Cuando la realidad se impone: Boric redefine el rumbo de su gobierno
El Presidente trabaja en un cambio de tono y enfoque para delinear las prioridades del gobierno para los próximos meses. Un nuevo camino, donde urgen las medidas concretas y la seguridad es la prioridad. Lo difícil ahora es convencer a Apruebo Dignidad de postergar algunas de sus demandas históricas y al Socialismo Democrático de que esta vez sí serán escuchados.
La ministra Carolina Tohá llegó decidida al comité político ampliado del lunes al mediodía. Mientras algunos dirigentes del Socialismo Democrático decidieron restarse de la reunión porque en paralelo se desarrollaban las conversaciones sobre el acuerdo constitucional, y otros pensaban en el aniversario del 18 de octubre del día siguiente, la jefa de gabinete les hizo una invitación a los presentes: el segundo cónclave del año (el primero fue el 25 de marzo) liderado por el Presidente entre todos los actores oficialistas -ministros, parlamentarios y directivas- para delinear el trazo de los próximos seis meses de gobierno ante un reordenamiento obligado en las prioridades luego de la derrota del 4 de septiembre. La seguridad y el diálogo con todos, les dijo Tohá, será un imperativo para conseguir los objetivos. Es urgente, sostuvieron en la reunión, empezar a concretar medidas que lleguen a la gente.
La ruta en la que trabaja el Ejecutivo está marcada por un giro evidente en las prioridades, tanto en la forma como en el fondo. Porque la contienda para el gobierno es cada vez más cuesta arriba: una crisis de seguridad que no da tregua, un Congreso que ha sido hostil en la tramitación del presupuesto, una discusión constitucional que no avanza como esperaban luego de una contundente derrota que los dejó sin una ruta clara, una oposición que adoptó una estrategia más ofensiva ante los resultados del plebiscito y una aprobación en las encuestas que solo se desploma -el domingo pasado bajó a 27% en la Cadem-, obligaron a La Moneda a mirar la realidad con otros ojos.
El Presidente tiene claro que está en un momento clave en su gestión y la principal conclusión, tanto en el Segundo Piso como en el comité político, es que al gobierno le urge empezar a buscar fórmulas para concretar un programa con medidas palpables en las materias que a las personas les interesan, sobre todo en seguridad. “Hoy la principal preocupación de los chilenos y chilenas es combatir la delincuencia”, aseguró el Mandatario en la semana.
Por estos motivos el llamado a los ministros sectoriales -que tienen una evaluación crítica entre los asesores- ha sido mejorar la gestión para que la ejecución del programa se empiece a notar. Y también para que no todos los problemas le lleguen directamente a Boric.
En ese contexto, el cónclave, que inicialmente había sido calendarizado para el miércoles 26 de octubre, fue pospuesto para el 3 de noviembre, ya que están esperando empezar a tramitar la reforma de pensiones, donde está concentrada la esperanza del oficialismo: aspiran que sea el primer triunfo programático del gobierno, ya que es una propuesta, afirman, de “sentido común”. En la jornada esperan recalcar la importancia de realizar esfuerzos en el diálogo con todos los sectores para lograr ese objetivo.
“Es importante que como coalición elijamos nuestras batallas y la reforma de pensiones es clave para avanzar en seguridad social y mejorar la vida de quienes más lo necesitan. El escenario actual demanda que hablemos con hechos concretos para conectar con esa ciudadanía que ha visto desmejorada sus condiciones de vida producto de la pandemia y la crisis económica”, dice el presidente de Comunes, Marco Velarde.
Tanto en Socialismo Democrático como en Apruebo Dignidad los partidos están muy atentos a las próximas definiciones del gobierno. Por un lado, en la ex Nueva Mayoría presionan para que los cambios sean “reales y no solo performáticos”, mientras que en la coalición del Presidente tironean para evitar renuncias al programa.
¿Qué va a decir?
Para los partidos era muy importante lo que ocurriera en el aniversario del 18 de octubre. Mientras en el PPD estaban preparados para salir a respaldar a la ministra Tohá ante cualquier eventualidad que pudiera ocurrir en la jornada, en el Frente Amplio no querían un discurso solamente orientado al orden y la seguridad de la jornada.
“¿Qué va a decir el Presidente mañana?”, preguntó preocupado uno de los presentes en el comité político. La ministra Tohá respondió que para evitar filtraciones, era mejor no decir nada en esa instancia.
Al día siguiente, Boric tomó la palabra temprano. Y el giro fue evidente:
“El estallido no fue una revolución anticapitalista y tampoco, como han querido instalar en los últimos días, fue una pura ola de delincuencia. Fue una expresión de dolores y fracturas de nuestra sociedad, que la política, de la cual somos parte, no ha sabido interpretar ni dar respuesta”, dijo el Mandatario.
