"La política me ha alejado de mi familia", reconoce Sabrina Cuenca, una abogada bonaerense de 32 años, residente del barrio Colegiales, entre Belgrano y Palermo, que se define como peronista. Su caso expone el de miles de familias que se debaten entre los principales candidatos a las elecciones de hoy en Argentina: el Presidente Mauricio Macri y el kirchnerista Alberto Fernández. Intensas semanas de campaña han generado fuertes roces entre los candidatos, que se traducen también en los núcleos más pequeños de la sociedad: las mismas familias.
"Voto Fernández, porque veo en esta propuesta partidaria dos modelos de países totalmente distintos. Lo que viene haciendo el macrismo en el país es realmente muy triste", sostiene la joven, que se independizó de su familia a los 18 años y actualmente vive con su pareja. Las cifras económicas del gobierno de Macri son complejas: la pobreza se acrecentó y actualmente representa al 35,4% de los argentinos (15,8 millones de personas), 10% de desempleo y una inflación acumulada en el último año del 53,5%.
Los ideales de Sabrina chocan fuertemente con los del resto de los integrantes de su familia. Sus padres son macristas y su hermano mayor, pese a que no se reconoce partidario del Presidente, sí se considera como antikirchnerista y antiperonista.
"Yo sí me defino como peronista, sobre todo como kirchnerista. Y tal vez hace unos años no había mucho conflicto en mi familia en cuanto a las diferencias sobre por quién votar, pero para mí se volvió muy conflictivo en las elecciones de 2015", cuenta Sabrina. En esas elecciones, la segunda vuelta fue entre Mauricio Macri y el peronista Daniel Scioli. "Para mí era muy claro que todo el país tenía que votar a Scioli. Eso me empezó a generar muchos conflictos con mi familia", dice. En dichas elecciones Macri se impuso con el 51,34% de los votos.
La madre de Sabrina, Nora, de 63 años, y taxista al igual que su esposo, siempre ha votado a Macri desde que comenzó a postularse a cargos de elección popular, como cuando fue jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, entre 2007 y 2015. "Siempre voté a Macri, porque estoy muy cansada del peronismo. Yo lo que quería eran cambios, otras ideas. Siempre los peronistas gobernaron este país y nunca salimos adelante. Siempre tenemos corrupción, siempre tenemos problemas", cuenta Nora, mientras maneja y busca un lugar para estacionar. Decenas de exfuncionarios kirchneristas han sido detenidos y acusados de corrupción, entre ellos la misma Cristina Fernández, que ha sido procesada 13 veces y acumula siete órdenes de detención.
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FOTO: AFP[/caption]
"¿No te das cuenta de que estoy del otro lado?"
Nora recuerda que hace unos años se dio cuenta de que su hija no pensaba igual que ella y que su esposo. "Yo no le daba importancia, porque ella era estudiante de Derecho. Ella tenía mucha libertad. Yo fui muy respetuosa de la libertad de los chicos, que hagan lo que ellos quieran. Y me di cuenta cuando murió el fiscal Alberto Nisman, en 2015. Yo la llamé a ella para decirle que estaba en la marcha, y ahí ella me contestó: ¡Mamá!, ¿qué te está pasando?, ¿no te das cuenta de que yo estoy en el otro lado?".
También recuerda que para las elecciones de 2015, Sabrina le preguntó por quién votaría. Nora le dijo que por Macri. "Ella se largó a llorar y me dijo: ¿Cómo vas a votar a la derecha, vas a estar mal, tu trabajo. Pero yo no iba a cambiar, porque a mí no me gusta Cristina, su persona, sus ideas, su gente, no me gusta. Y yo no voy a votar para complacer a mi hija", dice.
Sabrina reconoce que su paso por la universidad la influenció fuertemente. Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires. "En los años en los que estudié, empecé a trabajar en organismos de derechos humanos, empecé a militar, también la gente con que me junté. Todo eso me ayudó a tener este pensamiento", relata.
Su madre también comenta que ella se ha alejado de la familia, principalmente por el tema político. Dejó de llamar tan seguido y dejó de ir todos los domingos a almorzar. "Al principio hablábamos mucho de política, pero viste, los kirchneristas cómo son, si no les llevas el apunte se ponen medio agresivos y contestan mal", sostiene Nora. Por eso, asegura que decidió poner un límite y que el tema no se tocaría más en su casa. "Más por ella porque no quiero que ella se aleje de mi casa por la política", dice.
