Carrera al poder: radiografía a la élite universitaria
Dentro del sistema educativo no es sólo el colegio lo que la élite elige con pinzas: la carrera y universidad también forman parte de la decisión. Medicina, Derecho, Ingeniería Civil y Comercial en la Universidad de Chile y Católica son las que encabezan la lista. A pesar de los esfuerzos por “emparejar la cancha” en cuanto a la composición de estos planteles, los alumnos de esas facultades cada vez menos provienen de liceos emblemáticos y los públicos aún son minoría.
“Las élites políticas y económicas en nuestro país son muy homogéneas en términos de educación. Es decir, no sólo estudian en ciertos colegios, sino que después eligen ciertas carreras en ciertas universidades. Hoy la educación cumple lo que en otras décadas traspasaba la sangre, es decir, la bandera intergeneracional de la élite”.
Cristóbal Villalobos, académico y subdirector del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (Ceppe) UC, explica cómo la educación juega un rol clave dentro de las élites de nuestro país. Según él, es en la carrera de Derecho donde se concentran las élites políticas; en Ingeniería Comercial y Civil, las élites económicas, y en Medicina se produce una mezcla entre ambas. Según complementa, las universidades también forman parte de la elección, donde destacan la Universidad Católica y la Universidad de Chile.
A este análisis se suma Sylvia Eyzaguirre, investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP), quien explica que “son precisamente los estudiantes que van a salir de estas carreras, y en estas universidades, los que tienen la mayor posibilidad de ser líderes en estas áreas y tener mayor acceso a posiciones de poder”.
Las cifras lo sustentan: según el Ranking Quacquerelli Symonds (QS), considerado uno de los más importantes a nivel mundial, la Pontificia Universidad Católica es la mejor universidad a nivel nacional y queda en el puesto 103 a nivel mundial. Le sigue, en el segundo puesto a nivel país, la Universidad de Chile. Esa casa de estudios ocupa el lugar 159 del ranking global. Además, ambas cuentan con siete años de acreditación.
Reflejo de esta situación es el actual gabinete del Presidente Gabriel Boric, el que cuenta con 13 exalumnos de la Universidad de Chile y tres de la Universidad Católica: es decir, el 67% de sus ministros asistieron a uno de estos establecimientos. En cuanto a las profesiones, de los 24 jefes de cartera, siete son abogados, cinco ingenieros comerciales, uno es ingeniero civil y una médica. Además, 23 expresidentes de la República, electos democráticamente, han sido estudiantes de la UC o de la Universidad de Chile, dos de ellos en la Católica y 21 en la Chile.
En temas de empleabilidad y sueldos también son estas las carreras que lideran el listado. Según el portal MiFuturo, de la Subsecretaría de Educación Superior, todas ellas cuentan con un porcentaje mayor al 85% en empleabilidad al primer año de egreso e ingresos superiores a los $2 millones luego del cuarto año de finalizados los estudios.
Dado este escenario, se han hecho esfuerzos para cambiar la composición de estas carreras y avanzar hacia una mayor nivelación en términos de acceso. Ejemplos son la gratuidad o el Programa de Acceso a la Educación Superior (PACE): una iniciativa del Ministerio de Educación que busca permitir el acceso a la educación superior de estudiantes provenientes de establecimientos públicos mediante acciones de preparación y apoyo, además del aseguramiento de cupos. Además, están los cupos reservados para mujeres en carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
Otras ideas implementadas tienen que ver con las pruebas de selección. El ex subsecretario de Educación Superior Juan Eduardo Vargas explica que “el hecho de que hoy día tengamos una PAES que mide más bien competencias o habilidades, más que un conocimiento o un contenido, es un paso importante para democratizar más el acceso a la educación superior y, particularmente, a las universidades”.
El vicepresidente del Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch), doctor Emilio Rodríguez, dice que hay progresos en términos de nivelación, pero que el trabajo no está terminado. “Con la política de gratuidad se está avanzando hacia un sistema de educación superior más justo y armónico que, por supuesto, no está exento de grandes desafíos y oportunidades de mejora”, afirma.
El tema de la equidad de género es algo que ha avanzado positivamente en los últimos años. El subsecretario de Educación Superior, el sociólogo Víctor Orellana, asegura que estas dos universidades y cuatro carreras han presentado una tendencia al alza en términos de paridad.
De acuerdo a cifras de la Universidad Católica, hoy ingresan más mujeres que hombres al establecimiento, específicamente un 55% de mujeres y un 45% de hombres en el total del alumnado. En el caso de la Universidad de Chile, las mujeres también son mayoría en el total del estudiantado: 52,42% alumnas y 47,8% alumnos. De todas formas, como explica Sylvia Eyzaguirre, investigadora del CEP, es en las carreras matemáticas en donde es necesario promover la presencia femenina.
