El discreto adiós de José, el Piñera más distante
Fue el único de los Piñera Echenique que no llegó al Salón de Honor del Congreso en Santiago, al velatorio de su hermano Sebastián Piñera. No fue a la casa de los Piñera Morel ni tampoco formuló declaraciones a la prensa. El único registro de su presencia en las exequias fue el último día, en la Catedral y en el Cementerio Parque del Recuerdo. Incluso, en la despedida final, el economista remarcó la distancia que hubo por años entre ambos hermanos.
Sólo hubo un abrazo, sin muchas palabras. El viernes 9 de febrero, en la Catedral Metropolitana, el exministro de Minería y del Trabajo del régimen militar, José Piñera, se acercó a Cecilia Morel -viuda del expresidente Sebastián Piñera, fallecido tres días antes en un accidente aéreo en el lago Ranco- para expresar sus condolencias. El mayor de los hermanos -el más distante del exmandatario- aparecía por primera vez, el último día de las exequias, y lo hacía sólo minutos antes de que empezara la misa fúnebre.
Ese repliegue no dejó de incomodar a algunos integrantes de la familia. Esto, porque José Piñera -quien viaja con frecuencia a Estados Unidos- se encontraba en Santiago en esos días. Y lo lógico -según se confesó en voz baja- era que se uniera a ellos desde el primer momento de la tragedia, el martes 6 de febrero, tal como lo hizo el resto de los Piñera Echenique.
La primera comunicación que tuvo fue con su hermano Pablo, exconsejero del Banco Central, quien se ha convertido, en la práctica, en su nexo con los Piñera Morel y que, en esta oportunidad, lo mantuvo al tanto de todas las fases del funeral de Estado otorgado al expresidente.
A diferencia de él, sus hijos José (50) y Cristián (47) siempre habían mantenido un estrecho vínculo con el exmandatario y una vida familiar activa con sus primos. De ahí que no extrañara que José Piñera Aninat, quien reside en California, EE.UU., tomara un vuelo a Santiago apenas se enteró de lo sucedido. La relación entre ambos era cercana e incluso Piñera lo había pasado a ver en julio de 2023, luego de participar en un evento en “Sun Valley”, en el que estuvo con el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg; el fundador de Amazon, Jeff Bezos; el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, y el cofundador de Microsoft, Bill Gates. Lo mismo hizo Cristián, quien vive en el sur.
Las fricciones entre los hermanos -ambos economistas- habían partido en la niñez y se habían ido incrementando con el tiempo, especialmente por visiones políticas contrapuestas. El mismo Sebastián Piñera había admitido a La Tercera -en su segunda campaña por la Presidencia, en 2017- que “con mi hermano José nos tenemos cariño, respeto, pero no somos cercanos. En cierta forma, es algo que está pendiente, pero las cosas son como son. Yo he hecho intentos, pero somos muy distintos”.
En el círculo de los Piñera Morel se asegura que el expresidente -a pesar de las diferencias y de los episodios más críticos- siempre estuvo pendiente de su hermano y que lo invitaba a ciertas celebraciones familiares y políticas, entre ellas, la cena -en su casa- por su primer arribo a La Moneda, la noche del 17 de enero de 2010. Pero -dicen- fue el único que no llegó. Tampoco se hizo presente en el funeral del exarzobispo de La Serena, Bernardino Piñera, en junio de 2020. “Es él quien se autoaísla, Sebastián no guardaba ningún rencor hacia él”, resume un cercano.
Pese a la fría relación, en el entorno de la familia aseguran que la tragedia afectó al segundo de los hijos del clan formado por José Piñera Carvallo y Magdalena Echenique. La primera, Guadalupe, quien era la más parecida y más cercana a él, murió de un cáncer en 2017. Luego seguían José (75), Sebastián (74), Pablo (73), Miguel (69) y Magdalena (64), quien logró salvar del accidente cuando acompañaba a su hermano.
Esos días, “Pepe” Piñera optó por un distante bajo perfil durante las exequias. Fue el único de los hermanos que no hizo declaraciones a la prensa ni asistió al Salón de Honor del Congreso en Santiago, durante los dos días que duró el velatorio.
