El calculado paso al frente de Mario Marcel en la reforma previsional
Sin cortafuegos para sacar adelante la reforma de pensiones -su proyecto estrella-, el Presidente Gabriel Boric optó por dos estratégicas jugadas. Poner adelante de la negociación a Mario Marcel -una de las principales figuras del Socialismo Democrático- para contrarrestar los cuestionamientos de la oposición a la ministra Jeannette Jara (PC). Y aceptar que la tramitación se extienda más allá de los comicios municipales, a cambio de un cronograma de tramitación.
-Hoy día le estaba preguntando al chat GPT sobre unas cuestiones que tengo que hacer en la pega... ¿Qué hacer con la UDI? No me dio la respuesta adecuada.
El jueves 1 de agosto, el Presidente Gabriel Boric provocó risas cuando -en su intervención en el quinto Congreso Futuro de los Jóvenes, en la sede del Senado en Santiago- se refirió así al gremialismo.
-El chat GPT no sabía, pero bueno... Le voy a preguntar al senador Coloma, después, qué hacemos- agregó el Mandatario, quien estaba sentado en la testera junto con el parlamentario.
Y efectivamente lo hizo. Terminado el evento, Boric, Juan Antonio Coloma y el presidente del Senado, José García Ruminot (RN), se reunieron por media hora en una oficina lateral, donde sostuvieron una conversación que tuvo solo un foco: la tramitación de la reforma previsional, la principal bandera que queda en pie del programa de gobierno con que el Presidente entró a La Moneda.
Hasta ese minuto su proyecto estrella estaba en punto muerto.
En manos de la Comisión de Trabajo del Senado -desde el 24 de enero de este año, cuando el proyecto llegó desde la Cámara de Diputados-, ni la presión de la ministra del ramo, Jeannette Jara ni los continuos llamados desde La Moneda a hacer avanzar la iniciativa habían logrado hacer mella en la oposición.
El Jefe de Estado -quien en la cuenta pública urgió a aprobar la reforma en julio y sabía que estaba con los plazos vencidos y con el reloj en contra en un año electoral- aprovechó esa instancia para involucrarse personalmente en las tratativas. Y, en la improvisada conversación, los tres abordaron con franqueza sus posiciones.
Coloma le esbozó una fórmula que venía viendo junto al senador Rodrigo Galilea (RN) y Luciano Cruz-Coke (Evópoli), ambos integrantes de la Comisión de Trabajo. Esta se basaba en votar en general y en particular cada enmienda en dicha comisión y que no se resolviera el tema hasta diciembre. Lo otro -votar la idea de legislar ahora- era dar paso al “queso suizo” graficado por el titular de Hacienda, Mario Marcel. Es decir, llevar a sala un proyecto con todos los vacíos que este último -despachado por la Cámara- había dejado.
El mecanismo aceleró el accionar de La Moneda.
En los días siguientes, el Presidente -según relatan en Palacio- se reunió en reserva con los ministros Marcel y Jara para analizar el nuevo escenario y acordar un cronograma que despejara las dudas sobre los tiempos de tramitación. Porque -como advirtió Marcel- “desgraciadamente en la política chilena no está el terreno para hacer actos de fe”.
Los escollos
En ese momento, La Moneda tenía a la vista dos serias dificultades. Que la decisión de la oposición -con mayoría en la comisión- era postergar la tramitación de la enmienda hasta después de las elecciones municipales y de gobernadores del 26 y 27 de octubre e incluso más allá, lo que -en rigor- implicaba sepultar las opciones de la reforma debido a que el 2025 es un año de campaña presidencial.
Y, el segundo, que una buena parte de la oposición no estaba dispuesta a darle un triunfo a la ministra Jara, por lo que La Moneda definió que sería Marcel quien encabezaría las negociaciones.
A Jara la derecha le cobra varias cosas. Primero, su militancia en el Partido Comunista. Segundo, el ser una férrea crítica del sistema de AFP y, tercero, que en el sector no estaban dispuestos a darle un nuevo éxito -tras la rebaja del horario laboral a 40 horas y el aumento del salario mínimo a 500 mil pesos-, para una posible incursión al Parlamento en 2025, por una senaduría por Atacama o por una diputación en Recoleta. Aunque en el círculo de la secretaria de Estado se asegura que esa incursión no está en su horizonte.
