Cristián Valenzuela: “La gente salió a votar más por miedo a Kast que por Boric”

CRISTIAN VALENZUELA
21/04/2022 FOTOGRAFIAS A CRISTIAN VALENZUELA Mario Tellez / La Tercera

Fue la sombra y el estratega de José Antonio Kast en sus campañas presidenciales, y a cuatro meses de la derrota sostiene que los resultados de la elección de diciembre tuvieron más de fracaso de su candidato que de triunfo del hoy Presidente Gabriel Boric.


Dos casonas en Presidente Errázuriz -en Las Condes- albergan a los líderes del Partido Republicano y sus organizaciones afines. En una de esas oficinas está el director ejecutivo de Ideas Republicanas, Cristián Valenzuela, otrora hombre fuerte de la campaña presidencial de José Antonio Kast. A sólo metros está el despacho del exabanderado, una cercanía que ya cumple 14 años y que también se expresa en que son vecinos no sólo de oficina, sino que debarrio.

La pregunta del millón: ¿Dónde está José Antonio Kast?

Muy activo, pero en un rol de segunda línea. Cuando comienzan los gobiernos tiene que haber espacio para que ese gobierno se desarrolle y el candidato perdedor, por así decirlo, debe tener espacio para reconfigurarse. Hay muchos desafíos: se viene el plebiscito de la nueva Constitución, viene el rol de opositores que somos al gobierno y viene el futuro del partido de aquí en adelante.

¿Esta suerte de bajo perfil tiene fecha de término?

No tiene una fecha determinada. Nosotros hablamos de contenidos o apariciones relevantes para marcar ciertas posiciones.

Tras la derrota de diciembre optaron por el repliegue. Con la perspectiva que da el tiempo, ¿cómo explican su derrota?

Para nosotros la primera vuelta fue un éxito total. Derrotamos al candidato de Chile Vamos, los analistas decían que íbamos a sacar la mitad de la votación del 2017, que Kast iba a ser el Marco Enríquez-Ominami de la derecha, las encuestas nunca nos dieron una opción real hasta que entramos de lleno a la elección. La elección refleja que nuestro discurso sí tuvo un correlato con la ciudadanía y, por lo tanto, fue exitoso. La segunda vuelta fue una elección distinta, y perdimos porque, primero, hay que reconocerlo, la campaña de Gabriel Boric logró instalar mejor el relato que nosotros. Ellos decían que la esperanza le había ganado al miedo. El miedo fue el que ganó la elección, y la elección de segunda vuelta, fue más que nada un plebiscito sobre Kast y sobre los miedos a Kast. No quiero desmerecer lo que la campaña de Gabriel Boric logró en aunar a cierto grupo de personas. Pero el gran salto y la gente adicional que salió a votar, lo hace por miedo a José Antonio Kast más que por Boric. ¿Qué planteábamos nosotros y que no fuimos exitosos? La narrativa de que Gabriel Boric no estaba preparado para gobernar. Ni su coalición ni él personalmente, y es lo que vemos hoy día en la práctica. Pero perdimos en esa elección y ganó contundentemente.

¿Y cómo se revierte ese “antikastismo”, la imagen de un candidato ultra, contrario a las minorías y antimujeres ?

Esos mitos y esas caricaturas la elección permitió superarlas bastante bien, porque un candidato antimujeres y antiminorías no habría sacado 3,6 millones de votos y no habría sacado un 46% en segunda vuelta. Esa es la primera base. Que nos queda mucho por avanzar, porque si ahora uno lee estadísticamente la elección, hay voto joven y voto femenino, muy fuerte, que no nos apoyó a nosotros. Entonces, ahí está el desafío.

Chile Vamos se apresuró a señalar que José Antonio Kast no era el líder del sector, no le reconocieron esa calidad de primus inter pares. ¿Qué lectura hacen ustedes de aquello?

Valoro profundamente el apoyo de Chile Vamos durante la segunda vuelta, que fue genuino y leal. Ellos también están en un proceso de reorganización y de ajuste, que es natural. Ellos tuvieron que cargar con el fracaso del gobierno de Sebastián Piñera y fueron derrotados en primera vuelta. Tuvieron un retroceso en los parlamentarios por el avance del Partido Republicano y el Partido de la Gente. Entonces, en ese escenario, por supuesto que ellos tienen que reconfigurarse, establecer nuevos liderazgos y marcar un camino, que es distinto al nuestro. Que se pueden juntar en cosas puntuales en algún minuto. Nosotros creemos que hoy no es tiempo de imponer liderazgos. Acá hay que ejercerlos y hay que trabajar mucho, para que el sector, de manera amplia, pueda volver a gobernar.

