Briones: Sus 456 días como ministro de Hacienda
El ahora abanderado presidencial de Evópoli llegó como uno de los ministros más queridos del gabinete. Sin embargo, su buena evaluación se desplomó al liderar el rechazo a los proyectos del 10% de retiro de fondos de pensiones. Su estilo directo logró el respeto del Presidente, pero también varios roces con sus pares.
-Quieren hablar contigo.
Fue el mensaje que le dijo, el 28 octubre de 2019, el entonces ministro de la Segpres, Gonzalo Blumel, al ahora abanderado presidencial de Evópoli, Ignacio Briones, cuando lo llamó por teléfono. Ese día, Blumel le pasó la llamada al Presidente Sebastián Piñera.
-Estamos viviendo tiempos difíciles, quiero que sea ministro de Hacienda -le dijo el Mandatario a Briones una hora antes de realizar el cambio de gabinete, quien aceptó de inmediato el cargo en reemplazo de Felipe Larraín.
El entonces decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez estaba sorprendido. Si bien pensaba que podía ser una carta para el gabinete -ya que integró el comando de Piñera durante su campaña presidencial-, pero para la cartera de Economía.
Su arribo al equipo ministerial fue parte de una reestructuración que hizo Piñera en medio del estallido social que lo golpeó duramente. Piñera apostó entonces por rostros nuevos y más jóvenes, que lograran sintonizar mejor con las demandas ciudadanas que marchaban bajo su balcón. Privilegió entonces las palomas por sobre los halcones, y puso a Blumel -el favorito- en Interior. Los dos militantes de Evópoli harían una estrecha dupla que significó un fortalecimiento de la presencia de su partido, el más joven de la derecha, en el corazón de La Moneda.
Su estilo calmado y directo fue bien recibido cuando llegó al gobierno. Varios recuerdan, de hecho, que a los pocos días de haber asumido se bajó de su auto para hablar con los camioneros en la ruta 68 mientras protestaban en contra del Ejecutivo.
También fue muy valorado el “tono” que instaló en sus redes sociales, explicando con hilos de Twitter, en un lenguaje fácil, las medidas que se iban tomando luego del estallido y, después, con la pandemia.
De hecho, en febrero de 2020 figuraba como el ministro mejor evaluado del gabinete, con un 45% de aprobación. Sin embargo, con el transcurso de los meses, a Briones, a quien la oposición había recibido de buena manera, se le fue acabando la “luna de miel” que había conseguido marcando distancia de su antecesor.
Complejo estilo
Fumador, bueno para tomar café, inteligente, y con un estilo franco, “que cae en la soberbia”. Así describen varios personeros de gobierno al exministro en su paso por Hacienda, quien de profesión es ingeniero comercial, magíster en Economía y en Ciencias Políticas de la Universidad Católica y doctor en Economía Política del Institut d´Etudes Politiques de París (ScPo). Sostienen que era hermético, que le gustaba trabajar con un círculo pequeño de personas -compuesto principalmente por su jefe de gabinete, Juan José Obach; y los coordinadores de distintas áreas, José Riquelme, Andrés Hernando y Manuel Alcalde-, y que, como todo ministro de Hacienda, le gustaba tener la razón.
-Recuerde que el Presidente soy yo -le decía Piñera en varias oportunidades a Briones para pedirle que lo mantuviera informado de los pasos que daba, sobre todo cuando amarró uno de sus grandes logros, que es destacado de manera transversal en el Ejecutivo: conseguir en junio del año pasado, el acuerdo en el marco de la pandemia del Covid-19 por 12 mil millones de dólares.
Esas advertencias del Mandatario -a quien le gusta tener todo bajo su control, y más aún lo que ocurriera en Hacienda-, iban en las dirección contraria del estilo Briones. El entonces ministro prefería que Piñera le diera margen para negociar y que lo dejara actuar con ciertos grado de libertad. Uno de los episodios que varios recuerdan cuando, recién asumido, el Presidente llamó a un subalterno de Briones para darle una instrucción, y el ministro, en desacuerdo con la orden, llamó al Mandatario. En la conversación le habría dicho que si se lo saltaba, él no podía ser su jefe de Hacienda.