Añadió: “En esos días del estallido se dijeron y se hicieron muchas cosas excesivas. Nos agredimos unos a otros y creo que somos muchos los que sentimos que en ese periodo las cosas llegaron a un extremo que no debieran haber llegado. (...) Reconocemos que nuestra lectura de los cambios sociales que el país necesita estuvo muchas veces nublada por nuestras ideas preconcebidas. Hoy vemos que las personas que tienen exigencias materiales, del día a día, están muchas veces alejadas de las recetas políticas de unos y de otros”.
Las palabras del Presidente -en un discurso que fue realizado con su equipo de asesores más cercano (Carlos Durán, Miguel Crispi, Matías Meza-Lopehandía y Tatiana Klima, además de los ministros del comité político)- son el reflejo de un proceso de reflexión que Boric asumió desde la derrota de septiembre y que también le ha valido críticas entre los suyos.
Pese a que varios, sobre todo en Socialismo Democrático, celebraron el tono del Presidente y la postura de La Moneda ante los hechos de violencia de esa jornada, lo ocurrido el martes para algunos sectores del Frente Amplio y del Partido Comunista fue un golpe duro, ya que en conversaciones privadas recordaban que hace menos de un año se hablaba con otro tono de lo ocurrido el 18 de octubre, se negociaban indultos y varios decían sin dudarlo que Carabineros debía ser refundado. Pero ahora nada de eso estuvo en la agenda.
El alcalde de Recoleta, Daniel Jadue (PC), escribió: “No son imágenes del estallido social del 2019, son de hoy #18DeOctubre de 2022. A tres años, la represión sigue intacta. Impresentable e incomprensible. ¡Finalmente nada ha cambiado! ¿Cómo se explica, ministra Carolina Tohá, que usen las mismas prácticas de Piñera?”.
“Hemos estado siguiendo y revisando los reportes que nos llegan desde la calle y lamentamos que hayan escenas que se repiten, que no queremos volver a ver y que nos obligan a exigir, porque está en el programa de gobierno, una refundación y una modernización de las policías, especialmente Carabineros de Chile. Y eso debe cumplirse”, dice la diputada Marisela Santibáñez (PC).
Pero en La Moneda insisten que en el Presidente hay una decisión y la idea es que el cambio de tono se note. Esa modificación en su discurso sobre seguridad vivió una prueba de fuego el jueves en el Encuentro Nacional de la Pequeña Empresa, convocado para este jueves por la Conapyme.
El Presidente estuvo incómodo desde el principio.
Primero, por el discurso de Rafael Cumsille, presidente de la Confederación, quien se extendió largamente y preguntó a los asistentes: “¿Ustedes están más preocupados de la Constitución o de la delincuencia?”, y les pidió que se pusieran de pie a quienes priorizaron la seguridad. Luego pidió entonar el himno de Carabineros y los presentes sacaron un papel con la letra. El Presidente no sabía de nada de lo que ocurriría ahí, cuestión que se le enrostra a la avanzada presidencial.
Luego, cuando vinieron las palabras de Boric, uno de los asistentes lo interrumpió para criticar el proceso constituyente. El Mandatario, mostrando un evidente cambio de tono, respondió diciendo: “Le exijo respeto” tres veces, y le dijo que respetaba la victoria del Rechazo, pero que el mandato de una nueva Constitución sigue vigente.
Sin embargo –y pese a que ha supervisado el proceso constitucional-, el Presidente no quería hablar de eso, porque el análisis en la interna de La Moneda es que hay que distanciarse del proceso constituyente. Con esa reflexión, el énfasis de su discurso estuvo puesto en la seguridad.
Y no es algo casual. En las últimas intervenciones, el Mandatario -que ha acompañado su nuevo discurso con un cambio de hábitos, incluyendo una mejora en su alimentación y más deporte en sus rutinas- ha buscado darle un tono más fuerte a su condena a la delincuencia.
“El Presidente lo ha dicho: hay que abordar la seguridad con una visión de Estado, con una convergencia de todos los sectores políticos. La seguridad y la economía son condiciones habilitantes para las reformas que el gobierno planea llevar adelante, de modo que las asuma como prioridad es una buena noticia, puesto que está escuchando los dolores y los sentires de las personas”, dice la presidenta del PPD, Natalia Piergentili.
Pero en el Socialismo Democrático también hay quienes plantean que lo más importante es que el Presidente pase de lo performático a actuar y que sus “frases” –como “vamos a ser unos perros en la persecución de la delincuencia”- se vean en cambios concretos. Uno de ellos es que la ministra Carolina Tohá tenga mayores libertades para imponer sus términos.
Déjà vu
El tema fue central en la reunión de la directiva del PPD del lunes pasado. Ahí, por Zoom, uno de los integrantes de la mesa tomó la palabra para analizar el presente del gobierno y los malos resultados en las últimas encuestas.
