La tenebrosa realidad de los cementerios: 72% no tiene permiso sanitario
Actualmente, hay 996 recintos que no tienen permiso sanitario. Esta cifra representa el 72% del total nacional. En Valparaíso, las familias iniciaron una batalla por 64 tumbas que quedaron bajo el agua.

Hace una década, Karen Herrera perdió a su hijo, de apenas dos meses y 11 días. Fue una muerte súbita. "Se me fue en sueño", cuenta. Enterró a su guagua en el Cementerio N°3 de Valparaíso, en Playa Ancha. Es una herida que, según confiesa, todavía no cierra completamente.
Después de enterarse de la primera denuncia en contra del cementerio, Karen quiso averiguar más. Había escuchado los reclamos de Cecilia Rivas, quien había descubierto el problema de las inundaciones en mayo, cuando intentó enterrar a su hermana en el nicho familiar.
Frente a la preocupación de los deudos, la Corporación Municipal que administra el camposanto permitió que se revisara el estado de las tumbas. Karen fue una de las personas que quisieron inspeccionar la condición de los restos de su guagua.
"Cuando abrí la tumba, vi a mi hijo lleno de agua", dice.
Al observar que sus restos estaban mojados, pegados a una bolsa de plástico, entre ropa y frazadas de guagua, Karen revivió el dolor de 10 años atrás. Después de contemplar ese panorama, sufrió varias crisis de pánico. Hoy asegura haber sido diagnosticada con depresión.
El pesar de Karen es compartido por otros 250 porteños, quienes, desesperados por aclarar en qué situación se encuentran sus difuntos, conformaron un comité para reclamar soluciones. "Tenemos 200 tumbas con agua, pero no podemos cambiar los cuerpos de lugar. El seremi de Salud tiene clausurado el cementerio", explica Juana Moreno, presidenta del grupo. Dos de sus sobrinas y una prima están enterradas allí.
La prohibición
Luego de esas primeras denuncias de mayo por tumbas inundadas en el Cementerio N°3 de Valparaíso, se estableció que la filtración se producía principalmente porque los sarcófagos -estos grandes cajones de concreto que contienen, en promedio, tres ataúdes-, no quedaban bien sellados. En otros casos, el suelo no era permeable y el agua de riego o lluvia, en vez de escurrir hacia abajo, se acumulaba en las sepulturas.
Atendiendo las denuncias, la seremi de Salud investigó y constató que el recinto no contaba con resolución sanitaria, junto con presentar otras deficiencias en su funcionamiento, razón por la cual, el 15 de julio, suspendió las inhumaciones en el cementerio.
Una semana después de ese decreto, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, comunicó a través de Facebook que "el cementerio de Playa Ancha nunca ha tenido resolución sanitaria en 150 años de existencia (...) Y si usted le pregunta a la colega de Viña del Mar, o al colega de San Antonio, no hay ningún cementerio municipal, o son muy pocos, los que tienen resolución. ¿Cuál es la vara con la que se mide a Valparaíso, respecto a otras comunas?", agregó.
Efectivamente, y según un oficio del Ministerio de Salud (Minsal), 996 cementerios del país no cuentan con el citado permiso. La cifra representa el 72% de los 1.379 camposantos sujetos a regulación, ya sea bajo el Reglamento General de Cementerios (de 1970), como del Reglamento de Cementerios Indígenas (de 1930).
La información fue solicitada por el diputado de Convergencia Social, Diego Ibáñez. "Con los antecedentes enviados por el Minsal se concluye que el problema sanitario de los cementerios está en todo el país y es grave. Debe ser visto como un problema nacional que exige mayor fiscalización para evitar una crisis sanitaria", afirmó.
