Doble estándar y de mal gusto: las críticas al libro del príncipe Harry
"En la sombra" alcanzó un récord de ventas, aunque también significó una caída en la popularidad del duque. Algo que, además, se reflejó en las columnas de la prensa británica.
Desde que se anunció hace meses el lanzamiento de la autobiografía del príncipe Harry, En la sombra (Spare) se especulaba sobre cuánto podría revelar de la monarquía británica. Finalmente, el martes las memorias fueron puestas a la venta acompañadas de unas entrevistas que el mismo duque de Sussex ofreció tanto a la televisión de Reino Unido como a la estadounidense.
En las principales revelaciones se encuentra que a los 17 años le ofrecieron cocaína, que cuando estudiaba en Eton fumaba marihuana y que incluso fue enviado a una clínica de rehabilitación en 2002. También contó que perdió su virginidad en un campo detrás de un pub en 2001 a los 17 años, con una “señora mayor” que “amaba mucho a los caballos”.
Sus recuerdos también incluyen que reconociera que mató a 25 personas mientras se desempeñaba como piloto de helicóptero en Afganistán. “No es un número que me llene de satisfacción, pero tampoco me avergüenza”, escribe.
Además, relató que buscó a una mujer que “afirmaba tener poderes” para hablar con su difunta madre, la princesa Diana, quien murió en un accidente automovilístico en París en 1997. Al escribir sobre la muerte de Lady Di, comentó que su padre lo despertó y “se sentó en el borde de la cama y puso su mano sobre mi rodilla”. Según Harry, Carlos le dijo: “Mi querido hijo, mamá ha tenido un accidente automovilístico”.
El príncipe Harry escribió sobre una discusión con Guillermo en 2019 después de que su hermano llamara a Meghan Markle “difícil”, “grosera” y “abrasiva”.
Y no se quedó ahí, porque en las entrevistas acusó a la familia real británica de ser corresponsable de la angustia que sufrió su esposa Meghan. El duque acusó a miembros de la familia real de “meterse a la cama con el diablo” para obtener una cobertura de prensa favorable y señaló los esfuerzos de Camila para rehabilitar su imagen con el pueblo británico después de su amorío de años con su padre, el ahora rey Carlos III.
La campaña mediática para promocionar el libro tuvo buenos resultados, porque en su primer día en los estantes de las librerías vendió 1,4 millones de copias en la versión en inglés, tanto en Reino Unido como Estados Unidos y Canadá.
Sin embargo, en cuanto a popularidad el príncipe cayó a su nivel más bajo. El rastreador de favoritismo real de la encuestadora YouGov encuentra que solo una cuarta parte de los británicos (24%) ahora piensa positivamente en el príncipe Harry, mientras que el 68% tiene una opinión negativa, esto le da su calificación de favorabilidad más baja hasta ahora: -44, frente a -38 la semana pasada, que había sido su anterior mínimo histórico. Uno de cada cinco británicos (21%) cree que la principal motivación detrás del lanzamiento de Spare es que el príncipe “cuente su versión de la historia”, pero alrededor del doble (41%) piensa que es para ganar dinero.
La caída en la popularidad también se trasladó hasta las columnas de opinión de los principales medios británicos, quienes no dudaron en criticar al príncipe por sus revelaciones.
Es el caso de Michael Deacon en The Telegraph, quien destaca las contradicciones de Harry. El columnista señala que, si bien se entregan muchos detalles en el libro, “nada puede igualar el momento del capítulo 42 cuando el duque descarga su furia contra Paul Burrell, el exmayordomo de su madre”.
“¿Por qué? Porque, el duque se enfurece con el hombre que había traicionado a la familia real al escribir un libro ‘contando de todo’. Sin embargo, por divertida que pueda parecer la doble moral del duque, al final creo que hace que lo que ha hecho sea aún más triste. En su entrevista con Tom Bradby de ITV el fin de semana, insistió sinceramente en que anhela hacer las paces con su padre y su hermano. Eso no va a ser fácil, si su sangre está actualmente hirviendo debido a un libro revelador que ellos (Carlos y Guillermo) consideran que es simplemente la versión de los hechos de una persona”.