Hay dos procesos en paralelo: la instalación del gobierno y el proceso constituyente. ¿Ustedes ya definieron estratégicamente la opción por el Rechazo?

Nuestra definición hoy día, tanto en el partido como lo que está haciendo José Antonio, es poner en relevancia los malos contenidos que se están construyendo en la Constitución que les van a afectar a muchas personas. Por ejemplo, el tema de las pensiones, el tema de la propiedad, el tema de las inversiones a futuro, dividir una nación en varias, el sistema judicial, sistema político, tiene una serie de consecuencias. Nuestro foco, exclusivo, es decir que estos contenidos le hacen mal a Chile. Si la Constitución logra ser un texto que nos represente a todos y, que le haga bien a Chile, la vamos a apoyar. Pero hasta ahora no hemos visto nada que nos haga pensar eso. Pero el foco no tiene que ser el Rechazo, es cómo nosotros le mostramos a la gente, a los distintos grupos, distintas identidades, no le hacen mejor a Chile, sino que le hacen un daño mucho mayor a Chile.

No se ve mucho cómo pudiera cambiarse el rumbo ya adquirido de la Convención...

Hace ocho meses, o un poco más, los candidatos a Presidente de Chile eran Daniel Jadue y Joaquín Lavín, y eso cambió radicalmente en muy poco tiempo. Hubo un cambio de discurso también. El propio Presidente Boric no tiene nada que ver con el de primera vuelta y el de segunda vuelta, ni menos con el Presidente que está gobernando. Tuvo un discurso de seguridad, casi que vestido de carabinero. Si no va a salir un texto que no va a representar a la inmensa mayoría de los chilenos y va a haber una Constitución con un sello de ilegitimidad que le va a permitir durar poco tiempo, el problema de fondo, más allá del proceso y del texto, es que vamos a seguir en un estado de incertidumbre que está dañando a Chile.

¿Es de los que creen que el gobierno debe jugar un rol en el proceso constituyente?

Creo que el gobierno no debe meterse en el plebiscito. Lo que pasa es que el gobierno se ha jugado a favor de la Convención y valida todos sus argumentos cuando son contradictorios a los proyectos que presenta. O sea, ¡cómo va a ser posible que en la Convención no se apruebe una norma sobre la expropiabilidad y el Presidente ponga su firma en una reforma constitucional que sí lo avala! Es una contradicción que es evidente. Creo que el gobierno políticamente puede influir en muchas de las cuestiones porque estoy seguro de que muchos de los convencionales de Apruebo Dignidad, apenas termine la Convención, serán parte del gobierno. Van a ser ministros, subsecretarios, van a formar parte, van a asesorar al gobierno y van a ser dirigentes del gobierno. Entonces, no puede ser que de un día para otro se olviden. Tienen un rol que cumplir y espero que la influencia del gobierno sea para arreglar una Constitución que está quedando muy mala.

¿Es endosable la victoria o derrota en el plebiscito constitucional al gobierno de Gabriel Boric?

Sinceramente, pensaba que el devenir del gobierno iba a ser mucho más incidente en el resultado de la Convención, pero me ha sorprendido el rápido desplome del gobierno en estas cinco semanas. Por lo tanto, no tengo ese análisis claro. Hay que ver cómo va a estar el gobierno en septiembre. Pensé que iba a estar muy fuerte, más allá de todas las diferencias, que iba a lograr que todo ese apoyo se transmitiera a la Convención, que ha venido cayendo también. Pero el desplome del gobierno también es un problema para la Convención. Un gobierno débil le hace daño a la Convención.

En este mes y medio de gobierno de Gabriel Boric la oposición parece que no ha definido su carácter ante el gobierno...