El gran detalle del género y la procedencia
Durante todo 2019, Isidora Sandoval (22) preparó la Prueba de Selección Universitaria (PSU) para entrar a estudiar Ingeniería Civil en la Universidad de Chile. Necesitaba obtener una ponderación de 718,75. Sin embargo, sus esfuerzos no fueron suficientes. Ponderó 716, quedando 2,75 puntos por debajo del puntaje de cierre. Esto -confiesa- la frustró mucho. Ese día, tras varias horas de incertidumbre, le llegó un mail. Era su última oportunidad: gracias al Programa de Equidad de Género (PEG) de la Universidad de Chile, Sandoval quedó seleccionada dentro de los 55 cupos reservados. A pesar de que en un inicio le costó la idea de entrar por esta vía a la universidad, fue al segundo año de carrera, cuando tuvo que elegir especialidad, que comprendió la importancia de implementar este tipo de medidas. De las 40 personas que optaron por Ingeniería Civil Mecánica, sólo cuatro eran mujeres.
“Al principio me generaba conflicto, porque cuando entré a la universidad sentí que le había robado el cupo a un compañero. Pero después, estando dentro, me di cuenta de que la diferencia de género es tan grande que creo que la admisión especial es lo que se debe hacer para empezar a bajar las brechas de género”, dice hoy Sandoval.
A pesar de que la cantidad de alumnas en Ingeniería Civil en la Universidad de Chile ha ido en aumento durante la última década -en 2014 eran el 27,65%, en 2019 el 29,99% y en 2023 el 32,48%-, los hombres siguen siendo un 35,04% más que las mujeres.
En el caso de la Universidad Católica, dentro de las cuatro carreras mencionadas, hoy sólo en Medicina hay una mayor presencia de alumnas. Si en 2014 ingresaron un 53,4% de mujeres a Medicina, ese número bajó a 46,7% en 2019 y luego creció hasta un 59,8% en las matrículas de 2023. Ese año se registró un 19,6% más de alumnas que alumnos en dicha carrera.
A pesar de que la UC ha creado diferentes incentivos para acortar la brecha de género, en las otras tres carreras la presencia de hombres continúa siendo mayor. En Derecho, hay un 1% más de alumnos que alumnas en 2023. De hecho, en este caso la cantidad de mujeres que ingresaron a esta carrera disminuyó en un 5% en la última década. Si es que en 2014 el 54,5% eran mujeres, eso disminuyó a un 51,6% en 2019 y luego a un 49,5% en 2023. Algo similar ocurre con Ingeniería Comercial, donde la presencia masculina es un 22% mayor y el porcentaje de alumnas matriculadas ha disminuido de forma progresiva, con una variación del 10,6% en los últimos 10 años. Finalmente, Ingeniería Civil tiene la brecha más grande, con un 38% más de estudiantes hombres que mujeres. Esto, a pesar de que la presencia de alumnas aumentó en un 4,4% desde 2014.
En el caso de la Universidad de Chile, la académica Valentina Paredes, de la Facultad de Economía y Negocios (FEN), dice que “es bastante impactante cómo aumenta la representación de mujeres en todas las carreras estudiadas entre 2014 y 2023″. Y, efectivamente, en las cuatro carreras analizadas subió la cantidad de mujeres matriculadas.
En esta casa de estudios el alza más significativa fue en Medicina, donde la cantidad de mujeres que ingresó creció un 10,15% en los últimos 10 años. Si en 2014 eran 45,65% alumnas, y a pesar de que en 2019 bajó a un 40,09%, en 2023 ese porcentaje repuntó hasta un 55,8%. De hecho, ese mismo año se registró un 11,6% más de mujeres que hombres en dicha facultad. Le sigue Derecho, con un crecimiento del 9,02% de presencia femenina en la última década, y con un 9,8% más de alumnas que alumnos en 2023. En Ingeniería Comercial, hasta 2023, aún había un 19,94% más de mujeres que hombres.
Valentina Rotta, académica y experta en género de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), asegura que esta brecha entre hombres y mujeres en carreras STEM se debe a diferentes factores. Entre ellos, la falta de incentivos escolares, familiares, falta de oportunidades, sesgos en la formación, entre otros.
Otro punto a tener en consideración es la procedencia de los estudiantes que se matriculan en las carreras analizadas. El subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana, afirma que “en las carreras más selectivas tenemos más presencia de estudiantes de colegios particulares pagados que en carreras menos selectivas”.
Hasta la fecha, el subsecretario tiene razón. Según cifras del Servicio de Información de Educación Superior (SIES), si en 2013 el 30,7% de los estudiantes universitarios a nivel nacional venía de establecimientos públicos, esa cifra en 2023 disminuyó a un 28,1%.
En el caso de la Universidad Católica, hubo un aumento en la cantidad de alumnos procedentes de colegios públicos en las carreras de Derecho, Ingeniería Comercial e Ingeniería Civil. En el caso de Medicina, el porcentaje se mantuvo en un 7,8%.