Steerpike, el columnista de la revista The Spectator, hace mención a su desempeño en Afganistán. “En sus nuevas memorias, el príncipe Harry afirma que consideraba a los 25 combatientes talibanes que mató como ‘piezas de ajedrez’, no como seres humanos”. Sin embargo, Steerpike no puede evitar preguntarse si acaso el joven príncipe soldado no aprendió algo útil de sus adversarios en la guerra. “El arte de los atentados suicidas. Al menos, en un sentido literario, eso es”, escribió. “Harry, el soldado leal, está en una misión de alto secreto para salvar a la familia real. Lo está haciendo destruyéndose a sí mismo para su beneficio”, añadió.
“Quizás Harry entendió eso en algún nivel subliminal y, aceptando que él era el repuesto, no el heredero, resolvió hacer todo lo posible para que el público británico simpatizara y apreciara a su padre, el rey, y a su hermano, el futuro rey. Y para hacer eso, sabía que tenía que destrozarse a sí mismo. Nadie tiene mayor amor que este”, comentó.
El columnista James Marriott, del diario The Times, critica muchas de las anécdotas relatadas por Harry en su autobiografía. “El campo detrás del pub, la cita musical con las focas, el collar roto... Todas las trivias de mal gusto y divertidas que se derraman de las páginas de las memorias del príncipe Harry han tendido a oscurecer de qué se trata realmente el libro, su tesis implícita. Porque En la sombra contiene un argumento, aunque es un argumento que Harry tal vez sólo está medio consciente de formular y del que, sin duda, es un mensajero imperfecto. Se trata de la crueldad de la monarquía moderna. No es su crueldad hacia sus súbditos sino hacia la realeza misma”, escribió.
Celia Valden, en una columna en el diario The Telegraph, señala que Harry debería cerrar su fundación: “Expresar agravios es su prerrogativa, pero los ataques de virulencia mezquina del duque han dejado su ‘misión’ de caridad muerta en el agua”.
En el mismo periódico, Simon Heffer publicó otra columna que hace referencia a los dichos contra la reina. “El duque ignora el hecho de que su madrastra es más respetada que él y sus ataques no serán perdonados”.
Mientras que a juicio del columnista Valentine Low, del diario The Times, “la familia real necesita pensar seriamente cómo lidiar con el próximo ‘repuesto’ que se siente atrapado por una vida de conformidad real”. “La última persona en disparar contra la institución fue Diana, quien en su entrevista con Panorama sugirió que Carlos no era apto para ser rey. Al final, fue Diana quien resultó dañada por esa entrevista tanto como cualquiera. Y el hombre cuyo carácter buscó tan asiduamente socavar es ahora el rey Carlos”, concluyó.
El diario The Independent también hace una crítica del libro, realizada por Lucy Pavia, quien señala que es “una memoria caótica, pero elegante que prende fuego a la familia real”. La columnista se pregunta cuál fue la motivación del duque para escribir la autobiografía. “Entonces, ¿qué lo hace hacerlo? ¿Dinero? ¿Venganza? Un deseo de emular a los Obama: la pareja con ofertas similares en Netflix y Spotify. Pero su libro apenas adopta el espíritu de ‘cuando ellos bajan, nosotros subimos’, e incluso los comentaristas simpatizantes del otro lado del charco están empezando a cansarse de la gira confesional de los Sussex. Lo más probable es que fuera su deseo de decir su verdad, “antes de que Meghan inevitablemente cuente la suya en su propia autobiografía”, señaló Pavia. La columnista hace referencia a que Harry agradece al escritor fantasma del libro J.R. Moehringer por persuadirlo de que “las memorias son una obligación sagrada”.
“Pero para un príncipe criado en una pecera dorada, ¿no es la privacidad mucho más sagrada, más preciosa? Ha renunciado a mucho de eso con En la sombra. Espero que valga la pena”, concluyó.
Charlotte Higgins escribió en The Guardian que el libro es un “inductor de compasión, frustrante, extrañamente convincente y absurdo”. Y agrega: “Harry es miope mientras se sienta en el centro de su verdad, al mismo tiempo que odia y se encierra en la retórica de la narración sensacionalista”.
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