El duro juicio a la Reforma Educacional de Bachelet
Malos resultados del Simce, dificultades en la implementación de la desmunicipalización y los dichos de la alcaldesa Karina Delfino sobre la repercusión del fin de la selección en los liceos emblemáticos son parte de las razones por las que hoy la Reforma Educacional de Michelle Bachelet está en tela de juicio. En este contexto, Criteria realizó una encuesta abordando los principales elementos de la reforma. Los resultados: una pésima evaluación a la educación pública y poca esperanza en el futuro.
Fue en enero de 2015 que la Cámara de Diputados despachó la ley que terminó con el lucro, el copago y la selección en el sistema escolar, uno de los pilares fundamentales de la Reforma Educacional que impulsó Michelle Bachelet en su segundo gobierno.
“No puedo dejar de decir lo contenta que estoy, porque ayer, tras meses de intenso debate, el Parlamento aprobó lo que, podríamos decir, es la primera parte de la Reforma Educacional. Y con este proyecto aseguramos que los recursos públicos se inviertan en la educación de nuestros niños, niñas y jóvenes, lo que nos parece que es un inicio para avanzar en calidad y también nos va a permitir que nunca más nuestros niños y niñas puedan ser discriminados por sus condiciones familiares o sociales”, dijo Bachelet el 27 de enero de ese año, en La Moneda.
A nueve años de ello, sin embargo, la mayoría de los chilenos evalúa negativamente tanto la calidad de la educación pública en Chile como los principales puntos involucrados en el paquete educacional que implementó la expresidenta.
Así lo establece la encuesta llamada “Evaluaciones ciudadanas sobre la Reforma Educacional”, de Criteria, realizada entre el 26 y el 29 de abril. Los números son tajantes: un 55% de la población considera que la calidad de la educación pública en Chile es mala o muy mala, lo que supone un incremento de 15 puntos porcentuales entre 2016 y 2024. Y al consultar por aspectos puntuales de la reforma -como la selección, el fin del lucro y el nivel de colegios municipales y subvencionados-, los resultados son parecidos: una mayoría de los encuestados los evalúa negativamente.
A partir de fines del año pasado se abrió el debate respecto de los resultados de la reforma educativa, tras las complicaciones en la implementación de los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP), los resultados del Simce -que se conocieron el 6 de marzo- y la sistemática caída de los liceos emblemáticos.
Las críticas incluso se escucharon desde el oficialismo. El 25 de febrero, la alcaldesa de Quinta Normal, Karina Delfino (PS), dijo a LT Domingo que “el fin de la selección jugó una mala pasada a los liceos emblemáticos. Duele verlos sin poder brillar”. La dirigenta de la “revolución pingüina” agregó: “Hoy hay una crisis educacional, y no es solamente de infraestructura, que fue lo que inicialmente nos movilizó en 2006. Hay una crisis de convivencia y de aprendizaje, que está siendo eclipsada por la crisis de seguridad”.
El análisis de Delfino encendió las alarmas en todo el espectro político e incluso motivó el anuncio de una “contrarreforma” educacional por parte de Chile Vamos que aún no ve la luz.
A una década
El sondeo -para el que se entrevistó a 1.000 personas de 18 años o más de todo el país, mediante panel online- profundiza en los elementos y promesas más fundamentales de la reforma al sistema escolar. Todas ellas obtienen una mala evaluación ciudadana.
Así, a la pregunta “a ocho años de la promulgación de la Reforma Educacional, ¿qué tan de acuerdo o en desacuerdo está usted con las siguientes afirmaciones sobre esta reforma?”, un 54% dijo estar muy de acuerdo o de acuerdo con que “la Reforma Educacional ha limitado la libertad de los padres de elegir el colegio donde estudiarán sus hijos”, mientras un 48% afirmó estar muy de acuerdo o de acuerdo con que “la Reforma Educacional ha debilitado a los colegios emblemáticos o de más alto rendimiento”. Por otra parte, un 45% dijo estar muy en desacuerdo o en desacuerdo con que “la Reforma Educacional ha mejorado la calidad de la educación que reciben los estudiantes”, con lo cual solo un 16% dijo estar muy de acuerdo o de acuerdo.