El factor del "voto útil"
El hermano de Sabrina, Adrián, no es partidario ni de Macri ni de Fernández. De hecho, le gustaría votar por Juan José Gómez Centurión, del Frente NOS, ligado a la derecha en Argentina y que actualmente tiene un 1,5% de intención de voto según las encuestas. Sin embargo, Adrián sabe que su voto terminará "tirado a la basura". "Estoy viendo si me voy al voto útil de Macri. Macri no me gusta, pero lo prefiero antes de que vuelvan los delincuentes. Al otro día uno se tiene que levantar a trabajar igual, la cosa es el problema cultural que trae el kirchnerismo", dice a La Tercera, mientras cocina en la casa de sus padres, que viven en el barrio bonaerense de Caballito, uno de los más poblados de la Capital Federal.
Adrián tiene 36 años y está estudiando para ser contador, pero también ayuda a sus papás con el taxi. "Sé lo que significa Fernández, es como el títere, va a ser manejado todo por ella (Cristina). Si llega a ganar y en seis meses o menos termina renunciando por algún problema de salud, acordáte de mí", dice convencido. Además, agrega que "Macri es mejor opción, porque hubo un robo sistemático de plata de los Kirchner y, por ejemplo, las obras públicas que hizo, te das cuenta que son las bases de un país que avanza".
La relación entre los hermanos Adrián y Sabrina no es muy cercana, y pese a tener diferencias en otros ámbitos, la política se sumó a sus discusiones. "Con mi hermana no tenemos una muy buena relación, nos llevamos bastante mal por diferentes cosas y la política terminó siendo otra más. Políticamente ella es muy progre y para el común denominador yo soy muy facho", asegura.
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FOTO: REUTERS[/caption]
Él sabe y entiende las cosas que quiere Sabrina en un Presidente en Argentina, y está decidido a rebatírselo si lo considera necesario. "Mis papás lo tratan de evitar, pero ella vive de la política, entonces siempre sale el tema, y cree que por ser abogada y que obviamente tiene la labia, y yo la respeto por eso, pero la verdad es que cuando no tiene razón yo se lo voy a discutir a muerte".
Sabrina trabaja actualmente para la Defensoría de la Nación y sus intereses siempre han ido de la mano de los derechos humanos, especialmente en relación a la problemática carcelaria en el país y el servicio penitenciario. "Todas las cosas en que yo me formé y milito, son todas cosas que mi familia está en contra y muchas veces mi papá o mi hermano las manifiestan de manera muy violenta". Ella ha dedicado gran parte de su tiempo a trabajar con los presos y en las villas o poblaciones marginales. "Ellos manifiestan abiertamente que les prenderían fuego. Esas cosas generan mucho conflicto, porque tal vez para mi familia son comentarios que no tienen ningún peso, pero para mí es un estilo de vida, es a lo que yo me dedico", dice.
Adrián, con un poco de humor, ratifica lo dicho por su hermana: "Yo conozco su forma de pensar y a veces, aunque no lo piense, le tiro comentarios que la pondrían loca. Por ejemplo, jodiendo porque no lo pienso realmente, porque tengo respeto por la vida humana, pero le digo que hay que agarrar y tirar dos bombas en la villa", dice.
Para él, la mano dura a la delincuencia en Argentina es fundamental, y pone como ejemplo el caso de Chile con los Carabineros. "Acá hay una falta de respeto con la policía, y eso no puede ser, yo no puedo andarle faltando el respeto porque soy yo, o porque soy feminista, o porque soy adolescente. Y eso es lo que busco en un país, y ella no está de acuerdo".
"Yo me independicé a los 18 años, pero aún así me he alejado de mi familia, porque es como una sensación de vivir en dos veredas opuestas, siento que ni siquiera entienden lo que yo estoy pensando o lo que a mí me preocupa, porque sus intereses y preocupaciones van por otro lado", dice Sabrina, quien reconoce que en los últimos años sí consiguió una aliada en su familia: su abuela. Pese a que ella fue siempre del partido Unión Cívica Radical, opuesto al peronismo, desde que empezó a cobrar en los gobiernos kirchneristas una pensión válida para los trabajadores no registrados, su preferencia giró hacia ese sector. De todas formas, su abuela, por su edad, ya no está habilitada para votar.