Si bien nunca lograron establecer un grado de amistad o íntima cercanía, el Presidente le tenía respeto intelectual y valoraba siempre las opiniones de Briones.
El estilo de Briones lo llevó a tener varios roces con sus pares. Una relación compleja tuvo con el titular de Economía, Lucas Palacios, con quien chocaba cuando el jefe de Economía no le avisara de algún anuncio. También en alguna ocasión generó incomodidad en su par de Trabajo, María José Zaldívar, sobre todo en la tramitación de la reforma de pensiones. Un roce que, en todo caso, habría sido subsanado. De hecho, Briones siempre reconoce las capacidades de Zaldívar y la considera una de sus “partners” en su paso por el gobierno.
Pero por personalidad, estilo y contenido, la diferencia más clara la tenía con el entonces ministro de Desarrollo Social, Sebastián Sichel, con quien se enfrentará hoy en las urnas. Y ese choque entre ambos ya lo ha visto el país en los recientes debates de cara a las presidenciales. Los dos coincidieron en el gobierno por ocho meses, desde el 28 de octubre de 2019 hasta el 4 de junio del 2020, cuando Sichel dejó La Moneda para radicarse en BancoEstado, lugar que dejó en diciembre de 2020. Briones permaneció en Hacienda, de donde salió el 26 de enero de este año para lanzarse a la aventura presidencial.
El primer Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), recién instalada la pandemia en Chile, fue uno de los temas que marcaron las diferencias entre ambos. En mayo del año pasado, Briones impulsaba la idea de un acuerdo, mientras Sichel transmitía que no había que ceder e intentó, dicen en La Moneda, posicionarse como uno de los “halcones” y generar afinidad con la UDI.
El mail
Uno de los momentos que sacó ronchas a nivel general en el gabinete y que, incluso, generó la molestia del Presidente Piñera fue cuando Briones el 22 de marzo del año pasado, envió un correo electrónico a sus pares: “Quiero invitarlos a que, como gabinete, empaticemos con esa dura realidad de miles y estemos disponibles para una rebaja voluntaria de nuestros sueldos de ministros”, decía el mail. El mensaje -que se filtró rápidamente a la prensa- fue considerado como uno de sus primeros traspiés, ya que le abrió un flanco innecesario al Ejecutivo y puso en una situación incómoda al resto del equipo ministerial. En su entorno aseguran que el episodio no tuvo segundas intenciones, sino que actuó de “buena fe” y buscó una fórmula para hacer un gesto a la ciudadanía.
A Briones se le reconoce su capacidad para resolver problemas, ser trabajólico y también haber logrado lo que solo algunas personas han conseguido en su paso por La Moneda: ser escuchado por Piñera.
Asimismo, relevan los principales logros del exjefe de la billetera fiscal, partiendo por el acuerdo que logró con la oposición para crear un fondo especial de 12.000 millones de dólares para reactivar la economía golpeada por la crisis del coronavirus.
También le destacan haber sacado rápidamente un acuerdo tributario y el Presupuesto 2020, dos momentos en los que recibió, afirman, elogios por parte del Jefe de Estado.
Su batalla en contra del 10%
En junio del año pasado comenzó a ponerse cuesta arriba para Briones y marcó el inicio de una mala evaluación ciudadana. La tramitación del primer retiro del 10% de los fondos de pensiones, terminó significando una dura derrota para él cuando fue aprobado al mes siguiente el proyecto de ley en el Congreso. Briones se levantó como nadie en contra de la medida: desde el primero momento advirtió sobre los efectos negativos que esto conllevaría a largo plazo.
Esos meses fueron los más difíciles para el exministro. Ahí comenzó a sentir los cuestionamientos ciudadanos y también de los parlamentarios. Negociar con el Congreso cada vez se hacía más difícil.