“Ellos en el gobierno de la Presidenta Bachelet utilizaron la frase de que serían ‘colaboradores críticos’, nosotros deberíamos pensar en la misma fórmula, si no quieren escuchar debemos ayudarlos, pero no morir con ellos”, planteó, haciendo referencia a la estrategia con la que Revolución Democrática ingresó a participar del gobierno de la Nueva Mayoría en 2013.
Esa sensación es compartida entre varios integrantes del sector.
“Cuando uno asume una colaboración, la asume desde un ponerse de acuerdo. Desembarcarnos porque el gobierno va mal no es como se hacen las cosas. Dicho eso, yo creo que al interior del PPD hay malestar, no por poca representación en el gobierno, sino que vemos cosas que van más lento, que no van como quisiéramos, que vemos falta de experiencia y que quisiéramos contribuir más”, dice Piergentili.
De hecho, en los grupos de WhatsApp de los diputados de Socialismo Democrático varios compartieron y coincidieron con un tuit del director de Criteria, Cristián Valdivieso. El mensaje hablaba de la relación entre las dos coaliciones. Decía: “Opinión. 1) PPD y el PS están poniendo la cara, pero la música la pone AD. Emblemático es el TPP11. 2) Mientras PPD y PS ponen la cara, AD copa el Estado y las pegas. 3) Si esto continúa, el mayor costo lo pagarán PS y PPD, sin opción alguna de ser opción de gobierno el 2026″.
Para Apruebo Dignidad, por su parte, el proceso de cambio de rumbo ha sido más duro de aceptar. Sobre todo en quienes ven cómo algunas demandas históricas e identitarias dentro de la coalición son postergadas y pierden relevancia. Como lo fue la prometida condonación del CAE, el indulto a los “presos del estallido” y, quizás lo más simbólico de todo, lo que ha ocurrido con el tratado internacional TPP11, donde la coalición del Presidente se ha negado a su aprobación, pese a que fue dictaminado por la mayoría en el Congreso.
De hecho, esta semana la canciller, Antonia Urrejola, puso límite a la tramitación de las side letters hasta fin de año, luego de que el subsecretario Ahumada relativizara sobre el plazo. Además, reconoció que la estrategia oficialista no ha funcionado como el gobierno esperaba. De hecho, fue el propio Presidente quien ordenó que la ministra marcara el punto, luego también de que el ministro Mario Marcel planteara insistentemente que la ratificación del tratado era sumamente importante para la inversión extranjera.
El presidente de RD, Juan Ignacio Latorre, ha manifestado su inquietud por esa temática y también otras. “Una preocupación que hemos levantado posplebiscito es que no exista una especie de “realismo sin renuncia 2.0″ y un cambio de rumbo en relación a nuestros compromisos programáticos. Entendemos que los cambios deben ser con gradualidad, responsabilidad fiscal y diálogo democrático -más si no tenemos mayorías en el Congreso-, pero que eso no implique renunciar a nuestro horizonte transformador y de superación del neoliberalismo en Chile”, dice el senador.
Aunque también el dirigente de RD tiene claro que hay temas que hoy están obligados a poner sobre la agenda: “Al mismo tiempo, está la necesidad de hacerse cargo y conectar con las urgencias de la vida cotidiana de las grandes mayorías en Chile, tales como el alza del costo de la vida, la crisis económica y la seguridad ciudadana”.
Marco Velarde está en la misma línea: “A pesar de que los resultados del plebiscito nos dejaron golpeados, es muy importante que no bajemos la guardia y asumamos con decisión la defensa del horizonte de cambios que nos trajo hasta aquí”.
Para calmar esas inquietudes del Frente Amplio es que todos los lunes, después del comité político, la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, recibe a los presidentes de su coalición en su oficina y también los ministros frenteamplistas crearon un grupo de WhatsApp para estar mejor coordinados.
Una de las posibles soluciones que se han hablado en el Frente Amplio es en convertirse en un solo partido, para que el Presidente tenga espaldas más sólidas.
Pero lo que sí se ve cada vez más lejana es la idea que Boric planteó en el primer cónclave: trabajar para convertirse en una sola coalición.
“La diferencia entre Apruebo Dignidad y el Socialismo Democrático es cada vez mayor. Existe en la composición del gobierno, pero es más profundo. En el Socialismo Democrático entendemos el rol del Estado y el mercado de otra forma. Eso dificulta la coordinación e implementación en las prioridades sociales, como son la seguridad y la economía”, dice Patricio Morales, presidente del Partido Liberal.
De hecho, a siete meses de asumir, entre los dirigentes comentan que no hay dos almas en el gobierno, sino tres: ya no se escucha hablar de Apruebo Dignidad, sino que del Socialismo Democrático, el Frente Amplio y el PC.
Y también comentan otra cosa: que si siguen los tironeos internos entre las almas, el nuevo rumbo va a ser difícil de transitar.
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