Arroz, joyas y herramientas: el inusual mercado de productos piratas que se venden en Chile
Miles de kilos de arroz Tucapel falso distribuidos en el comercio mayorista. Poco más de mil joyas Pandora y Tous comercializadas en galerías de Concepción. Cerca de cuatro mil réplicas de herramientas eléctricas a las que luego les pondrían logos en Chile para venderlas como originales. Estas son algunas de las nuevas formas de internar y vender productos falsificados en esta segunda entrega de la serie "Chile falsificado: el auge del mercado pirata".
Están en todas partes. La industria mundial de la falsificación alcanza todo tipo de mercancías y va mucho más allá de la copia de productos de consumo masivo como las zapatillas y la ropa de marca. En nuestro país, cada día el Servicio Nacional de Aduanas y la Policía de Investigaciones están encontrando nuevos casos de piratería de “productos no tradicionales”: arroz, whisky, tequila, lentes de contacto, vitaminas, repuestos para autos, herramientas eléctricas y cargadores de teléfonos que vienen con una supuesta certificación de la Superintendencia de Electricidad y Combustibles.
“La tecnología ha permitido desarrollar productos imitando los originales de manera muy parecida, los productos son prácticamente idénticos y con ello se produce un daño al comercio establecido”, dice Rodrigo Díaz, director de la Aduana Metropolitana.
A continuación presentamos la historia de cuatro productos falsos que han llegado a manos de los consumidores y cuyos casos son un reflejo de cómo opera hoy el mercado negro de los productos pirateados en Chile.
El curioso caso del arroz Tucapel falsificado
Era marzo de 2021 y en un local de sushi en la comuna de La Granja el cocinero estaba complicado. Pese a su experiencia y a todos sus intentos, el roll de sushi que cocinaba ese día se desarmaba al enrollarlo. Como de costumbre, estaba usando el arroz “Tucapel Gran Selección Grado 2″, pero esta vez sentía que el grano era más pequeño y que su textura era distinta.
Molesto por lo que creyó era un defecto del producto, escribió a la empresa y les envió fotografías del envase de un kilo, incluyendo los códigos impresos que permiten hacer la trazabilidad a todos los alimentos envasados. “Lote 22/07/2020 17:40 P2 RMM”, se leía en la bolsa.
Tras revisar las imágenes, varios detalles llamaron la atención en el área de control de calidad de Tucapel. Por ejemplo, el envase del reclamo era más pequeño, de colores más tenues y no traía un logo de conmemoración por los 80 años de la empresa, que se estaba usando en 2021. Además, en los textos había algunas faltas de ortografía, como la ausencia de acentos y el uso de la palabra “agreque” en vez de “agregue” en las instrucciones para cocinar el cereal.
Días más tarde, el dato de un distribuidor permitió profundizar la revisión. El hombre denunció que en una bodega mayorista de Lo Espejo estarían circulando bolsas de arroz iguales a las del reclamo del local de sushi. Investigadores de la empresa fueron al lugar, compraron algunas unidades y confirmaron sus sospechas: allí se estaba vendiendo arroz Tucapel falsificado.
Si bien se trata de un hecho inédito para la compañía, la importación, fabricación y venta de alimentos, medicamentos y dispositivos médicos falsos es un fenómeno que ha surgido silenciosamente en los últimos años en el país. Entre los casos detectados hay tequila falso traído desde México, supuesto whisky Jack Daniel’s hecho en Melipilla, miles de falsos lentes de contacto incautados en Iquique y copias de vitaminas en cápsulas detectadas en Talcahuano.
Tras la denuncia de Tucapel, la Brigada Investigadora de Delitos de Propiedad Intelectual de la PDI dio con la bodega de Lo Espejo. Se trataba de la “Comercializadora y Distribuidora Ángelo Araya Acevedo E.I.R.L.”. Su dueño, del mismo nombre, registraba durante el año 2020 dos grandes importaciones de arroz desde Paraguay por un total de 406.000 kilos. Según los peritajes, el arroz importado era más pequeño y de menor calidad que el producto nacional envasado por Tucapel.
Adicionalmente, detectaron otra bodega mayorista en Quinta Normal llamada “Comercializadora San Damián”, que ofrecía el mismo arroz pirateado a $ 700 el kilo, un precio que estaba incluso bajo el valor de costo del original. Esta empresa, propiedad de Christian Hormazábal Figueroa, también había importado 82.500 kilos de arroz el año 2020 desde Paraguay.