“Yo voy a acompañar al Presidente Boric mientras cuente con su confianza. Esa es mi voluntad. Y lo que más me frustraría sería que la reforma previsional no salga y las personas se queden esperando su aumento de pensiones. Lo demás son especulaciones y quién sabe”, sostuvo ante una consulta de La Tercera.
La estrategia
El rol más visible de Marcel -una de las figuras más prominentes del Socialismo Democrático- se definió en Palacio a finales de julio, como una estrategia para neutralizar -ante los sectores más duros de la oposición- las críticas a Jara.
Esto, porque si bien ambos forman parte del gobierno, han tenido bajadas distintas frente al tema. La cautela de Marcel contrarresta con la postura más directa de Jara, quien no ha dudado en afirmar -incluso contraviniendo a la presidenta del PS, Paulina Vodanovic- que “nosotros tenemos una propuesta que termina con las AFP, porque las divide en dos funciones: la de inversión y la de soporte”.
Ambos, sin embargo, arremetieron esta semana en contra de la minuta de las AFP, que cuestionaba la propuesta gubernamental.
El paso al frente de Marcel quedó constatado el 26 de julio, cuando el secretario de Estado se restó de la gira presidencial a Emiratos Árabes. No solo porque se votaba en general el proyecto de cumplimiento tributario que había sido aprobado por la Comisión de Hacienda, sino porque -según él mismo explicó- “me voy a dedicar 100% al tema previsional en los primeros días de la próxima semana”.
“Para la oposición es muy difícil decirle no a Marcel. Y, por lo tanto, el colocarlo en la primera línea fue una medida de ajedrez”, comenta una fuente de La Moneda.
Las alertas en Palacio de que la tramitación no venía bien se habían encendido el 1 de julio, cuando el senador Coloma (UDI) -un hábil interlocutor, pero también un duro negociador- asumió la presidencia de la Comisión de Trabajo, en reemplazo de su par Iván Moreira, quien se ausentó por un mes por razones de salud. Si bien se trataba de un interinato, la evaluación interna fue que -si bien Moreira había logrado una buena sintonía con Jara- su licencia podía extenderse y, con ello, la viabilidad de la reforma. De hecho, la semana pasada terminó apartándose definitivamente de la comisión por prescripción médica.
Hasta ese momento, Marcel había optado por la trastienda, a pesar de estar completamente encima de la negociación. Incluso, el 4 de julio se había reunido en reserva, junto a Jara -en sus oficinas de Teatinos 120- con el senador y presidente de Renovación Nacional, Rodrigo Galilea (RN), quien es partidario de resolver en esta administración la reforma de pensiones, para no traspasar esa discusión a un eventual gobierno de derecha. Algo que por semanas provocó tensiones dentro de la oposición.
Pero la enmienda seguía estancada.
Desde mayo, Jara venía insistiendo -sin resultados- que se pusiera en votación la idea de legislar, hecho que hasta le valió un impasse con Coloma en la primera reunión.
Era el momento del ingreso de Marcel. Y de colocar presión a la tramitación.
Así, el 31 de julio, el titular de Hacienda llegó a la comisión con un documento marco de 45 medidas para la discusión en particular -trabajado con Jara-, que resumía los temas abordados por todos los actores en los 20 meses de tramitación de la enmienda.
El objetivo fue demostrar que no había espacios para seguir dilatando la discusión.
“Lo que muestra este documento es que ya no nos quedan puntos en que haya diferencias irreconciliables”, sentenció Marcel.
Fue el primer avance de relevancia.
De ahí en adelante, las cosas se aceleraron. Vino el encuentro del Presidente con García Ruminot y Coloma en el Senado de Santiago y encuentros varios entre Marcel y Jara con Coloma, Galilea y Cruz-Coke, para definir un protocolo de tramitación.
Incluso, hubo reuniones -algunas por Zoom- el pasado fin de semana entre Marcel y Jara con la oposición y senadores de gobierno para zanjar diferencias y afinar detalles.
