posición en la medianía de la tabla que ostentaba el país hace sólo seis meses, antes de las tres últimas alzas. El cargo MPC, creado para la devolución de los montos adeudados con las empresas generadoras y el pago de intereses, explican el brusco aumento.


El 2024 será recordado como un año difícil para el pago de las cuentas de la luz en los hogares chilenos. Tanto así que, en el lapso de sólo seis meses, y al momento de comparar los costos de la energía a nivel regional, el país pasó de ubicarse en la medianía de la tabla entre los países de Latinoamérica a estar entre los de mayor nivel.

Así lo arroja al menos un análisis comparativo a los últimos datos disponibles que recopila trimestralmente el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), y las proyecciones del alza que acumularán tanto las tarifas residenciales como industriales en el país a partir de enero.

Una revisión de los datos a junio en la plataforma del organismo gubernamental peruano refleja que en dicho mes, Chile promediaba una tarifa residencial de US$ 159,1 por cada MWh. Con dicho nivel, el precio de la energía para un cliente cuyo consumo mensual no superara los 300 kwh se traducía en una boleta con un importe final de $ 43.537.

Así, en ese momento, Chile se ubicaba en la séptima posición entre una muestra que incluye a 15 países de la región. Con ello, justo antes de que se aplicaran las alzas en las cuentas de la luz de julio, octubre y enero, seis países ofrecían una tarifa para clientes residenciales más alta que en los hogares chilenos.

A junio, el país más conveniente de Latinoamérica en tarifas eléctricas era Venezuela, donde se aplican cobros estratificados en sectores residenciales social, general y de alto consumo, pero en todos los estratos existen importantes subsidios que aminoran los precios a clientes, llevando el cobro a US$ 1,6 por MWh.

De hecho, en comparación con el segundo país más barato -Paraguay, con US$ 48,4 por MWh- los precios presentan una diferencia de casi 3.000%. Con todo, ambas naciones son las únicas donde los precios de la energía están por debajo de la barrera de los US$ 100 por MWh.

En la otra cara, el país más caro es Costa Rica, con US$ 242,1 por MWh, seguido de Uruguay, con US$ 237 por MWh. Ambos países destacan por presentar amplia oferta de energías renovables no convencionales, similar lo que ocurre en Chile. En la tercera ubicación se encuentra El Salvador, con US$ 234,7 por MWh.

Alza anual de 61%

Según un análisis de la consultora chilena Systep, en enero de 2025 el alza acumulada en las cuentas de la luz alcanzaría el 61% frente a enero de 2024. En términos prácticos, eso significa que “un cliente de Santiago que consume 200 kWh mensual experimentaría un alza aproximada desde $ 21 mil a $ 35 mil en su cuenta de la luz. Pese a que se proyecta cierta estabilidad del 2025 en adelante, el tipo de cambio sigue siendo el principal factor de riesgo, junto con la inflación en Estados Unidos y el precio internacional de los combustibles”, grafica Rodrigo Jiménez, gerente general de Systep.

Sin embargo, precisa que al seguir los parámetros de consumo residencial de Osinergmin, para los clientes con consumos mensuales promedio de hasta 300 KWh el alza entre junio de 2024 y enero de 2025 en su cuenta final rondaría un 54%.

Estos incrementos llevarían a Chile a promediar una tarifa residencial de US$ 244,8 por MWh, nivel que ubicaría al país entre los más caros de la región. Sin embargo, la plataforma aún no cuenta con datos disponibles que reflejen los ajustes tarifarios en el resto de los países.

La razón del impacto más fuerte en segmentos de clientes chilenos con menores consumos energéticos, puntualiza Jiménez, radica en el diseño del proceso de descongelamiento de las tarifas eléctricas.

Los precios de la energía, virtualmente congelados desde 2019, comenzaron a elevarse a medida que el gobierno puso en marcha la Ley de Estabilización Tarifaria. Una ley que modificó el Mecanismo de Protección al Cliente (MPC) creado en agosto de 2022 para proteger a los usuarios de menores consumos, pero que con su último ajuste terminó ayudando a disminuir las cuentas del segmento de clientes de mayor consumo, específicamente aquellos con consumos sobre 500 kWh/mes.

Así, el plan para descongelar la tarifa y devolver los montos adeudados con las empresas generadoras llevó a que el cargo MPC se aplicara en forma pareja a los clientes, estableciéndose así un sobrecargo de $ 22 por cada KWh hasta 2027, el que se reducirá a $ 9 por cada KWh a partir de 2028, y que seguirá encareciendo el costo de la energía durante otros siete años adicionales.

“Esta medida hizo que para el resto de los clientes regulados las alzas se intensificaran y adelantaran, lo que terminará de materializarse en enero de 2025. Además, dicha ley incrementó los intereses acumulados, pasando de US$ 650 millones a más de US$ 1.850 millones, costo adicional que deberá ser asumido por todos los clientes regulados hasta el año 2035″, enfatiza Jiménez.

Más ERNC, ¿menores tarifas?

La incorporación masiva de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) en la matriz energética chilena prometía hacer caer los precios. De hecho, en 2016, el entonces ministro de Energía, Máximo Pacheco, anunciaba una reducción del 20% en las tarifas eléctricas proyectada para 2021, gracias a una creciente oferta de contratos más económicos en los procesos de licitaciones de suministro. Y aunque las energías limpias ya alcanzan un 49,2% de la capacidad instalada en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), a pocos días de comenzar el año 2025 la promesa de menores tarifas aún no se cumple.

“En el caso de los clientes regulados, las alzas actuales se explican por el incremento en el tipo de cambio, el alza en los precios de los combustibles y los mecanismos de estabilización implementados tras el congelamiento tarifario iniciado en 2020 como respuesta al estallido social. A esto se suma que aún existen volúmenes significativos de contratos asociados a combustibles fósiles, los cuales serán reemplazados gradualmente por contratos de energía renovable más económicos; no obstante, el efecto positivo de esta transición se verá amortiguado por los cargos asociados a la estabilización de precios”, enfatiza Jiménez

El consultor agrega otro aspecto que podría añadir presión a los costos de la energía a nivel local: en la última licitación de suministro eléctrico se consideró el traspaso a tarifa de los denominados costos sistémicos. Entre ellos se encuentran los servicios complementarios, el pago por compensación del precio estabilizado e impuestos a las emisiones.

En dicho proceso, Enel Generación, filial en Chile de la eléctrica de capitales italianos, se adjudicó los 3.600 GWh licitados, a un precio de US$ 56,6 por MWh. La oferta marcó el segundo período de alzas consecutivo, pese a que las bases consideraban el polémico traspaso de los costos sistémicos como un mecanismo para reducir la percepción de riesgo de los oferentes. Y aunque ello fue recurrido por la Corporación Nacional de Consumidores (Conadecus) ante Contraloría, el organismo desestimó dicho recurso. Así, al menos entre 2027 y 2028, el contrato adjudicado a Enel podría ser mayor.

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