“Se aprecia un juicio negativo y pesimista respecto de la calidad de la educación pública. Tras la implementación de la reforma, la calidad (al menos la percibida), en vez de mejorar, ha empeorado”, afirma el director de Criteria, Cristián Valdivieso.
“La Reforma Educacional, aprobada por Bachelet a principios de 2015, tenía dos objetivos explícitos: disminuir la segregación en el sistema escolar y mejorar la equidad en los resultados del sistema educativo. Sin embargo, a 10 años de su implementación, hemos visto un retroceso en términos de equidad y un claro aumento en términos de segregación”, dice la investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP), Sylvia Eyzaguirre.
No opina lo mismo Gonzalo Muñoz, quien como jefe de Educación General del Mineduc en la época de Bachelet II fue uno de los responsables de impulsar la Reforma Educacional.
“Si consideramos que se trata de cambios complejos, graduales y que abarcan varias áreas del sistema educativo, creo que todos ellos han ido traduciéndose en avances concretos (como la gratuidad escolar o el aumento del tiempo no lectivo con el que cuentan los profesores) que hay que potenciar y sostener. Este tipo de datos hay que mirarlos en contexto. Entre 2016 y 2024 han pasado muchas cosas en el país. No podemos olvidar que hoy vivimos en un escenario general de desconfianza en las instituciones y políticas públicas, que condiciona este tipo de evaluaciones ciudadanas”.
En la misma línea, el ministro de Educación, Nicolás Cataldo (PC), señala que “endosar la reforma educacional del segundo gobierno de la expresidenta Bachelet la responsabilidad de una crisis en el sistema es totalmente desacertada. Es una apreciación que detrás esconde una visión ideológica y una visión que busca ocultar que un sistema municipal venía ya hace mucho tiempo en crisis”.
Los expertos profundizan sobre todo en los dos aspectos que mayor acuerdo concitan: la percepción de que la reforma limita la libertad de elegir colegios de los padres a sus hijos, y que ha debilitado a los emblemáticos.
La subsecretaria de Educación, Alejandra Arratia -quien al momento de debatirse la reforma era la jefa de la Unidad de Currículum y Evaluación del Mineduc-, apunta a la oposición. “Creo que había una campaña bien decidida de algunos sectores, que tienden a desinformar al respecto, porque, de hecho, si hay un cambio que la reforma hizo, es que sean los padres los que puedan elegir. Ahora son los padres los que eligen, en el fondo, a dónde quieren postular, y si el establecimiento tiene espacio, tiene que recibirlo, y si no tiene, entra en un sistema democrático, en el que todos van en igualdad de condiciones para repartir los cupos que hay”, dice. El sondeo revela que tal percepción es altamente compartida entre quienes se identifican de izquierda (40%), de centro (56%) y de derecha (61%).
En relación a la debilitación de los colegios emblemáticos, al desglosar por identificación política, esta es compartida por el 36% de quienes se dicen de izquierda, el 46% de quienes se dicen de centro y el 60% de quienes se identifican como de derecha.
El exministro Raúl Figueroa, director del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello, plantea que el estado de los emblemáticos es multicausal. “Los colegios emblemáticos se han visto afectados por una serie de factores que tienen que ver en algunos casos con temas de la reforma, como puede ser la selección académica, pero también por acciones más bien políticas vinculadas a la normalización de la violencia y la normalización de la paralización del sistema en esos liceos”, afirma.