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Los cerros de Valparaíso custodian el polémico cementerio N°3.[/caption]
El basural de Chiguayante
Casi 630 kilómetros más al sur, en Chiguayante, se presentó otro problema. El 3 de septiembre, la Seremi de Salud del Biobío inició un sumario sanitario contra el cementerio de la comuna de Chiguayante, luego de que se detectara un vertedero irregular de ropa de cadáveres y pedazos de ataúdes al interior del camposanto. Estos vestigios eran parte de una reducción de tumbas que terminó depositada en un lugar no autorizado.
Jessica Flores, concejal de Chiguayante y presidenta de la Comisión de Salud, fue quien realizó la denuncia de una práctica que solía ser habitual en el camposanto. Ahora solicitará la actualización el reglamento interno.
"Siempre se tomó como una conducta habitual terminar de esa forma con los desechos de los difuntos. Hoy el compromiso es modernizar el reglamento que existe y que data desde que nació la comuna. Es preocupante que vayan cubriendo estos vertederos con tierra, sobre todo cuando el cementerio está cerca de viviendas".
Por su parte, el alcalde de Chiguayante, Antonio Rivas, asegura que cumplen con el reglamento y la resolución sanitaria para la exhumación de cuerpos.
"Cada vez que se ha requerido este tipo de exhumaciones nosotros hacemos una intervención que está ajustada al reglamento. Nunca se han tratado restos óseos, solo son restos de madera y ropa de los difuntos por lo que estamos dentro de la normativa", indica el edil.
De acuerdo con los datos recabados por el diputado Ibáñez, en la región del Biobío, 48 de 65 cementerios generales (74%) funcionan sin autorización sanitaria.
Como posible solución, el seremi de Salud del Biobío, Héctor Muñoz, ordenó enviar los desechos a un relleno sanitario y habilitar un sistema alternativo de acopio cerrado para desechos de reducción y así evitar un foco insalubre en la zona.
"Si bien el riesgo de afectar la salud de la población es poco probable", dice el infectólogo de la Universidad de Valparaíso Rodrigo Cruz , "el manejo inadecuado de los cuerpos puede atraer vectores, como moscas, roedores y perros, que sí podrían provocar infecciones gastrointestinales en lugares aledaños. Además, si la sepultación es en tierra, se podrían contaminar las napas subterráneas".
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El basural con restos reducidos que se encontró en Chiguayante.[/caption]
Batalla de Playa Ancha
Después de que Salud prohibiera los entierros en el Cementerio N°3 de Valparaíso, la Corporación Municipal (Cormuval), principal administrador del recinto, informó que "se registra un total de 216 inspecciones, de las cuales 64 casos presentaron acumulación considerable de agua". En respuesta, se resolvió construir nuevos nichos y bóvedas, para trasladar hasta allí los cuerpos inundados por el agua.
El hecho conmocionó a los clientes del camposanto, que, con un sentimiento de "pena y rabia", exigen soluciones para sacar del agua a sus difuntos. "Han jugado con nosotros. Nos han mentido. Nos acusan de problemáticas, pero todo es verdad", afirma Juana Moreno.
Algunas de estas exigencias se tradujeron en hechos de violencia, dentro y fuera del cementerio. Funcionarios acusan que los familiares destrozaron las oficinas del cementerio. En algunos casos, fueron amenazados de muerte. Las denuncias apuntan a Moreno.
Durante casi dos meses, la dirigenta y decenas de socios del comité pernoctaron en el cementerio. Supervisaban la inspección de las tumbas junto a la Cormuval. Moreno explicó que "era la única manera que pudiéramos cuidar a nuestros difuntos. La administración trasladaba los cuerpos sin la autorización de las familias. También hay cuerpos desaparecidos".
Tras la primera prohibición de funcionamiento en el Cementerio N°3, la Seremi volvió a restringir los entierros y las exhumaciones, el 10 de septiembre, tras constatar "graves deficiencias en su funcionamiento, que atentan contra la salud de sus trabajadores, de las personas en general y la dignidad de los fallecidos sepultados allí".
