El fortalecido poder de Xi y las dudas sobre su “liderazgo vitalicio”

El expresidente Hu Jintao pasa junto a Xi Jinping, a la derecha, y al primer ministro Li Keqiang durante la ceremonia de clausura del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China en el Gran Salón del Pueblo, en Beijing. Foto: AP

Con un histórico tercer mandato tras el XX Congreso del PCCh, el líder chino ratifica un poder que algunos comparan al de Mao. La incógnita: ¿Gobernará más allá de 2027?


Un estudio publicado esta semana por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) reiteró un análisis compartido por muchos expertos en el último tiempo con motivo del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), que concluyó ayer en Beijing. “Está prácticamente garantizado que saldrá del congreso del partido con un tercer mandato histórico de cinco años, y se espera ampliamente que refuerce su control sobre la colectividad colocando aliados políticos en puestos clave”, señaló el think tank de Washington en referencia al líder chino Xi Jinping.

Y así fue. Inmediatamente después de la clausura del XX Congreso Nacional del PCCh, la agencia estatal Xinhua anunció los integrantes del nuevo Comité Central, que supervisa a los 97 millones de miembros del partido. Cuatro miembros del Comité Permanente del Politburó, el máximo órgano de toma de decisiones en China, no estaban en la lista, entre ellos dos pesos pesados: el primer ministro Li Keqiang y el presidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, Wang Yang.

El diario South China Morning Post destacó que la reorganización fue “más grande de lo esperado”, ya que tanto a Li Keqiang como a Wang Yang les faltaba un año para la edad habitual de jubilación de 68 años y se habrían quedado, según la tradición.

Hu Jintao deja su asiento junto a Xi Jinping durante la ceremonia de clausura del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, en el Gran Salón del Pueblo en Beijing. Foto: Reuters

A ello se sumó un extraño y tenso incidente protagonizado por el expresidente y antecesor de Xi, Hu Jintao (2003-2013), de 79 años, quien fue sacado a la fuerza del recinto en la clausura del cónclave. Si bien algunos hablaron de un posible malestar físico, muchos vieron en ello una purga. De confirmarse, Xi aseguraría su control absoluto sobre el PCCh durante al menos los próximos cinco años. De hecho, Li Keqiang y Wang Yang eran parte de la facción de Hu, definida como más liberal y pragmática.

“La expulsión de Hu Jintao del Congreso del Partido Comunista Chino culmina la liquidación de la corriente asociada al expresidente. El objetivo final es acabar con la herencia de Deng Xiaoping, señalado como responsable del desarrollo desequilibrado de las últimas décadas”, escribió ayer en el diario El País el asesor emérito del Observatorio de la Política China, Xulio Ríos, en una columna titulada “Xi y el xiísmo a la enésima potencia”.

“Xi comprensiblemente quiere construir un equipo joven que pueda apoyarlo durante los próximos cinco años y más”, apuntó South China Morning Post, que lo calificó como “el líder político más poderoso desde Deng Xiaoping”, si bien hay varios que incluso sostienen que acumuló un poder que no se veía desde la época de Mao Zedong.

Xi Jinping observa cómo Li Keqiang levanta la mano para votar en la ceremonia de clausura del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China en el Gran Palacio del Pueblo, en Beijing. Foto: AP

Pero los expertos en China son renuentes a esta última comparación. “Xi no es Mao. Aunque en la anunciada modificación de los estatutos del partido se eleve un poco más su ‘pensamiento’, acortando la denominación, lo cierto es que su autoridad es ‘narrativa’, a diferencia de la de Mao -o Deng Xiaoping-, que cabría considerar como ‘natural’, así reconocida por propios y extraños, consecuencia de su protagonismo legendario en la revolución y después de ella”, señaló el propio Ríos en la columna “Dos tipos de ‘autoridad’ en el PCCh”, publicada el jueves en el Observatorio de la Política China.

En la misma línea, Pamela Aróstica, directora de la Red China y América Latina: Enfoques Multidisciplinarios (Redcaem), explicó a La Tercera que “si bien el XX Congreso del PCCh reafirma el poder de Xi, ello no necesariamente implica que su figura pueda equipararse a la de Mao, quien fue el artífice de la realidad política de China”.

“No creo que sea útil comparar a Xi con Mao”, dijo a este medio Bonnie Glaser, directora del Programa Asia del Fondo Marshall Alemán de Estados Unidos. En todo caso, reconoce que “con el apoyo del congreso del partido y los arreglos de personal resueltos, Xi estará facultado para impulsar sus agendas de política interior y exterior”. “Es probable que siga teniendo un pequeño círculo interno de asesores, lo que limitará su acceso a ideas y críticas alternativas, y aumentará el riesgo de políticas fallidas y potencialmente aumentará el riesgo de crisis y conflicto”, advierte.

El presidente de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, Wang Yang, canta el himno nacional en una recepción en el Gran Salón del Pueblo, en Beijing. Foto: Reuters

“Xi ya tiene mucho poder”, afirma Jean-Pierre Cabestan, profesor emérito del Departamento de Gobierno y Estudios Internacionales de la Universidad Bautista de Hong Kong. Pero el académico cree que “su estatus se va a fortalecer”. “Su pensamiento se incluirá en la constitución del partido y su nuevo título será ‘líder del pueblo’. Será más poderoso en el sentido de que más de sus aliados dominarán el Politburó y su Comité Permanente”, explica a este medio.

Pese a este poder, Victoria Tin-bor Hui, profesora asociada de Ciencias Políticas en la Universidad de Notre Dame, es crítica sobre los desafíos que enfrenta Xi. “Podría continuar al mando de la cima del poder solo si puede entregar y compartir la riqueza material. El tipo de rápido crecimiento económico que había ayudado a mantener felices a los privilegiados desde Tiananmén (1989) llegó a su fin con las propias acciones de Xi, especialmente con la política de Covid Cero. Xi domina el poder bruto y ninguna legitimidad”, comentó la experta en China a La Tercera.

Los delegados aplauden mientras Xi Jinping habla durante la ceremonia de apertura del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, en Beijing, el 16 de octubre pasado. Foto: AP

Con 69 años de edad, la permanencia de Xi en el poder es un tema de debate. “La extensión de su mandato más allá de 2027 es una probabilidad, pero también hay que considerar las fisuras al interior del PCCh debido a la ruptura de acuerdos basales, como los límites en el mandato y la alternancia en el poder entre facciones, con la regla que habilita la selección de líderes menores de 67 años y obligaba al retiro a los mayores de 68 años”, explica Aróstica.

“El liderazgo ‘vitalicio’ de Xi es harto improbable y cabe desear que se desmienta con la plasmación de un delfín que pueda relevarle en 2027, cuando tendrá 74 años. En caso contrario, se estarían sentando las bases de una grave crisis política a corto plazo”, vaticina Xulio Ríos.

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