Finalmente, el 2 de septiembre de 2021 todas las bodegas fueron allanadas por la PDI, pero sólo encontraron pruebas en el local de Quinta Normal. Allí había 3.091 envases de un kilo del falso arroz Tucapel envasado y otras 3.574 bolsas impresas vacías listas para ser llenadas y selladas a mano. En la querella que la arrocera presentó ante la justicia, señaló que “no podemos descartar la presencia de este tipo de productos falsificados en otros puntos de venta, tales como mercados mayoristas y minoristas y ferias libres, entre otros”.
“A primera vista el envase era muy similar. Una vez que el producto llegó al consumidor final, la muy mala calidad del arroz empezó a llamar la atención. El arroz Tucapel Gran Selección es emblemático y reconocido por su calidad, por lo que rápidamente la situación fue expuesta y se tomaron las acciones legales. Considerando que lo incautado fueron solo tres toneladas, lamentablemente es probable que el engaño haya sido de una dimensión mayor”, cuenta Andrei Brezinsky, gerente comercial de Empresas Tucapel.
Christian Hormazábal, a quien se le encontraron las tres toneladas de arroz falso, fue formalizado en marzo pasado por delitos contra la ley de propiedad industrial, pero el Ministerio Público le ofreció la salida alternativa de suspensión condicional del procedimiento, lo que se resolverá en julio próximo.
Pandora: la joya más falsificada
Todos los lunes, en la sala 202 del Primer Juzgado de Garantía de Santiago, se repite, como en una obra de teatro, la misma función. Por un lado desfilan una tras otra más de 20 personas que deben enfrentar la justicia por tratar de importar por vía aérea productos falsificados. Del otro lado, las sillas no dan abasto para los abogados que representan a las marcas pirateadas. Más del 90% de las causas de ese día, el lunes 27 de marzo pasado, terminarán con alguna salida alternativa en la que el acusado delatará al proveedor de las mercancías falsas y aceptará que se destruyan los productos.
Pero los casos pueden ser muy distintos: si uno de los imputados fue sorprendido importando 10 pares de calcetines con la figura del personaje infantil Pikachu, hay otros que apostaron por más, como Omar Castro Solar, joyero de Santiago, quien trató de ingresar al país 6.104 joyas de plata con la marca Pandora, entre ellas brazaletes y los famosos dijes o “charms”. Todos falsificados.
“De las marcas de joyas, la que más se falsifica hoy es Pandora, fundamentalmente porque es un producto que está más de moda”, dice Matías Somarriva, abogado que representa a la marca en Chile. “Si bien hay falsificaciones en el rubro de las joyas, hay menos cantidad en comparación a otros productos, principalmente porque es un mercado de un nicho más restringido”, asegura el abogado.
En el caso del joyero, las partes llegaron ante el juez con un acuerdo reparatorio firmado. A cambio de no continuar con la causa, Castro se comprometió a pagar US$ 3.000 y entregar los datos de su proveedor a la marca. Además, las joyas deberán ser fundidas para eliminar cualquier registro o modelo de Pandora. Luego, la plata fundida volverá a manos del joyero.
Pero en otros casos, el producto pirateado sí alcanzó a llegar al comercio establecido. Así quedó en evidencia en Concepción el 12 de septiembre de 2022 cuando la PDI allanó ocho joyerías de la Galería Internacional de la ciudad penquista. En las tiendas, pertenecientes a los comerciantes Cristián Bravo y César Torres, se encontraron 884 joyas que imitaban la marca Pandora y 251 productos que imitaban la marca Tous.
“En las joyas es más fácil detectar si son falsificadas por el tipo de producto, porque generalmente no son puros, pesan menos o tienen aleaciones bastante más pobres”, explica Somarriva a modo de dato para clientes que hayan comprado joyas más baratas creyendo que son originales.
Marcas mundialmente reconocidas como Pandora tienen una serie de mecanismos de seguridad en sus productos, por ejemplo, pequeñas leyendas en letra y números como “S925″, que significa que la pieza está hecha de plata de un 92,5% de pureza.
En el caso de las joyas incautadas en Concepción, Aduanas también pasó a la ofensiva, acusando a ambos comerciantes por contrabando. Pero lo que más llamó la atención es que Blanco y Negro S.A., sociedad concesionaria del Club Social y Deportivo Colo-Colo, también se hizo parte en el caso. Ello, porque entre todas las joyas falsificadas se encontraron 240 unidades entre anillos, pendientes y medallas que utilizaban sin permiso la marca y el logo de Colo-Colo.