No comparto ese juicio. Lo que pasa es que uno está acostumbrado a las llamadas “luna de miel” del gobierno, y en la “luna de miel” el protagonista es el propio gobierno y el propio Presidente. El problema es que ellos, por errores autoinfligidos, decidieron ni siquiera superar la noche de bodas, por así decirlo. O sea, ha cometido errores desde el día uno de la instalación. Tuvieron un buen período previo a asumir el mando. Tres meses donde la figura del Presidente, los gestos comunicacionales y los simbolismos fueron muy importantes. Pero parece que no trabajaron nada, porque llevamos cinco semanas de gobierno y cuatro proyectos de ley presentados. La oposición tiene otro rol y al principio siempre, si uno mira hacia atrás, la historia de las transiciones y especialmente cuando hay cambio de sector político, la oposición se reconfigura.

Hubo parlamentarios en la derecha que votaron a favor de todos los retiros durante su propio gobierno, pero en este gobierno no los apoyaron cuando se entendía que podía ser una derrota política muy fuerte en caso de que la derecha se sumara...

No hay que confundir ser oposición con simplemente hacerle daño al gobierno y consecuentemente al país. La oposición, la que al menos nosotros estamos diseñando, es fiscalizar al gobierno para que haga bien su trabajo o poner en evidencia las iniciativas que le hacen daño al país y mostrar cuáles son las alternativas. Algunos se confunden de que el Presidente salió elegido con un 55% y hoy día estaría en el 35% y 40% de aprobación, como si ese 20% restante fuera a votar por Kast. No, esas personas dejaron de votar por Boric, pero nosotros debemos mostrarles el camino, que nuestra alternativa lo habría hecho mejor. Esa es la diferencia.

La vocación de mayoría que requiere un proyecto, uno puede pensar que choca con lo que propone el Partido Republicano. Su debut legislativo fue con una iniciativa para eliminar la primera causal en la interrupción del embarazo y otra para prohibir que deportistas transgénero participen en competencias de alto nivel...

El partido representa legítimamente ciertas sensibilidades y también tiene su ideología como cualquier partido tiene. La diferencia está, y yo creo que es el desafío, es que uno lo haga de manera que respete también a quienes piensen distinto.

¿Y cómo no se van a sentir agredidos por iniciativas que se ven como retrocesos en momentos en que el mundo gira hacia la diversidad y el respeto de minorías?

En el caso de la primera causal hay que plantearlo de una manera distinta para que no se vea como un ataque ante un objetivo, sino que, en lo concreto, el proyecto busca eliminar una causal que no es necesaria. Y en cuanto al segundo, el diputado Urruticoechea que presenta esto no lo hace de manera despectiva. Para nada, lo hace con mucho respeto. Si uno habla con él de estos temas, él tiene incorporado en su lógica un respeto profundo con esa diferencia. Sin perder de fondo los valores que él defiende.

No se entiende que habiendo tantos temas, opten por sus primeras iniciativas parlamentarias por apuntar a este tipo de temas y le insisto en lo de vocación de mayoría...

Yo creo que es legítimo, insisto, en la sociedad, proyectos ideológicos también distintos, tengan ese espacio de representación. En la medida en que se haga con respeto, y si hemos fallado en eso, tenemos que corregirlo. Evidentemente, los mitos y las caricaturas que se construyen tienen que ver con la falta de delicadeza y tacto al momento de hablar de ciertas materias. El candidato del Partido Republicano sacó 3,6 millones de votos en Chile, un 44%. No solamente tiene una clara vocación de querer ser mayoría, sino que tiene una clara vocación de gobernar. Esa plataforma que se construyó, con el apoyo de muchos sectores también, se construye una diversidad de temas, y también colocando los temas de prioridad que quiere el Partido Republicano para Chile y eso quedó claro en esa instancia.

Ha calificado con dureza la instalación del gobierno, calificándolos de alumnos en práctica. Voy a parafrasear a la vocera Camila Vallejo: plantea que no le pueden pedir a este gobierno resolver los problemas que no se han resuelto en los últimos 30 años...

No le pido que resuelva los problemas de los últimos 30 años. Le pido que la delincuencia no aumente un 68% en los últimos 28 días. Esa es su función y que se haga cargo de eso. Le pido que la inflación no siga escalando, y para eso tiene que tomar medidas económicas en serio. Esas son las medidas que uno le pide. Al Presidente no lo conozco tanto. Me ha tocado conversar una vez con él, interactuar un par de veces, y lo encuentro alguien con buenas intenciones. Encuentro que alguien que lee merece mucho respeto. Una cosa es que pueda ser buena persona y otra cosa es que sepa gobernar. Lamentablemente, en esas cinco semanas no ha gobernado.

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