El jueves 8, Pablo Piñera aseguró a La Tercera que “no sé lo que va a hacer mi hermano José, pero lo más probable es que vaya mañana donde Sebastián. Hoy día hay una ceremonia a las 19.00 y después iremos todos a la casa de Sebastián (...). Una comida, un aperitivo, un poco compartir que es lo importante”. Si bien ese anuncio bajó la presión de los medios por su ausencia, en el propio círculo del exmandatario se asegura que no llegó a la casa ubicada en San Damián, a pesar de que entre el miércoles 7 de febrero y el lunes 12 acudieron decenas de amigos y cercanos al expresidente, a Cecilia Morel y a sus hijos.
Sí estuvo en la Catedral, donde se le vio por primera vez junto a sus hermanos, en primera fila de los asientos laterales, al lado de Magdalena.
En ese momento -según se comenta en la familia-, Pablo preguntó quiénes participarían en la lectura de las peticiones, que -de acuerdo al protocolo- consideraba a los hermanos, hijos, nietos y excolaboradores cercanos al exmandatario. El único que se excusó fue Miguel. Estaba demasiado afectado. De este modo, subieron al altar Magdalena, seguida de Pablo y de José. Pero al llegar, Pablo tuvo un gesto: le cedió el espacio a José -como hermano mayor- para que hiciera la primera rogativa.
“Para que el Espíritu Santo difunda en la Iglesia una esperanza cada vez más firme en la victoria sobre la muerte. Roguemos al Señor”. Estas fueron las únicas palabras públicas que pronunció durante las exequias y que correspondían a las preestablecidas por la Iglesia para ese día. Otros optaron por una rogativa más personal, como Andrés Chadwick -primo y exministro del mandatario-, quien pidió continuar por el camino de unidad planteado por el expresidente.
Horas más tarde se sumaría a la despedida final en las dos ceremonias -la pública y la privada- en el Cementerio Parque del Recuerdo. Pero ahí, aparte de saludar con afecto a los integrantes de la familia y a algunos representantes del mundo político y empresarial, no hizo un gesto especial con Cecilia Morel al momento de la despedida.
El único que se refirió ese día a la presencia de su hermano fue Miguel: “Corresponde; si somos hermanos. La familia es muy unida; lo que pasa es que José trabaja mucho en el extranjero, y tiene su mundo, pero somos muy unidos todos”. Antes, Pablo había admitido que “eran amigos, pero no íntimos. Fue bonito que llegó él y su hijo, que viene de Estados Unidos, y fue un reencuentro emotivo, siempre teniendo presente que uno de los legados de Sebastián fue cero rencor, cero odio y olvidar las cosas malas del pasado y solo recordar las cosas buenas”.
Una relación compleja
El clan Piñera Echenique creció en un ambiente familiar de competencia, como método de superación personal. Según el libro Piñera, biografía no autorizada, de Bernardita del Solar y Loreto Daza, esa disputa se daba por las notas, por el deporte y hasta por la comida. Que quien obtenía el mejor promedio a fin de año aseguraba una mesada más alta para el próximo y que esa rivalidad fue mayor por el hecho de compartir -en los primeros años- la misma pieza. Relata incluso que las peleas llegaron a ser tan frecuentes y duras que la madre mandó a instalar un ring de boxeo en el jardín posterior de la casa, para que resolvieran sus conflictos. Aunque otras fuentes aseguran que lo del ring está más bien en el campo de los mitos.
Entre una de las raíces del distanciamiento el libro menciona que cuando Piñera Carvallo fue nombrado como embajador en Bélgica por Frei Montalva, sólo José se quedó en Chile al cuidado de unos tíos por el lado de los Echenique. Y que nunca más volvió a vivir con sus padres y hermanos, ya que se casaría joven, a los 22 años, con Francisca Aninat y se iría a vivir al extranjero.
Con todo, José y Sebastián siguieron casi la misma ruta académica. Los dos estudiaron Ingeniería Comercial en la Universidad Católica y obtuvieron un doctorado en Economía en Harvard.