Briones estaba convencido de que la medida era populista y que significaba una puerta de entrada a un segundo y tercer retiro. Ni él, ni el resto del comité político fueron capaces de persuadir a la coalición oficialista de votar en contra de la medida, lo que terminó como un duro revés para el Ejecutivo y un cambio de gabinete en el que salió su principal aliado del equipo ministerial, Gonzalo Blumel, quien además arrastraba una ola de críticas desde la oposición por el actuar de Carabineros en las protestas del estallido. Así, sin su dupla y golpeado por el 10%, Briones notaría una pérdida de influencia al interior de un gobierno que intentaba buscar un rumbo para salir de la crisis.
El 10% -cuestión que el Briones candidato convertiría en un activo para su campaña- vino a opacar los logros en materia tributaria y el acuerdo millonario para hacer frente a la pandemia del Covid-19. Eso, al tiempo que la oposición, y a también varios en la derecha, subían el tono en sus emplazamientos al ministro en pos de que soltara más recursos públicos para hacer frente a la a pandemia.
“El ministro partió muy abierto y dialogante; y gradualmente fue oyendo solo a los que pensaban igual. El diálogo se ha ido haciendo más difícil. Ojalá que viniera luego un tercer tiempo y que este segundo tiempo sea corto”, decía por esos días el senador PS Carlos Montes, con quien el exministro tuvo varios enfrentamientos y consideraba que era uno de los políticos más complejos, según comentan en su entorno.
Pero no solo la relación se volvió tensa con la centroizquierda, sino que también con la propia coalición oficialista, donde la UDI cada vez comenzó a ponerse más dura con el ministro, sobre todo, cuando estaban negociando la reforma a las pensiones, que aún sigue como uno de los pendientes del Ejecutivo.
En este clima, salir a la calle también se volvió más complejo para el ministro. Recordado es en Palacio cuando, en noviembre del año pasado, fue increpado por varias personas que le exigieron explicaciones debido a su controvertida petición realizada a la Superintendencia de Pensiones sobre los datos de las personas que retiraron su 10% de las AFP.
“Ese es mi rut, ahí lo tiene”, fue una de las frases que le decían. En esa oportunidad Briones tuvo que ser escoltado por Carabineros.
Ese mes, de hecho, la aprobación del exsecretario de Estado, según la Cadem de la época, registró un 30% de aprobación a su gestión, cayendo 13 puntos con respeto a la medición de octubre. Briones, en todo caso, repetía que prefería ser impopular a subirse a una ola que traería costos altos para el futuro.
Su apuesta presidencial
Fue casi al final de su gestión como ministro cuando Evópoli comenzó a pedirle que asumiera el desafío presidencial del partido de cara a las primarias.
Esto, luego que el senador Felipe Kast declinara ir por una nueva candidatura.
La idea, en todo caso, no lo convenció de inmediato, según comentan en su entorno, sino que lo tuvo pensando varios días. La compleja situación del país lo llevó a decir que sí, sobre todo, en un contexto en que, de acuerdo a las mismas fuentes, él estaba convencido de que se tenían que defender las ideas del sector.
Su salida del gabinete no le convencía a Piñera. Primero, porque el Jefe de Estado se resistía a cambiar por segunda vez en su gobierno al titular de Hacienda, cuestión que podría generar incertidumbre en un escenario económico complejo. Y segundo, porque el Presidente quería evitar que hubiese una sensación de abandono al gobierno ya que varias otras autoridades habían dejado sus cargos previamente. Sin embargo, en Evópoli aseguran que Piñera siempre estuvo de acuerdo en que Briones saliera a la cancha presidencial.
En los días previos a la salida de Briones del gabinete, Piñera se encontraba en cuarentena preventiva en su casa por haber sido contacto estrecho de un caso positivo de Covid-19. Ahí, trascendía que debido a su molestia, incluso pensó hacer el ajuste de Briones de manera telemática, lo que finalmente no ocurrió. Al contrario, al término de su aislamiento el Presidente hizo una ceremonia de cambio en La Moneda en la que entregó un sentido mensaje a Briones.
“Hoy despedimos a un gran ministro de Hacienda”, dijo Piñera en su alocución. Después de quince meses de haber salido del anonimato, Briones comenzaba entonces su carrera por la Presidencia de Chile.
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