Las familias habían denunciado el acopio de los restos de sus fallecidos en bolsas de basura. Las osamentas fueron dejadas en un cuarto de herramientas, sin nombres ni etiquetas que identificaran a los difuntos.
Lo anterior ilusionó a Fernando Farfán. "Estoy haciendo las gestiones para hacer un peritaje y saber si mi madre está ahí", señala. Lleva tres años buscando su cuerpo. Dice que la administración perdió sus restos. "Buscaron en todos los nichos. Abrieron y abrieron, pero no la encontraron. A lo mejor mi mamá está en ese galpón", afirma esperanzado.
En paralelo, sigue insistiendo en rescatar a su hermano, también enterrado en el cementerio.
"Yo creo que su tumba está inundada. A mi suegra, que falleció hace cinco meses, la tuvimos que sacar en septiembre, porque estaba con agua. Fue tremendo. Mi mujer vivió un segundo duelo".
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Desde que comenzó el sumario sanitario en el cementerio de Playa Ancha, se han realizado 216 inspecciones; en 64 de ellas se encontró agua.[/caption]
Permiso sanitario
La presencia de agua en las tumbas, el traslado de cuerpos sin la autorización de las familias y el acopio de restos óseos en lugares no habilitados para ello incumple lo descrito por el Código Sanitario. Y, más específicamente, el Reglamento General de Cementerios.
Según el estatuto, las urnas y ataúdes deben ser impermeables y cerrados herméticamente, mientras que el traslado de cadáveres o de restos humanos solo puede efectuarse con la autorización del seremi competente, ya sea a petición de los parientes más cercanos del fallecido o de terceros. Además, se establece que los nichos deben tener las dimensiones adecuadas para la sepultación de restos.
La normativa también establece que la autoridad sanitaria local dictará la resolución que autorice o rechace la instalación del cementerio. No obstante, junto con el Cementerio N°3 de Valparaíso, otros mil recintos operan sin el permiso. La situación se repite en todas las regiones del país, incluso en la capital.
Aunque está lejos de ser la zona más crítica, en la Región Metropolitana los cementerios sin permiso sanitario al día alcanzan el 36%. Al respecto, la seremi de la Región Metropolitana, Rosa Oyarce, asegura estar en "etapa de regularización". "De los 42 cementerios hemos visitado 30 y, en general, están bastante bien y solo uno lo tenemos con sumario, a los otros les hemos realizado observaciones generales", comenta.
Oyarce explica que antes de 1982, los cementerios pertenecían al Ministerio de Salud y "se daba por hecho que estarían regularizados. Pero después de 1982 los servicios de salud traspasaron estos cementerios a los municipios". Agrega que, debido a eso, un número importante de los recintos son municipales, por lo que las principales responsabilidades recaerían sobre los alcaldes. Los demás camposantos son privados y parroquiales. Estos últimos son particularmente complicados de fiscalizar, ya que muchos datan de la época de la Colonia. "Ha sido muy difícil y complejo contar con esa información, se la hemos estado solicitando al Arzobispado y también a quienes están apoyando esos cementerios", dice Oyarce.
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Con el abandono de ciertos nichos, la maleza ha ido ganando terreno en el cementerio de Chiguayante.[/caption]
Reparaciones
En Valparaíso, el comité de familiares evalúa, entre otras medidas, un reclamo al Sernac para que este actúe de intermediario. Primero, el abogado representante, Pedro Díaz, espera "que exista una sentencia criminal, o algún formalizado por delitos. Luego podremos presentar una acción civil en contra de esta entidad y ahí cobrar perjuicios".
Por su parte, la Fiscalía Regional de Valparaíso actualmente investiga una serie de denuncias por los delitos de inhumaciones y exhumaciones ilegales; el traslado de restos humanos sin permiso previo, y por amenazas y daños en la administración central del Cementerio N°3 de Valparaíso.
Los familiares, no obstante, ya piensan en nuevas movilizaciones, sin descartar otra toma de la casa de sus muertos.
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