Ingeniería Civil, por su parte, durante la última década manifestó un alza mínima del 0,1% de matriculados que venían de la educación pública. Por otro lado, el 74,5% de sus matriculados en 2023 venía de colegios privados. En el caso de Ingeniería Comercial, el aumento de personas de establecimientos públicos también es bajo: sólo un 0,8%. Y, además, tiene una de las tasas más altas de alumnos que vienen de colegios privados, para 2023, el 81,3%. Finalmente, el mayor aumento de personas de establecimientos públicos fue en Derecho, donde se vio un crecimiento del 5,4% y una baja del 3,7% en el caso de los privados en los últimos 10 años.
En la Universidad de Chile, tanto en Ingeniería Civil como en Comercial, disminuyó la presencia de estudiantes de establecimientos públicos. En el caso de Medicina y Derecho, aumentó. En Civil la disminución fue mayor, de un 7,05% en la última década. Y, por otro lado, el 44,59% de sus alumnos viene de colegios particulares. Ingeniería Comercial también demostró una baja en alumnos de colegios públicos, de 5,87%. Y, en esta carrera, el 62,54% de sus alumnos matriculados en 2023 viene de establecimientos privados. En Medicina el escenario cambia, pues la cantidad de estudiantes de escuelas públicas aumentó un 6,31% y los privados disminuyeron en un 2,35%. Finalmente, en la carrera de Derecho se notó el alza más pronunciada, con un 9,23% en los públicos en la última década.
Tareas pendientes
Catalina Jeldres (20) estudió en el Liceo Carmela Carvajal. Según cuenta, sus padres creían que este establecimiento sería una buena opción para comenzar a construir un buen futuro académico. Con un promedio 6,9 desde pequeña, destacó entre sus compañeras. Por esta razón, en parte, en cuarto medio tomó una decisión: sería la primera persona en estudiar Medicina dentro de su familia. Para esto necesitaba conseguir una ponderación sobre los 804 puntos para entrar a la Universidad Católica. Durante todo cuarto medio asistió, con una beca, al Preuniversitario Pedro de Valdivia y complementó sus estudios con tutoriales en YouTube. A pesar de su dedicación, y de ser destacada como la mejor alumna de su generación, no consiguió la ponderación: logró 785,9 puntos. De todas formas, meses antes, Jeldres había comenzado los trámites para optar por una vía de admisión especial llamada “Talento e inclusión”. En agosto de 2021 había enviado a la UC su registro académico, un documento donde el liceo la reconocía por sus calificaciones y un ensayo dando a conocer las razones por las que quería estudiar Medicina. Gracias a esta iniciativa, Jeldres fue la única, entre las casi 300 alumnas que egresaron del Carmela Carvajal en 2021, en entrar a Medicina UC.
El caso de Catalina Jeldres podría verse como una excepción dentro de las cifras. Tanto en la Universidad Católica como en la Universidad de Chile notaron una disminución en la cantidad de estudiantes que ingresaron desde liceos emblemáticos. En la PUC la cantidad de alumnos de esta procedencia cayó un 7,37% en la última década. Pasó de un 30,15% en 2014 a un 23,47% en 2019 y, finalmente, a un 22,78% en la admisión de 2024. En la Universidad de Chile el escenario es similar: en términos porcentuales, la matrícula de estudiantes de colegios emblemáticos para el año 2014 fue de un 16%, mientras que en 2024 bajó a un 11%.
Sylvia Eyzaguirre, investigadora del CEP, dice que este es un punto importante a considerar: “Este retroceso de los liceos emblemáticos es preocupante, porque, precisamente, ellos eran un gran motor de movilidad social”.
Esa tendencia puede hacer aún más difícil, por ejemplo, cambiar la composición de la élite empresarial. Según publicó El Mercurio, en 2023 el 37,5% de los gerentes generales de las grandes empresas del país estudió en la Universidad Católica y el 19,7% en la Universidad de Chile. En el caso de los presidentes de directorios sucede algo similar: 34,2% egresaron de la PUC y 18,3% de la Universidad de Chile. Es, en parte, por estas razones que el subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana, dice que aún falta por avanzar:
“Estas carreras han presentado una tendencia de mayor heterogeneización bastante contundente en el ámbito del ingreso de mujeres. También un crecimiento moderado de la participación de estudiantes que provienen de establecimientos particulares subvencionados y públicos. Yo diría que el desafío pendiente que tiene nuestro país, primero, es fortalecer aquellas instituciones donde los distintos sectores sociales se encuentran. Esto le hace bien a Chile, le hace bien al país tener una educación superior capaz de cobijar diversidad. Lo que no le hace tan bien a Chile es tener una educación superior donde unas instituciones se vuelven exclusivas de determinados grupos sociales, sea la parte superior o la parte baja de la estructura social”.
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