Desde ahí los caminos políticos se bifurcaron. A diferencia de Sebastián -simpatizante de la DC, partido en que militaban sus padres-, José se convirtió en un partidario del régimen militar. Fue ministro del Trabajo y Previsión Social (1978-1980) y de Minería (1980-1981), período en el que fue responsable de la creación de las AFP, del Plan Laboral y la ley orgánica constitucional sobre concesiones mineras.
La Constitución del 80 los encontró, por tanto, en posturas radicalmente opuestas. Mientras José apoyaba el texto, Sebastián y su padre participaban en el Caupolicanazo del rechazo, encabezado por Eduardo Frei Montalva. Lo mismo pasó para el plebiscito del 88, que definía la permanencia o no de Augusto Pinochet en el poder. José estuvo por el Sí y Sebastián, por el No.
No obstante, la confrontación directa entre ambos hermanos se iniciaría un año más tarde, impactando de lleno al núcleo familiar. Porque apenas Sebastián postuló en 1989 por la circunscripción Santiago Oriente, José no solo no lo apoyó, sino que le entregó su respaldo a quien era su principal adversario: el abogado y economista Hermógenes Pérez de Arce, de quien estuvo a punto de ser su jefe de campaña.
“No alcanzó a haber nombramiento de generalísimo ni nada de eso. José Piñera tuvo la disposición de ayudarme en la campaña, pero él mismo me expresó que su padre le había dicho que no podía ser. Lo único que hicimos, con el dinamismo que tiene José, es que quería manejar bien la campaña y aportar con toda su energía. Su intención era ayudarme a mí”, dice Pérez de Arce.
El cobro de cuentas vino el 93, cuando Sebastián no apoyó la candidatura a la Presidencia de su hermano, quien compitió como independiente. Salió tercero, con un 6,18%, después de Eduardo Frei (57,98%) y Arturo Alessandri (24,41%). Su gesto fue quedarse en silencio.
Seis años más tarde, en 2009, se repetiría la escena. José no respaldó a su hermano en esa contienda presidencial. Incluso, en su cuenta de Twitter sostuvo: “Las cosas claras. Mi voto está abierto. Lo ganará quien demuestre ser el mejor (o el menos malo) para Chile. Libertad, libertad mis amigos”.
Y aunque no se pronunció directamente sobre la segunda incursión a La Moneda de su hermano, su punto ha estado en la defensa de las AFP, las que ha comparado con un Mercedes Benz y que, a su juicio, es una de sus grandes obras. Desde ese lugar no dudó en cuestionarlo por impulsar reformas -en medio de las movilizaciones No+AFP-, llegando incluso a acusarlo de “ignorancia”. También tuvo una voz activa en el tema constitucional y varios coqueteos con los republicanos. En 2018, Kast dijo que lo nombraría ministro de Hacienda. Mientras que en abril de 2023, el economista encabezó una reunión en la sede de esa tienda, en la que participaron Kast y el abogado Cristián Valenzuela, entre otros. Las relaciones perduran hasta el día de hoy.
Piñera mantiene un departamento en la calle Callao, en Las Condes, y una casa en el sector Beranda de Cachagua, distante de la que tienen los Piñera Morel en el mismo balneario. Viaja con cierta frecuencia a EE.UU., país donde vivió por años, además de otros destinos en los cuales dicta charlas sobre el modelo de capitalización individual que subyace a la industria de las AFP.
De acuerdo a sus cercanos, por ahora está concentrado básicamente en la revista Economía y Sociedad, de la que es director. De hecho, sus últimos mensajes en la red X (antes Twitter) dicen todas relación con sus publicaciones y, en pocos casos, con la contingencia. El 20 de noviembre de 2023, por ejemplo, posteó: “Felicitaciones @jmilei y @GFrancosOk por gran triunfo con las ideas de la libertad. El desafío ahora es diseñar, aprobar y aplicar reformas estructurales que lleven a la prosperidad, como lo hicimos en Chile con la Revolución Liberal. Se puede y crearía “el milagro argentino”. Y aunque en el último tiempo ha cultivado un bajo perfil, la sorpresiva muerte de su hermano lo ubicó -sin que lo quisiera- en una primera línea.
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