Pablo Quintanilla está a días de situarse en uno de los escenarios más trascendentales de su carrera. Tiene claro que el Dakar 2022 es su gran oportunidad para hacer historia, ya que nunca había llegado al mítico rally en tan buen momento. Arriba de su nueva Honda y con la confianza a tope tras un año a un nivel altísimo, todo parece escrito para que el oriundo de la Región de Valparaíso logre terminar en lo más alto en Arabia Saudita. Hay expectativas, ilusiones y sueños. Pero por sobre todo, trabajo. El dos de enero comenzará la travesía.
Son las doce del día en el Parque Las Palmas de Cartagena, y el motor de la Honda CRF450 Rally ruge fuerte por el predio. Sobre ella, la figura de Pablo. El piloto nacional domina y exige la motocicleta al máximo, demostrando un control que muchos demorarían años en tener. Él, solo un par de meses. Tras varias temporadas en Husqvarna, Hermosilla cambió de equipo este 2021. Una decisión que hoy lo tiene representando a la marca japonesa, la gran dominadora del Dakar en el último tiempo.
Llega a ellos por eso. Tras dos versiones subiéndose al podio del rally más exigente del mundo (2016 y 2020), el chileno ahora solo piensa en el primer puesto. Honda es la marca que lo puede bañar en oro. “Como equipo estamos sólidos, sentimos que hemos hecho un buen trabajo y personalmente también me siento muy bien, siento que he hecho un año con un trabajo bien integral, he modificado algunas cosas de mi preparación y me he enfocado un poquito más en hacer más kilómetros de desierto, así que estoy súper contento, muy motivado y siento que estoy con todas las herramientas para poder ir a correr por este gran sueño. El gran objetivo es ganar el Dakar”, lanzó Pablo minutos antes de volver a agarrar su motocicleta y continuar la exposición que realizó en Cartagena. Era una despedida de sus tierras, porque cuando esta nota aparezca publicada, el chileno ya estará cruzando el Atlántico camino a Jeddah, Arabia Saudita.
Un viaje que no aborda solo. Junto a él están sus compañeros de Honda, Ricky Brabecl, Joan Barreda y José Ignacio Cornejo. Este último, otro de los once chilenos que buscarán la gloría en la tierra de las mezquitas sagradas. Una delegación grande y diversa, donde habrá representantes en cuatro categorías: Motos, Quads, Side By Side y Camiones.
Y mientras vuela a miles de kilómetros, él solo piensa en el suelo. Quiere volver a pisar la arena caliente de Medio Oriente y a sentir el pecho apretado mientras corre como un loco por su sueño. Pero entiende que la ansiedad en este momento puede ser su enemiga. Si hay algo que exige el Dakar es consistencia y serenidad. En total serán 8.375 kilómetros los que tendrá que recorrer en doce etapas, incluyendo una segunda etapa en formato Maratón y otra en donde las 149 motos en competencia deberán recorrer 1.100 kms.
Por eso Pablo confía en su compañera de ruta, la Honda CRF450 Rally. Una motocicleta desarrollada por y para la competencia, y la cual además ha conseguido los tres últimos títulos del desafío motor más duro del planeta. Ha sido fabricada en su totalidad en tierras niponas y compuesta principalmente por una estructura de carbono y titanio, para así reducir el peso y mejorar la maniobrabilidad.
Incluso su aerodinámica ha sido estudiada por el departamento de Honda Racing Corporation, que crea las máquinas que actualmente compiten en el MotoGP. El modelo ha logrado tan buenos resultados que desde 2013 sigue desarrollándose. Son 136 kilos al vacío (y 170 con depósitos llenos de aceite y combustible) de pura potencia.
“La moto está especialmente desarrollada para el desierto, se trabaja con la base de cross, pero ya ahí empiezan a crecer un poquito los estanques, tenemos dos adelante, uno atrás, en donde tenemos 33 litros de combustible, lo que nos da cerca de 250 kms de autonomía. Tiene un motor 450, como sabemos la cilindrada de la moto está restringida hace ya un par de años. A ese motor se le trata de sacar la mayor cantidad de jugo posible con la electrónica. Estamos con una velocidad de tope de 175 kilómetros por hora. Personalmente me he acomodado mucho a la moto, al ángulo que tiene, a la posición, me acomoda bastante”, fueron las palabras que le dedicó Quintanilla a su nueva moto. La que lo puede llevar al olimpo.
Una relación nueva, pero que ya ha logrado resultados importantes y decidores. Pese a que solo en dos competencias ha podido montar la motocicleta, en ambas consiguió subirse al podio.
Primero fue en Andalucía, cuando su fichaje por la marca asiática solo llevaba un par de días confirmado. Ante todo pronóstico salió a la pista y dominó a gusto. Tercer lugar en la general y victoria en la última etapa. Rendimiento extraordinario en una prueba que él mismo consideró como complicada. “Una carrera más parecida a las de rally de autos, de hartos caminos, mucha vegetación, poca visibilidad, normalmente un terreno que no me acomoda mucho. Fue la primera carrera que hice y me sentí súper cómodo, fue el primer approach que tuve en cuanto a sensibilidad con la moto, al feeling, las primeras sensaciones fueron muy buenas. De ahí en adelante estuvimos haciendo un test de suspensión y motor en julio y agosto, en Estados Unidos, fueron casi dos meses, donde ya ahí empecé a trabajar con los ingenieros la parte de la suspensión y estabilidad de la moto”.
Fueron los primeros pasos de un camino que meses después, en Marruecos, dejó en claro por qué esta alianza promete éxitos tras éxitos. En el país de África del Norte el chileno dio el gran batacazo y se llevó el rally local. Uno que para pilotos y expertos es la gran antesala al Dakar.
Las características de los caminos, las distancias de la prueba y el nivel de los competidores fueron una probada fidedigna de lo que Pablo, y los otros diez chilenos, deberán enfrentar entre el dos y el catorce de enero. Un aperitivo de lo que los espera en Arabia. “Ahí hicimos la penúltima fecha del campeonato del mundo. Una carrera clave para todos los equipos y para los pilotos. Es la carrera más dura y es muy difícil, un terreno muy áspero, muy agresivo, en donde de alguna u otra manera nos puede situar en qué posición estamos como equipo y como pilotos. Personalmente para mí fue súper especial, primera vez que gano Marruecos. Para el equipo también fue súper importante, habían ganado solamente una vez, en el año 2013, así que creo que esta carrera ratifica el trabajo que veníamos haciendo durante el año y también ratifica la buena dirección de trabajo que hemos mantenido”, comentó al recordar la hazaña conseguida en octubre, una donde superó a estrellas de la disciplina como Toby Price, Daniel Sanders y Kevin Benavides, último campeón del Dakar.
Pablo recuerda eso mientras sigue el vuelo que lo llevará al campeonato donde los motociclistas se transforman en leyenda. Es quizás el año más movido en su carrera, uno que termina en el calendario, pero que tiene su gran final cuando ya todos hablemos de 2022. El año termina cuando para lo que se trabajó con sudor y sangre toca tu puerta.
Vuelve a pensar en el tercer lugar de 2016, en el segundo de 2020 y en el séptimo de 2021. En todos estuvo cerca, pero algo le faltó. Borra esos pensamientos y recuerda que hoy todo es distinto. Que a su experiencia y talento se suma una compañía que sabe lo que es ganar y que confía que con él, su sala de trofeos seguirá creciendo. Quedan solo días para seguir dándole vueltas a la situación. El dos de enero la mente se resetea y solo piensa en la arena, las rocas y el ruido de los motores. Allí en la pista, solo queda disfrutar y correr.