Herramientas eléctricas “ensambladas” en Chile
El 27 de diciembre de 2021, un paquete de 29 kilos proveniente de China llamó la atención de uno de los fiscalizadores del Servicio Nacional de Aduanas en la zona courier del aeropuerto Arturo Merino Benítez. Al abrirlo, el funcionario se encontró con 12.871 autoadhesivos con los logos de Makita, Bosch y Stihl, todas marcas de herramientas eléctricas que se utilizan para la construcción o la jardinería. El despacho tenía como destinatario a Emilio Cerón Escobar, en la comuna de Quinta Normal.
Para Aduanas y las marcas involucradas, los adhesivos tenían información y la forma de herramientas en específico, como ‘24 V’ o ‘Lithium Electric Drill’. “Acorde a la evidencia obtenida, es posible presumir que dichas etiquetas pretendían ser colocadas en cierto tipo de productos, tales como herramientas eléctricas, probablemente también falsificados”, señaló Makita en su denuncia a la justicia.
Las alertas se encendieron en los puestos de control de Aduanas en todo el país. Y en cosa de días, en el puerto de San Antonio sucedió lo que esperaban. El 18 de enero de 2022, al interior de un contenedor, llegaron 1.300 máquinas de soldar, 700 taladros inalámbricos, 140 motosierras y cuatro taladros, todos “genéricos” o sin marca, pero idénticos en sus modelos y colores a los vendidos por Makita, Bosch y Stihl. Todos los productos venían para ser despachados a Sociedad Comercial Emilio Cerón SpA, la misma persona de las etiquetas.
Esta técnica, consistente en ingresar de manera separada el producto genérico y las etiquetas, es un fenómeno que en la PDI también han detectado. “Ha aumentado la importación de productos genéricos sin marca y las organizaciones criminales han implementado una cadena de producción en Chile en donde montan verdaderos negocios establecidos para el etiquetado, la venta y la distribución de estos productos falsificados”, asegura el subprefecto Cristián Ramírez, jefe de la Brigada Investigadora de Delitos de Propiedad Intelectual (Bridepi) de la PDI .
Fueron policías de la misma Bridepi los que el 17 de enero de 2022 allanaron tres ferreterías y un departamento vinculados a Emilio Cerón, donde encontraron más de 2.000 herramientas eléctricas falsificadas que sí habían pasado los controles de Aduanas y otras 23.000 etiquetas pirateadas de las mismas marcas. Se desconoce cuántas herramientas falsas alcanzaron a ser compradas por clientes.
Los cargadores de celular “certificados” en Chile
Son miles los cargadores de teléfonos falsos que han sido detectados ingresando a Chile a través del puerto de San Antonio. Por ejemplo, desde el año 2021 se ha frenado el ingreso de más de 140 mil cargadores de las marcas Samsung, Huawei, Mac y Motorola, según se desprende de las querellas presentadas por las mismas marcas. Además, 100 mil audífonos y un ingreso único de 27 mil cables Samsung pirateados.
En algunos casos, los empaques de menor calidad hacen más fácil detectar una falsificación. Pero en el último tiempo las imitaciones se han ido sofisticando. Por ejemplo, muchos de los falsos cargadores de iPhone, que en sus cajas y diseño son idénticos al original, trae en su interior pequeños bloques de metal pesado. De esa manera, los falsificadores consiguen imitar el peso de un cargador auténtico, algo que resulta imposible de alcanzar con los materiales de menor calidad que se utilizan en las réplicas.
Pero desde el año 2021 la inventiva de los productores chinos alcanzó un nuevo nivel. Uno tras otro se han venido detectando cargamentos con cargadores que ahora traen “de fábrica” imitaciones de los códigos QR del Sello de Certificación de Productos que la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC) entrega a los productos importados que cumplen con la normativa vigente en Chile.
Uno de esos casos ocurrió el 17 de enero de 2022, cuando fiscalizadores descubrieron en San Antonio 37.200 cargadores que imitaban la marca Huawei y 6.600 cargadores que imitaban la marca Samsung provenientes desde Shanghai.
Sorprendentemente, cada una de las unidades traía pegado un sticker idéntico al usado por la SEC para certificar los productos eléctricos. Al escanear el código se abría el sitio de la Superintendencia con información copiada de los importadores autorizados, como si se tratara de una unidad original.
“Son productos que van a ingresar al país y que finalmente en su venta no van a pagar impuestos. Tampoco existe una certeza de su real calidad o durabilidad. Es decir, las personas van a comprar productos que no necesariamente cumplen los parámetros para lo que están siendo adquiridos”, concluye Rodrigo Díaz, director de la Aduana Metropolitana.
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