Mario Waissbluth, fundador de Educación 2020 -que tuvo un rol fundamental en la reforma educativa de Bachelet-, es más categórico. Asegura que la caída de los emblemáticos comenzó una década antes de las reformas: “Fueron básicamente capturados por grupos anarcoestudiantiles. Me temo que eso es irreversible. Ya no están siquiera pudiendo llenar sus cupos, y muchos buenos postulantes se están yendo a más de mil Liceos Bicentenario, con la ventaja, además, de que están repartidos regionalmente. No fue la reforma educacional lo que los afectó”, dice.
Consensos
Por otra parte, el sondeo profundizó en algunos juicios ciudadanos sobre aspectos de la reforma, como el fin a la selección y al lucro.
Cristián Valdivieso, director de Criteria, asegura que “algunos principios ideológicos que inspiraron la reforma, y que en algún tiempo parecieron mayoritarios, han ido matizando o volviéndose claramente controversiales. Entre ellos que las ganancias de los sostenedores de colegios son per se negativas o que terminar con el lucro permite mejorar transversalmente la calidad de la educación”.
Los datos lo confirman. El mayor consenso en la encuesta fue en la afirmación “el nivel de los colegios públicos o municipales es más bajo que el nivel de los colegios particulares subvencionados”, donde un 67% aseguró estar de acuerdo o muy de acuerdo. Esto, además, fue apoyado mayoritariamente por personas de derecha, centro e izquierda.
En la misma línea, otro punto de encuentro fue el 46% que asegura estar de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación “si no se puede seleccionar a los alumnos, los colegios terminan ‘nivelando hacia abajo’”.
Finalmente, ante la afirmación “la eliminación del lucro en la educación ha hecho que la educación empeore”, un 36% dijo estar muy de acuerdo o de acuerdo, un 27% ni de acuerdo ni en desacuerdo y un 29% muy en desacuerdo o en desacuerdo. En este punto, Figueroa apunta que “el lucro no es un tema central a la hora de apuntar a la calidad. Y de alguna manera la ciudadanía yo creo que eso también lo ha ido entendiendo”. Por su parte, Waissbluth dice que “el fin del lucro, asociado al fin del copago y de la selección, ha llevado al sistema escolar chileno a tener las mismas prácticas de los países avanzados, donde el lucro en educación no es siquiera concebible, salvo en un pequeño segmento de los particulares pagados, y en Suecia, donde ha sido un verdadero desastre que están comenzando a eliminar. No la impacta en absoluto, como lo demuestran los resultados antes mencionados”.
Gobierno y “contrarreforma”
Por último, el sondeo arroja que la mitad de los encuestados cree que la calidad de la educación pública en Chile al final del gobierno de Gabriel Boric será mala o muy mala.
Desde el gobierno, el ministro Cataldo responde que estas sólo son sensaciones y que “las sensaciones se construyen en función de los estados ambientes. Cuando había una campaña sistemática de desprestigio de la educación pública, donde se toman elementos para enlodar a un sistema completo, lo lógico es que las personas terminan vinculando erróneamente estos temas y, por lo tanto, haciéndose una opinión o una sensación de que estamos peor, cuando en realidad los datos y las cifras nos indican cosas distintas. Por eso es importante hacer la discusión en base a evidencia, porque cuando lo discutimos en base a evidencia, generalmente los resultados son distintos a los que se permiten”.
Valdivieso (Criteria) se detiene en la metáfora de los patines que Nicolás Eyzaguirre, entonces ministro de Educación, utilizó para explicar los objetivos de la reforma. “Lo barato pareciera estar saliendo caro en la medida que la gratuidad, o el término del copago, en los hechos ha empeorado la calidad de la educación, debilitado a los colegios de mejor rendimiento y no ha mejorado la calidad de la educación que recibe el total de los alumnos”, dice.
“Siguiendo la lógica metafórica de los patines, la subjetividad mayoritaria percibe que la reforma bajó de los patines a unos, sin lograr acelerar el tranco de los otros y disminuyendo el ritmo del conjunto del estudiantado”, cierra.
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