El propio Presidente -aparte de conversar con sus ministros- habló con algunos parlamentarios, entre ellos, con Galilea -según se comenta en Palacio- para señalar que las tratativas contaban con su anuencia.
En paralelo, la ministra -a quien durante todo este tiempo se le había visto en solitario defendiendo la enmienda- estuvo el martes, tal como lo había hecho para la sesión anterior, en cada uno de los escaños de los senadores oficialistas, pidiéndoles apoyo y tratando de evitar desmarques. Y se turnó -para esta tarea- con Marcel para asistir a los almuerzos en el Congreso con el Partido Socialista, Comunista y, casi de noche, con el Frente Amplio.
Todo estaba listo para el segundo avance, el más importante hasta ese minuto, el miércoles 7.
Ese día la puesta en escena fue distinta. Marcel y Álvaro Elizalde (Segpres) escoltaron a Jara en la presentación del protocolo de tramitación, que fue ratificado por la unanimidad de la Comisión de Trabajo del Senado, en una sesión a la que asistieron -entre otros- los senadores Ricardo Lagos Weber (PPD), Claudia Pascual (PC) y Juan Ignacio Latorre (Frente Amplio).
El texto aprobado consignó que “el proyecto deberá quedar despachado a sala antes del término del presente año, concluyéndose el segundo trámite constitucional a más tardar en el mes de enero de 2025″, y fue aprobado -ese mismo día en la sala de la corporación- por 32 votos a favor, dos abstenciones y ningún sufragio en contra.
“Una reforma que muchos han tratado de impedir, hoy día tiene una fecha en la cual va a ser despachada por este Senado”, dijo el ministro, quien destacó el rol jugado por el Congreso. Postura que fue refrendada por Jara, diciendo que “hemos construido un camino que permite sacar adelante el proyecto de reforma a las pensiones de un callejón en el que ha estado un largo tiempo”.
Si bien el objetivo de La Moneda era llegar a los comicios municipales y de gobernaciones antes de octubre con una reforma previsional aprobada, primó -según se sostiene- no hacer cuestión con que el trámite se extendiera más allá de esa fecha, a cambio de que la oposición no entrampara el proyecto y aceptara un calendario claro.
“Destrabar y avanzar. Esa fue la meta fijada”, confiesa una fuente de Palacio.
El propio Boric valoró públicamente -este jueves- el acuerdo alcanzado en una ceremonia para el Lanzamiento de la Política Nacional de Niñez y Adolescencia.
“Hace mucho tiempo que la política no ha logrado encontrar una solución, porque no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo. Por eso, quiero destacar que ayer, haciendo un esfuerzo de buena fe de las diferentes partes, llegamos a un acuerdo para poder avanzar en la reforma de pensiones. Y quiero decirles que eso es una buena noticia, porque entrega plazos ciertos respecto de cuándo se va a despachar del Senado esta reforma que es tan importante para toda la población”, sostuvo.
“El trabajo de Mario Marcel, de salir un poco de las consignas y ponerle contenido a esta discusión, creo que ayudó mucho a destrabar la reforma previsional”, dijo el vicepresidente del Senado, Matías Walker.
No todos están de acuerdo.
Uno de los más críticos es el senador Alfonso de Urresti (PS). “Cuando llegamos al gobierno -afirmó- se planteaba eliminar las AFP y hoy día estamos destinando un 1% a la solidaridad y el 5% a seguir reforzando a las AFP. ¡Permítanme diferir! Yo entiendo que la derecha es mayoría, yo entiendo que se negocie con la derecha, pero creo que uno tiene que mantener sus banderas. No me digan que esto es una victoria”.
Para La Moneda, las luces de alerta siguen sin apagarse, pues solo se aprobó un protocolo de tramitación, no acuerdos específicos, en el Senado, los que pueden hacer ruido en medio de la campaña municipal y regional de octubre e incluso en la parlamentaria y presidencial de 2025. Y con plazos que lo más probable es que se extiendan, pues aún falta un tercer trámite en la Cámara de Diputados y, eventualmente, una comisión mixta. Todo ello, en un año electoral clave.
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